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Por Carlos Fernández Barallobre
El Consejo de Ministros del 13 de agosto de 1965, celebrado en el Pazo de Meirás, aprobaba el decreto que modificaba el plan comarcal de ordenación urbana de la ciudad de Barcelona y el plan parcial de ordenación urbana de la zona comprendida entre las plazas de Calvo Sotelo y del Papa Pío II, en lo que se refería al cambio de uso y ordenación de volúmenes de la supermanzana limitada por las calles de Vallespir, Marqués de Setmenat, Numancia y Travesera de Las Corts, donde se encontraba situado el antiguo campo de fútbol, propiedad del C.F. Barcelona, de Las Corts.
Aquella decisión del gobierno del Generalísimo Franco se convertiría, debido a su enorme importancia y calado, en la tabla de salvación para un endeudado C. F. Barcelona, que redundaría de forma decisiva en beneficio de los intereses económicos y, en consecuencia, deportivos, de la prestigiosa entidad para los años venideros.
Aquel Decreto aprobado por el gobierno iba a permitir al Barcelona salir de la crisis económica en la que estaba sumido, tras la inauguración de su nuevo estadio en 1957, y tras más de seis años de lucha ininterrumpida, conseguía hacer prevalecer los intereses de la entidad. Al fin llegaba la esperada noticia de que al club azulgrana se le autorizaba vender los terrenos del antiguo campo de las Corts, donde ya se podría edificar, en un total de aproximadamente ochenta y dos mil metros cuadrados, que delimitaban las calles de Travesera de Las Corts, Numancia, Marqués de Sentmenat y Vallespir y que podrían ser distribuidos del modo más idóneo. Era sin duda un verdadero éxito el conseguido por la junta directiva barcelonista presidida por Enrique Llaudet. ¿Pero cómo un club del prestigio y solidez del Barcelona había llegado a tal desesperante situación financiera? Vamos a comprobarlo.
Campo de Las Corts.
En 1953 el Barcelona liderado magistralmente por Ladislao Kubala se encuentra en pleno auge. El equipo reina en España de forma incontestable. Ha ganado de forma sucesiva los campeonatos de liga (1951-52 y 52-53) y las Copas del Generalísimo u de España de las ediciones 1951, 1952 y 1953. Su ambición de triunfo es desmedida y lograr también llevarse para sus vitrinas la Copa Eva Duarte de Perón, la Copa Latina, derrotando en la final disputada en Paris al Niza por un tanto a cero y los Trofeos Martini Rossi (equipo más goleador del campeonato de liga 1951-52 y 52-53 con 40 y 39 goles respetivamente) y la Copa Durward (equipo menos goleado temporada 1951-52). Es el famoso Barcelona conocido como el de las Cinco Copas, dirigido por el húngaro Fernando Daucik y con aquella alineación legendaria: Ramallets; Martin, Biosca, Seguer; Gonzalvo III, Bosch; Basora, Kubala, Cesar, Moreno y Manchón, que junto al portero suplente Velasco, y los jugadores Segarra, Flotats, Aldecoa, Brugué, Nicolau, Calvet y Aloy, completan un súper equipo, que ilusiona no solo a miles y miles de catalanes, sino a infinidad de seguidores esparcidos por el resto de España y el mundo.
Las altas de socios son constantes y muchas no pueden ser atendidas, pues el Campo de Las Corts, que desde 1922 alberga al Barça, a pesar de sus sesenta mil localidades, se ha quedado pequeño. Todos quieren ver al Barcelona y a su rutilante estrella Lazi Kubala.
Pero un suceso impredecible va estallar como una enorme bomba de efectos devastadores, sobre todo para la entidad azulgrana, que se verá gravemente perjudicada. El nombre del artefacto: Alfredo Di Stéfano Laulhé, jugador argentino que había brillado en Ríver Plate de Buenos Aires y ahora defendía como cedido por River hasta 1954, la camiseta de Millonarios de Bogotá. River decide entonces traspasar a Di Stefano al Barcelona. Mientras Real Madrid y Millonarios llegan a un acuerdo para vender los derechos del delantero argentino al club madrileño, para esa temporada 1953-54, año en que tendría que regresar a River.
