Está muy viva la Fundación Nacional Francisco Franco, por el Gral. Adolfo Coloma

 

Adolfo Coloma

Fundación Nacional Francisco Franco

 

Es el nuestro un mundo de ruidos, de gestos histriónicos. Solo lo extremo llama la atención. Del “tanto tienes, tantos vales” de la coplilla del inolvidable Rafael León, hemos pasado al – Vales tanto como “likes” aparecen en tu perfil-. Y si cientos de móviles se alzan con sus cámaras en ristre para inmortalizar una situación y compartirla con un pie de imagen que venga a decir – quillo, yo estuve allí – tanto mejor. Ante la visión de un exabrupto, una felonía, un crimen o un simple bulling, siempre aparecen alrededor más de los que su reacción es la de grabarlo antes de la de tratar de auxiliar o poner remedio al problema.

Y ¿qué decir de la educación? Pretenden reducirla aún más a números, cifras y técnica. Solo Pesar, medir, contar, eso sí, en las unidades que se nos fijen ¿Para que perder el tiempo en enseñar a construir el pensamiento a partir del conocimiento de los grandes pensadores que ha ido dando eso que llamamos humanidad? ¿Para qué enseñar la historia cuando hechos del pasado pueden contradecir la realidad que trata de imponer una ideología perversa? ¿O simplemente restar valor nuestras creencias y tradiciones que como unidad de destino han ido formando nuestra identidad?

 ¿Hay que aceptar todo eso como tal, simple y llanamente porque hay que ir con la mayoría o porque es lo pretendidamente moderno? Nosotros creemos que no. Frente a un mundo en el que todo se acepta instalado en el relativismo moral, que hace table rasa del pasado para evitar ponernos ante el espejo de nuestras contradicciones; nosotros creemos en la igualdad de las tierras de España respetando su diversidad y desde luego creemos en la igualdad de todos los españoles vivan donde vivan, desde Cadaqués hasta el faro de Orchilla en la Isla del Hierro y desde el Cabo Finisterre hasta Melilla. Reivindicamos una España solidaria en la que los límites de sus demarcaciones no supongan muros de contención contra el agua que fluye entre comunidades. Queremos entendernos entre todos nosotros, gracias a ese tesoro exportado durante siglos a más de medio mundo nuestro idioma español. Y añoremos un pasado no tan lejano, al que hoy se quiere sumir en el ostracismo a base de manipulación, torticera subvención y decretazo y tente tieso. Conscientes, absolutamente conscientes de que el pasado no se puede revivir, pero sí que puede ser fuente de inspiración. Porque los hombres pasan pero sus obras quedan, los componentes de la Fundación Nacional Francisco Franco nos alzamos con serena determinación y convicción en pro de esa España más fuerte, solidaria y unida que nos entregó quien rigió sus destinos en el periodo más fecundo de su historia moderna.

Luego diréis que somos cinco o seis, que la Fundación Nacional Francisco Franco (FNFF) no es más que esa cara visible y la voz inconfundible de su presidente, el General Juan Chicharro al que todos los platós de televisión recurren para buscar su posicionamiento ante determinados acontecimientos que mueven las conciencias de muchos, para cortar luego, por aquí y por allá a base de tijeretazos de tal forma que lo que quede se acomode a una linea editorial impostada más que al decir y sentir del personaje. Pues no. Otra vez no. Hoy la FNFF se asienta en todas las provincias de nuestra geografía. Tan es así que hemos tenido que organizar delegaciones provinciales en la mayor parte de ellas para vertebrar nuestra organización, permitiendo así relacionarse con los amigos y benefactores de sus demarcaciones forma que a todos llegue nuestra voz y su mensaje, y ellos puedan llevar a todos los confines el propósito y finalidad de la fundación que no es otro que el de difundir, promover y defender con rigor histórico, la figura y obra de Francisco Franco y el Estado que él creó.

Para ponernos al día, conocernos entre nosotros mejor y analizar el futuro que tenemos por delante, nos hemos reunido cerca de Madrid, en un ambiente austero, me atrevería a decir casi monástico, delegados venidos de toda España con destacados miembros del Patronato de la FNFF y la dirección, comprobando que, por más que se nos pretenda silenciar, la fundación hoy más que nunca está viva, pero que muy viva.

