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Andrés Bartolomé
La I Bandera Comandante Franco, que pertenece al Tercio Gran Capitán de la Legión con base en Melilla, rinde homenaje a Francisco Franco por haber sido su primer jefe en 1920. La unidad militar está cerca de perder su denominación original por empeño de EH Bildu y la aparente disposición favorable del Gobierno. Es una cruzada particular del diputado abertzale Jon Iñarritu, que ya en octubre de 2020 hizo una pregunta clara y directa en la Comisión de Defensa del Congreso: «¿Le parece normal que a estas alturas siga habiendo una unidad militar con el nombre de un genocida y un dictador?», se dirigió a la subsecretaria de Defensa Amparo Valcarce. La respuesta fue que las modificaciones en base a la Ley de Memoria Histórica no habían afectado hasta entonces al nombre del destacamento legionario, aunque seguiría dándose pasos en aplicación de la normativa legal.
El pasado 24 de febrero, Iñarritu volvió a la carga, interpelando a la Mesa del Congreso con solicitud de respuesta por escrito: «¿Es cierto que el Ministerio de Defensa ha decidido cambiar el nombre de la unidad de la Legión denominada I Bandera Comandante Franco, en honor al dictador Francisco Franco?»; «¿cuándo se va a producir dicho cambio?», y «¿cuál será la nueva denominación?».
En la contestación, el Gobierno dice que abre la puerta a «nuevas previsiones» en la Ley de Memoria Democrática, la misma respuesta que dio cuando se le preguntó por las calles del Arsenal de Ferrol, que finalmente fueron cambiadas por Defensa, aunque desde el departamento que dirige Margarita Robles señalaran que se trataba solo de renombrar el callejero interno de la base de la Armada, sin relación con la ley.
El previsible cambio de nombre ha hecho saltar las alarmas en la Fundación Nacional Francisco Franco (FNFF) y la Plataforma Patriótica Millán Astray, que teme que peligre la memoria del fundador de la Legión en la X Bandera Millán Astray del Tercio Alejandro de Farnesio 4º, y considera «muy grave» la eliminación de la Bandera Comandante Franco. «Sería un escándalo, es la más emblemática del Tercio», señalan fuentes de la entidad.
Hay que recordar que Francisco Franco fue uno de los colaboradores más cercanos a José Millán-Astray y, como comandante, asumió el mando –el 7 de octubre de 1920 en el Acuartelamiento García Aldave en Ceuta– de la primera bandera de las tres que formaban entonces la Legión.
Desde la Fundación Franco aseguran que «la mera posibilidad de que el Gobierno socialcomunista retire el nombre no nos sorprende en absoluto», en palabras de su presidente ejecutivo, Juan Chicharro. «Dan igual cualesquiera argumentos que se pretendan argüir. Odio y odio, nada más». Según el hoy retirado general de Infantería de Marina, «aquellos que fueron capaces de profanar la tumba del Generalísimo Franco, en connivencia con instituciones que le debían todo, no nos sorprende que quieran ahora borrar quizás el último vestigio que queda en el Ejército de quien les venció con las armas en la guerra y, desde luego, también después en la paz». Sin embargo, para Chicharro, «los valientes legionarios herederos del espíritu del comandante Franco llevarán siempre grabado en su corazón el recuerdo y respeto de quien fue su primer jefe. Eso no lo podrán borrar nunca».
Por su parte, la Plataforma Millán Astray, asociación de Veteranos Legionarios y Simpatizantes, manifiesta que, en el caso de que se consume el intento de quitar el nombre de Franco a la unidad, «llevará a cabo acciones judiciales para mantenerlo, porque honra a los legionarios que sirvieron en ella» y porque «además no entra en el marco de la Ley de Memoria Histórica, pues se refiere al Franco que como comandante de la Legión salvó a Melilla del exterminio de los rebeldes de Abd el-Krim y otras heroicidades», hechos que tuvieron lugar «entre 1920 y 1927, mucho antes de comenzada la Guerra Civil».
Estas fuentes aseguran que, «al igual que hemos defendido con éxito en los tribunales al fundador de la Legión de todos los ataques de los agitadores del odio, también haremos lo propio con su primer lugarteniente, el comandante Franco, y también volveremos a tener éxito, porque la Justicia está con nosotros y nos dará la razón».
Por su parte, el general Chicharro abunda en los motivos de desacuerdo ante una previsible decisión desfavorable hacia la figura de Franco. Y coincide con los veteranos legionarios en que «en ningún caso» se justificaría «al amparo dudoso de la Ley de Memoria Histórica, como no lo ha sido tampoco la retirada del nombre del infante de Marina Lois en el Arsenal de Ferrol». En su opinión, «podrán cambiar oficialmente el nombre de Franco de la Bandera legionaria», pero «jamás de la historia», donde «ya está y estará por los siglos de los siglos, les guste o no».