Kubala y Di Stefano en el Barcelona. Un dúo fabuloso. Algo que pudo ser y no fue.
Con Di Stéfano en Barcelona, declarado en rebeldía por Millonarios, River, para liar más el asunto, firma también un contrato con el Real Madrid. El escándalo está servido y tienen que intervenir la FIFA y la Federación Española, emitiendo en septiembre de ese año 53 un fallo absurdo y lamentable. Di Stéfano jugará la temporada 1953-54 en el Real Madrid, la siguiente en el Barcelona y así sucesivamente hasta 1957. El Barcelona se siente perjudicado, rechaza el fallo y en octubre de ese mismo año vende al Real Madrid los derechos que sobre Di Stefano había comprado a River Plate, -decisión como se comprobaría insensata y fatalmente equivocada- algo que hará dimitir al entonces presidente del Barcelona Enrique Martí Carreto, que será sustituido por Francisco Miró Sans, quien resulta vencedor en las elecciones a la presidencia del club, celebradas el 14 de noviembre de ese año de 1953
Miró Sans, inasequible al desaliento, como buen falangista que era, y a pesar de haber llegado tarde para continuar la lucha por Di Stéfano, está convencido de que la entidad necesita otro campo con mayor capacidad. Tiene la seguridad de que con Kubala en sus filas, el Barcelona puede ser uno de los clubes más grandes y tener un majestuoso estadio que se cuente entre los mejores del mundo. Y por ello decide poner manos a la obra. Presenta el 22 de mayo de 1954, su idea de nuevo estadio a la Asamblea de compromisarios del club, que decide tomar la decisión de no hacer un concurso de arquitectura y contratar el proyecto al arquitecto Francisco Mitjans Miró, primo hermano del presidente, junto a los también arquitectos José Soteras Mauri y Lorenzo García-Barbón Fernández de Henestrosa,
El proyecto era sin duda la de un estadio revolucionario, con una capacidad para 90.000 personas, donde destacaba la ejecución de la espectacular cubierta de la tribuna, sin una solo columna, que según información del propio club que recogía la revista de la entidad “Barça” en su número de 23 de diciembre de 1955 tendría “40 metros de vuelo en dirección del campo y 12 protegiendo el acceso principal, cubiertos con una lámina asfáltica sobre planchas metálicas en su cara superior y un revestimiento ligero de madera en la inferior, adoptando como definitiva la estructura formada por 26 armaduras de forma triangular, libre por un extremo y ancladas por el otro, en sendos pilares de hormigón, las mismas quedarán convenientemente arriostradas por 5 riostras verticales dispuestas a lo largo del voladizo.”
La primera piedra, bendecida por el arzobispo de Barcelona, Monseñor Modrego, fue colocada en la mañana del domingo 28 de marzo del año 1954, cuando miles de barcelonistas se desplazaron al barrio de Las Corts para presenciar el terreno donde se levantaría el nuevo estadio azulgrana, y con la asistencia del Gobernador Civil, Felipe de Acedo Colunga, en representación del Caudillo; Gobernador Militar, General, Mariano Lambea; Alcalde de Barcelona, Antonio Simarro; presidente de la Audiencia Territorial, José Castelló; Presidente del Barcelona Francisco Miró Sans, su junta directiva y otras personalidades.
Estadio del Nou Camp. Foto de los años sesenta.
En octubre de ese mismo año la junta directiva recibió el proyecto, que expondría a los barceloneses desde un local de la calle Viladomat con la Gran Vía, junto a una gran maqueta, de cómo sería el estadio.
Una vez aprobado el proyecto, las obras de explanación y movimiento de tierras, fueron adjudicadas a la empresa Fomento de Obras y Construcciones. En julio de 1955 la empresa INGAR S.A., se hacía con la obra al presentar un presupuesto de 66.620.000 millones de pesetas, con un periodo de ejecución de 18 meses, dando comienzo la misma el día 20 de julio de ese año.