Hemos tenido la oportunidad de escuchar la voz de nuestros delegados que han compartido sus experiencias para hacer oír sus voces en entornos a veces hostiles. Nos han relatado cómo a través de las redes sociales se comunican, convocan actos sociales culturales, o religiosos y están presentes en las calles. Así mismo, cómo se unen a grupos afines con los que compartimos ideales, valores y objetivos.  Y también hemos oído su pesar por las dificultades que a veces encuentran para poder conseguir en fechas señaladas una misa en sufragio del alma de quien fue proclamado por el Vaticano Caballero de la Orden de Cristo, que vivió y quiso morir en el seno de la Iglesia Católica cuando le llegó la hora de rendir su último aliento.

Es cierto que muchos nos dan por amortizados y hasta por extinguidos. Más de un delegado comentaba, entre la hilaridad y la sorpresa, que al entablar conversación con el taxista que le conducía de la estación y el hotel le expresara – “pues me alegro de saber de Vds, porque yo pensé que les habían disuelto”-. No es muy de extrañar tal manifestación a tenor de la pomposa declaración del presidente Sánchez desde TVE ante millones de españoles: – “Vamos a ilegalizar la Fundación Nacional Francisco Franco”- Como si en un estado de derecho el ejecutivo pudiera fulminar de un decretazo una entidad pública que cumple con todos los requisitos legales, negándole la voz y la palabra escrita, simplemente porque no sigue sus dictados o se opone frontalmente a ellos, como sucedió con la luctuosa profanación de la tumba de Francisco Franco, contra la voluntad de su familia y ante la pasividad de la Iglesia por la que El tanto hizo.

Ha sido por eso muy útil la orientación legal que nos ha proporcionado un especialista en temas de memoria histórica, orientando la actuación de los delegados en la más estricta legalidad, para hacer frente a las restricciones la iconoclasta y cainita ley de la mal llamada memoria histórica. Y lo que se nos puede venir encima si se llegara a aprobar el revanchista proyecto de memoria democrática con la pretendida “apología del franquismo”. En la familia de la FNFF reivindicamos la justa memoria de los caídos, pero jamás humillamos a los del bando contrario. De hecho, y orientados por la luz que emite la Santa Cruz del Valle de los Caídos “Templo votivo del perdón y la reconciliación”, en el curso de nuestra reunión hemos asistido a una misa y aquí sí hemos pedido por los caídos de ambos bandos en la guerra que asoló y dividió deseando que en el otro mundo hayan encontrado la paz y reconciliación que no encontraron en éste.  Recordamos sin humillación, perdonamos de corazón, pero no olvidamos.

Las palabras de ese Castellano de pro que es Ricardo Alba, con su verbo cálido y certero, nos enardecieron a todos los reunidos al recordarnos que “Franco está en la historia por muchos motivos, pero fundamentalmente por el hecho de haber derrotado al comunismo y por haber transformado una España mísera en una España unida, próspera y fuerte”. Verdad incontestable, respaldada por hechos y cifras que reflejan la magnitud de su obra social y renovadora. Un auténtico milagro económico.

Hoy en día está muy viva la Fundación Nacional Francisco Franco y ha salido más unida y fortalecida de la reunión que hemos mantenido este fin de semana. En palabras de nuestro presidente “No somos una plataforma política ni representamos a nadie, solo a la historia” y en ese terreno nos movemos. Ofrecemos nuestra voz y la palabra a quien la quiera escuchar y desde luego la vamos a mantener por todos los medios legales a nuestro alcance. Ofrecemos el archivo histórico de la fundación a quien quiera investigar, tocar con partitura y no de oído. Manteniéndonos firmes en las finalidades que marcan nuestros estatutos y ajenos a toda veleidad política, nos unimos y apoyamos a otros grupos y asociaciones afines a los que nos une un propósito común, cual es la unidad de España y la igualdad entre todos los españoles, así como la defensa de nuestra historia, nuestra cultura y tradiciones y la fe católica, mayoritaria en nuestra piel de toro.

Somos muy conscientes de que en los sanguinos ojos de alguno estamos, pero no nos arredramos. Sabemos que más de uno quisiera cobrarnos como si pieza de caza se tratara y no nos cobijamos en madriguera alguna. Y también conocemos el terreno en el que nos movemos, nuestros delegados nos transmiten sus opciones y necesidades. Nosotros tenemos que atemperarlas para que puedan realizar su tarea protegiéndolos de ese clima de ruidos y  ofensas de todos tipo a las que me he referido  al comienzo.

Porque es cierto que estamos abocados, al menos a corto plazo a una estrategia defensiva. Pero aún en esta situación, la Fundación Nacional Francisco Franco tiene vocación de vanguardia intelectual para difundir, promover y promover la verdad histórica y de la figura y obra de Francisco Franco y de la España que él nos dejó.


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