ANTE LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO SOBRE LA EXHUMACIÓN DEL GENERALISIMO. COMUNICADO DE LA FNFF

08 de julio de 2020 por Redacción FNFF

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Ante la comunicación de los fallos desestimatorios por parte de la Sección 4ª de la Sala de lo Contencioso-administrativo del Tribunal Supremo que ayer día 7 deliberó sobre sendos recursos interpuestos por esta Fundación contra los acuerdos del Consejo de Ministros de 15 de febrero y de 11 de octubre de 2019, esta Fundación se ve imposibilitada para hacer ningún tipo de valoración jurídica de las sentencias por ignorar los fundamentos jurídicos que sustentan y justifican estas desestimaciones hasta que nos sean notificadas las mismas. 
No obstante, sí podemos manifestar la reiterada contumacia de este tribunal en no enmendar tan patente profanación de una sepultura y, a nuestro juicio, el atropello al estado de derecho, ignorando el consentimiento de la familia -que ostenta la tutela y propiedad de los restos profanados y de las sepulturas en la Cripta de la Almudena-, los derechos de la Iglesia y en contra de los derechos humanos y derechos fundamentales de las personas.
Igualmente, desconocemos las razones por las que este tribunal no ha planteado ante el Tribunal Constitucional la cuestión de inconstitucionalidad sobre determinados preceptos de la nefasta Ley de Memoria Histórica, tal y como proponíamos en nuestros recursos. Una vez que se conozcan las sentencias, esta Fundación interpondrá el oportuno recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional por entender que la Ley 52/2007, de 26 de diciembre, de la Memoria Histórica atenta y es contraria a los principios y derechos constitucionales.
Terminamos este comunicado recordando, como ya hicimos en otra ocasión, el coraje y la congruencia de dos magistrados de esa misma Sala de lo Contencioso-administrativo del Tribunal Supremo -Don Salvador Alarcón Horcas y Don Jesús Arias de Velasco (entonces presidente de dicha Sala)- que en el verano de 1936 fueron cobardemente torturados y asesinados por la turba frentepopulista (que los llamados memorialistas pretenden “elevar a los altares” en un claro ejercicio de resentimiento sectario y sin una oposición que haga honor a la valentía demostrada por sus correligionarios de entonces), por negarse a vivir traicionando sus principios y convicciones en defensa del estado de derecho.

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