De igual forma, Miro Sans y su junta directiva, presentaron a la asamblea de compromisarios de la entidad, celebrada el 11 de julio de 1955 un plan financiero que consistía en que los socios anticipasen el importe del valor de tres, cuatro o cinco temporadas de abono a la localidad que cada uno hubiese escogido, de acuerdo con las ventajas y condiciones establecidas para los mismos. Con ello se esperaba reunir el fondo social necesario para la construcción del nuevo estadio. Sin embargo, y debido a varios factores, aquella provisión inicial no fue suficiente y en de abril de 1957 se emitieron obligaciones hipotecarias por valor de 100 millones con un interés anual del 7% y amortizables en 20 años.
Aquella obra monumental se iba tragando todo los que le pusiesen delante, bien por problemas en la construcción del estadio, principalmente aparecidos en el subsuelo; incrementos de precios en el material; iluminación del estadio; carga mayor de trabajo para evitar retrasos,-los 18 meses previstos de ejecución de obra se convirtieron en 27- entre otros. Estos imprevistos hicieron necesario, ante el agujero económico, que poco a poco endeudaba de forma muy peligrosa al Barcelona, una nueva emisión de bonos de caja por valor de 60 millones en febrero de 1958.
El coste inicial de 66.620.000 millones de pesetas se elevó, como reflejaba el balance de club en el mes de junio de 1959, a 288.088.543 millones de pesetas, que finalmente costaría, incluidos varios terrenos que el club adquirió alrededor del propio Nou Camp. La obra fue sin duda un pozo sin fondo
El estadio fue inaugurado el día de la Merced, Patrona de Barcelona, 24 de septiembre de 1957, con la asistencia del arzobispo de Barcelona Monseñor Gregorio Modrego, que bendijo, tras una Misa, las instalaciones; el Ministro Secretario General del Movimiento José Solís, que ostentaba la representación del Jefe del Estado; gobernador civil y Jefe provincial del Movimiento Felipe Acedo Colunga; alcalde José María de Porcioles y otras autoridades y representaciones.
Fue una jornada emotiva, inolvidable y vibrante para el barcelonismo, sobre todo cuando a los acordes del Himno Nacional, el presidente del club Francisco Miró Sans, desde el césped del terreno de juego, hizo tremolar la Bandera de España a los cuatro vientos, con todos los estandartes y banderas de las Peñas azulgranas y equipos de la provincia de Barcelona, inclinados, en señal de rindan, ante la enseña Patria y con los miles de aficionados que llenaron el Nuevo Campo puestos en pie. La jornada se cerró con la diputa de un encuentro amistoso entre el Barcelona y una Selección de Varsovia, que finalizó con victoria del Barça por 4-2. El primer gol del partido y de la historia del Camp Nou, lo marcó el delantero Eulogio Martínez.
El Presidente Miro Sans esperaba sufragar el coste del nuevo campo con la venta de Las Corts, pero se toparía con la negativa de las autoridades municipales barcelonesas, que calificarían la zona, donde se hallaba situado el antiguo campo, como verde no edificable. A mayor abundamiento el consistorio dio bastante la espalda al nuevo campo, pues en urbanizar sus accesos tardó casi cuatro años en concluirlos.
La bomba madridista estalló y Di Stefano comenzó a liderar un Real Madrid de fábula, que cinco veces consecutivas se proclamaría campeón de Europa de 1956 a 1960 y se llevaría el campeonato de liga de las temporadas 1953-54, 54-55, 56-57, y 57-58.
Ante tan gran equipo y a pesar de que los números nos eran buenos, debido a la gran obra del Nou Camp, el Barcelona tira la casa por la ventana y desde 1954 a 1961, rodea a su estrella Kubala de jugadores de la categoría de Luisito Suárez, Dagoberto Moll, Villaverde, Tejada, Sampedro, Olivella, Eulogio Martínez, Evaristo de Macedo, Vergés, Gensana, Ribelles, Hermes González, Czibor, Kocsis, Garay, Foncho, entre otros, provocando, a pesar de lograr los títulos de campeón del liga de las temporadas 1958-59 y 59-60, y de la Copa del Generalísimo 56-57 y 58-59, que en la primavera de 1961, el déficit se dispare. En ese instante el Barcelona, junto al Benfica de Lisboa, han llegado a la gran final de la Copa de Europa, que se disputará en el Wankdorfstadion de Berna el día 31 de mayo.
