La Diputación Provincial de Vizcaya, en 1950, otorgó por unanimidad a Francisco Franco la máxima distinción establecida por su reglamento de honores. Decidió entregarle la Medalla de Brillantes de Vizcaya, así como reservar el primer asiento del Libro de Oro dónde se escribió su nombramiento como "Primer Vizcaíno de Adopción y Honor".
El 21 de febrero, la Diputación Foral de Vizcaya, a través de su portavoz, Juan Mari Aburto, ha revocado el nombramiento 37 años después de la muerte del Caudillo. Los secesionistas del PNV justifican su poco gallarda actuación en aplicación de la Ley de Memoria Histórica aprobada por el socialista Rodriguez Zapatero en 2008.

De esta forma, ha indicado Aburto, a Franco "se le retira ese título" en una actuación "fiel a lo que la Ley de Memoria Histórica demanda", ya que "el acuerdo en el que se otorga ese honor se habla incluso de la Santa Cruzada, lo que creemos que es una exaltación no permitida por la Ley de Memoria Histórica, a la que tenemos que ser fieles por convencimento jurídico y, sobre todo, por convencimiento moral".

Es una nueva muestra de la extensión de la hora de los enanos, incapaces de realizar otra política que no sea la división, la difamación de los muertos y el rencor.