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Adolfo Coloma
Coordinador General de las Delegaciones Provinciales de FNFF
En el día de ayer tuvo lugar en el Casino Militar de Madrid (¡Bravo por el Casino!) la presentación en sociedad de la “Asociación por la Reconciliación y la Verdad Histórica”. Esta asociación que nace como contrapartida a la sectaria, fratricida, antidemocrática y mal llamada Ley de la Memoria Histórica del Gobierno del presidente Zapatero.
Ante tamaño despropósito, que lejos de buscar la auténtica reconciliación entre los españoles y la justa reparación y búsqueda de restos de los caídos que aún pueden quedar sin recibir piadosa sepultura, imponiendo un único relato de corte político como verdad inapelable; un grupo de profesionales de diversos campos (historiadores, abogados y arquitectura, entre otros) se han unido para buscar y defender la verdad histórica desde el rigor de la investigación y la defensa del patrimonio artístico cultural de un período de la historia de España que se pretende ahora “talibanizar” . Aunque lleva ya algunos años trabajando desde la sociedad civil, fue ayer cuando se presentó en sociedad en una sala abarrotada de público interesado en esta cuestiones que a todos los españoles nos afectan.
El acto, coordinado por el valiente periodista y director de Decisión Radio Javier García Isaac, tuvo como protagonistas a tres destacados intelectuales: Fernando Paz, Guillermo Rocafort y Antonio Nadal. Todos ellos reconocidos e incansables luchadores de la búsqueda de la verdad histórica, como ponen de manifiesto sus numerosas publicaciones.
Guillermo Rocafort, que se ha dado a conocer como defensor de la figura del General Millán-Astray, fundador de La Legión abordó la necesidad de coordinar los esfuerzos de la sociedad civil, poniendo de manifiesto algunos de los logros conseguidos hasta el momento sin ayudas públicas y gracias al compromiso individual de muchos intelectuales que tienen que tratar de compatibilizar sus trabajos, investigaciones y publicaciones, con su vida profesional y familiar.
Por su parte, Fernando Paz hizo una reflexión en voz alta de la torticera ley de memoria histórica, poniendo de manifiesto el sectarismo y contradicciones del texto y la posición que han mantenido los diferentes partidos con y frente a ella. Singularmente abordó el fiasco que supuso la promesa electoral de derogarla, formulada por el candidato a la presidencia del gobierno Mariano Rajoy, para olvidarse de ella en cuanto pisó las alfombras de la Moncloa. Fernando Paz hizo así mismo un sucinto análisis de lo que se nos viene encima, si no reaccionamos a tiempo, con la pretendida ley de la memoria democrática, cuyos máximo exponentes son la desacralización del Valle de los Caídos y la apología del franquismo con la pretensión de acallar la voz de la Fundación Nacional Francisco Franco.
Finalmente, el profesor Antonio Nadal, con una amplísima formación y experiencia docente en España, Hispanoamérica y algunos países de la extinta Unión Soviética, puso de manifiesto la necesidad del estudio histórico efectuado con rigor, buscando las fuentes y huyendo de toda veleidad política. Reivindicó la necesidad de abrir los archivos oficiales y desclasificar su documentación.
Todas las intervenciones fueron interrumpidas por salvas de espontáneos aplausos de un público variopinto convocado por la autentica necesidad de superar el adoctrinamiento al que estamos siendo sometidos. En todas ellas, aun sin nombrarla, estuvo presente la Fundación Nacional Francisco Franco, bien para poner de manifiesto lo incierto que resulta la apología del franquismo, desde el punto de vista jurídico, o por el ostracismo, cuando no persecución que sufren los defensores de la figura del caudillo por poner de manifiesto los muchos logros de su magistratura en los campos económico, y social.
Ojalá que, utilizando las propias palabras de Fernando Paz, el acto de ayer “no haya sido una estación de llegada sino un punto de partida” Y la Asociación por la Reconciliación y la Verdad Histórica sea además punto de encuentro de otras asociaciones similares que están proliferando a lo largo de toda nuestra piel de toro, como la Asociacion Nacional Victimas del Frente Popular, de nuestro infatigable Calín, en la Coruña, o la más incipiente Plataforma de las Victimas y Represaliados de la Segunda República, de Barcelona y por qué no decirlo, nuestra fundación que pone todos su patrimonio y archivo a disposición de los investigadores. Todas ellas con sus propios afiliados, simpatizantes, fines y medios, pero aprovechando las sinergias de todas con un fin común: Paralizar la tramitación de la esperpéntica ley de memoria democrática que no persigue en ningún caso la reconciliación, sino la vindicación.