Sistema IFF versus partidos políticos

11 de febrero de 2019 por Redacción FNFF

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Presenciando ayer domingo 10 de febrero, en Madrid, desde mi atalaya en la confluencia de las calles de Diego de León con Serrano, me sentía participe de ideas y me identificaba como “amigo” de los que acudían, en sosegado y responsable desfile, hacia la manifestación en la plaza de Colon de Madrid, anunciada y convocada contra las recientes actuaciones del presidente del gobierno Pedro “el felón”.

Y quiero manifestar que me sentí identificado con mis compatriotas que allí vi.

Solo tuve un momento de duda preventiva propiciada por tanta falsa noticia “FAKE NEWS” recibida, en los últimos meses, respecto a las actuaciones de este “desgobierno” y sus “palmer@s” a través de las redes sociales. Recordaba mis tiempos de trabajo como integrante de la defensa antiaérea y rememoraba la importancia de un completo sistema IFF de última generación. En telecomunicaciones, el identificador amigo-enemigo, o IFF por sus siglas en inglés (Identification Friend or Foe), es un sistema de identificación criptográfica.

Dentro del campo militar, sirve para distinguir a aeronaves o a vehículos enemigos de los que no lo son. Específicamente sirve para identificar amigos porque los no identificados como amigos se presumen y derriban como enemigos. El sistema IFF en su funcionamiento se basa en el establecimiento de una lista enorme de retos que sólo pueden resolver los equipos amigos.

El sistema, que quiere saber si otro sistema es amigo o enemigo, interroga al otro sistema proponiéndole un reto. En función de si la respuesta del interrogado es correcta o no, se identificará como amigo o enemigo. Recuerdo que aunque el enemigo escuche y copie la respuesta esta no le servirá porque la próxima vez, que el sistema interrogue, se cambiará el reto utilizado para interrogar.

Hacia 2017, los militares rusos debieron recibir los identificadores individuales amigo-enemigo (IFFI).

Este intercambio de señales especiales permite diferenciar a los representantes de su parte en el campo de batalla, independientemente del uniforme, camuflaje, etc. que utilicen. Los expertos señalan que la distribución de estos sistemas, en el nivel táctico, puede ayudar a reducir las pérdidas “del fuego propio” durante el combate. El combatiente equipado con estos identificadores podrá distinguir entre el amigo y enemigo, mirando a la pantalla de su dispositivo, similar a un teléfono móvil. El dispositivo muestra la ubicación actual de cada soldado, en un mapa electrónico, y la ubicación de las fuerzas amigas.

Si a los que acudían a la manifestación, al principio referida, los tenía ya identificados como amigos no me ocurrió igual al tratar de identificar a los líderes políticos “reunidos en la diversidad de sus mensajes” que querían utilizar su presencia en la plaza de Colón para ganar prestigio y votantes.

Del análisis histórico de la opinión, del ahora denostado Francisco Franco, acerca de los partidos políticos recordaba yo que en multitud de ocasiones, en sus casi cuarenta años de gobierno, dejó testimonio de su pensamiento político y de su frontal rechazo a los partidos políticos, conocedor de sus fines e intereses reales por su propia experiencia histórica.

Decía Franco:

«Si a los regímenes políticos hemos de juzgarlos por sus frutos y con la serenidad que nos dan los años transcurridos haciendo balance, ya no de lo alcanzado, sino de lo que bajo el signo de la democracia liberal hemos perdido, llegamos a la conclusión que no podría concebirse un sistema más dañino para los intereses de la Patria y para el bienestar y el progreso de los españoles que el que hasta 1936 padecimos. No es necesario en esto descender al detalle de hechos tan tristes y calamitosos.» (Discurso ante las Cortes Españolas, 1955)

Decía Franco de la ineficacia de los partidos políticos: «Cada día se acusa con mayor claridad en el mundo la ineficacia y el contrasentido de la democracia inorgánica formalista, que engendra en sus mismas entrañas una permanente guerra fría dentro del propio país; que divide y enfrenta a los ciudadanos de una misma comunidad; que inevitablemente alimenta los gérmenes que más tarde o temprano desencadenan la lucha de clases; que encienden la unidad nacional al disgregar en facciones beligerantes unas partes de la Nación contra las otras; que mecánica y fatalmente provocan con ritmo periódico la colisión entre las organizaciones que se dicen cauces y mecanismos de representación pública; que en lugar de constituir un sistema de frenos morales y de auxiliares colaboradores del Gobierno, alimentan la posibilidad de socavar impunemente el principio de Autoridad y orden social.» (Mensaje de fin de año, 1959)

Decía Franco de la redención de los partidos políticos «La participación del pueblo en la gestión de la "res pública" es, además de un derecho, una obligación al mismo tiempo que una exigencia natural de la sociedad, y bien sabido es que todo derecho natural y toda exigencia de la naturaleza dispone de sus medios naturales para el ejercicio de ese derecho y la satisfacción de esa exigencia.» (Mensaje de fin de año, 1959)

Decía Franco de los partidos políticos como uniones artificiales «Todos hemos conocido, especialmente los que ya somos viejos, la ficción de los partidos políticos, en los que la relación entre representantes y representados se limita a la elección entre varios nombres que los comités de los partidos les presentan, y que en la casi totalidad de los casos los electores desconocían; pero una vez lograda la investidura obraban a su antojo, sin tener en cuenta los intereses y la voluntad de los votantes. A ello oponemos nosotros nuestra democracia orgánica, en la que la representación se hace a través de la familia, del municipio y del sindicato, en los que el hombre vive y se encuadra, y en la que los elegidos mantienen vivo el vínculo con la asociación que les designó, sin que puedan traicionar los legítimos y homogéneos intereses de los representados; pero aún con ser esto tan sincero, no nos basta para satisfacer las verdaderas esencias de una democracia. Consideramos necesario que la democracia sea cosa viva, que todos participen en la cosa pública, y de aquí esos periódicos congresos económico-sindicales provinciales en que en consejo abierto se debaten los problemas de la provincia y donde las aspiraciones encuentran un cauce para su elevación directa a los poderes públicos, que, recogidas más tarde por el Gobierno, se vienen convirtiendo en proyectos de ley.» «Y aún tenemos más: existe en nuestra legislación básica la institución del referéndum, por la cual han sido sometidas a la aprobación del país sus leyes fundamentales y le son sometidas las demás leyes de reconocida trascendencia.» (Discurso pronunciado en Valencia en junio de 1962.)

 

Es también Historia que Pasqual Maragall abrió la caja de Pandora, en febrero de 2005, con aquella frase de “Ustedes tienen un problema, y ese problema se llama 3%” a la que el jefe de la oposición, Artur Mas, le respondió que “había perdido los papeles” y que era necesario entre PSC y CiU “un círculo de confianza, que no de amistad”. Parece que haya pasado una eternidad desde ese momento que echó por tierra la metáfora del oasis catalán y que venía a poner, en negro sobre blanco, los verdaderos intereses de los partidos políticos como verdaderas empresas de intereses “PARTIDISTAS”. Con los años este “círculo de confianza, que no de amistad” se consolidó como mito, lo mismo que el “pactismo catalán” frente al comportamiento castellano. El “no nos haremos daño” entre las élites políticas o la cortesía parlamentaria se contraponía, favorecida por una interrelación familiar que los periodistas Pere Cullell y Andreu Farràs mostraron en un libro homónimo, con expresiones como la de “tahúr del Misisipí” que Alfonso Guerra dedicaba a Adolfo Suárez.

En el imaginario catalanista pervive la concepción que señala a Ciudadanos — pese a ser una formación autóctona— como introductora de ese estilo de confrontación en el Parlamento y asume que ha sido quien ha llevado la “españolización” de la política a la cámara catalana. Ya he dicho en otros foros que los portavoces parlamentarios, cuando hablan desde el atril, con demasiada frecuencia no lo hacen para el resto de diputados sino para que el mensaje se recoja, sobre todo, en Twitter y Facebook y llegue a un público cada vez menos interesado por el análisis reposado del papel y más en el consumo rápido del móvil, que en vez de generar dudas y reflexión no hace sino consolidar la posición propia. Recientemente leíamos que el Ministerio de Defensa español actualizará, a través de la Dirección General de Armamento y Material, hasta el set “modo 5” su sistema de IFF para la Defensa Aérea Española. Esperemos que también los votantes españoles sepamos utilizar con eficiencia el sistema IFF (modo 5) con los partidos políticos cuando próximamente seamos llamados de nuevo a las urnas. Jaime Luis Ortiz de Loza

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