Equipo de C.F. Barcelona que perdería la final de la Copa de Europa disputada en Berna ante el Benfica de Lisboa por 3-2. Ramallets, Gracia, Garay, Foncho, Luis Suárez, Gensana, Vergés, Kubala, Czibor, Kocsis y Evaristo.
Sin embargo una noticia dada a conocer cinco días antes de la gran final, provoca un enorme revuelo. El coruñés Luis Suarez, el jugador llamado a liderar al Barcelona, la época después de Kubala, es traspasado al Inter de Milán, que dirige el que fuera entrenador del Barcelona, Helenio Herrera, por la fabulosa cantidad de 25 millones de pesetas, convirtiéndose en el traspaso más caro de la época.
Una decisión muy polémica y deportivamente disparatada, llevada a cabo por una comisión gestora que dirigía el club, tras la dimisión en febrero del presidente Miró Sans.
La final conocida como “la de los postes”, la perdería el Barcelona por tres tantos a dos y donde los jugadores, Kocsis, Kubala y Czibor, estrellarían tres balones de gol en los postes cuadrados de una de las porterías del estadio suizo, cuando el marcador reflejaba 3-2 a favor del equipo lisboeta.
Aquella desgracia deportiva fue el inicio de una época de 14 años sin conseguir un título de liga. La descabellada decisión de traspasar a Luis Suarez, que el nuevo presidente Enrique Llaudet intentó justificar ante la asamblea de socios, debido al alarmante estado económico del club, fue otra de las mayores equivocaciones de la historia del Barcelona. Curiosamente y a pesar de haber esgrimido la complicada situación de la caja del club, para llevar a cabo la operación Suárez, el presidente Llaudet, se gastaría, de los 25 millones recibidos por el traspaso del gran jugador coruñés, casi 20 en renovar la plantilla, que había perdido a sus dos estrellas más emblemáticas Kubala y Luis Suárez, fichando entre los veranos de 1961 al de 1963 a todos estos jugadores: José Manuel Pesudo, Jesús Pereda, Pedro Zaballa, Tibor Szalay, Vicente González Sosa, José Antonio Zaldúa, Antonio País, Juan Antonio Celdrán, Juan Seminario, Juan Torrent, Salvador Sadurní, Lorenzo Rifé, Fernando Goyvaerts, Antonio Camps, Luis Cubilla, Cayetano Re, Eladio Silvestre, José María Fusté, Julio César Benítez, Ramón Montesinos, Alcides Silveira, que no lograrían los éxitos deportivos que se esperaba de ellos.
Ante la acuciante falta de efectivo, que ahoga a la entidad, -la deuda llega a los 230 millones de pesetas-, el presidente Llaudet se vería obligado a convertir en amateurs algunas secciones deportivas del club como la de baloncesto y rechazar una oferta del Rea club Deportivo Español por la compra del viejo campo de Las Corts
Afortunadamente, en agosto de 1965 y gracias a quien en 1969 sería Ministro Secretario General del Movimiento y en 1973 vicepresidente del Gobierno presidido por el Almirante Carrero Blanco, Torcuato Fernández-Miranda, -gran amigo por cierto del Secretario General del Barcelona y posterior gerente Juan Gich y Bech de Careda, a quien el propio Fernández-Miranda, siendo ministro Secretario General del Movimiento, nombraría Delegado Nacional de Deportes en 1970-, quien mediaría de forma decisiva ante el Ministro de la Vivienda, José María Martínez Sánchez-Arjona, tras el visto bueno personal del Caudillo Franco, para dar aprobación al Decreto salvador del club azulgrana, que al fin veía la luz y que decía así: “El 24 de septiembre de 1957, el C. F. Barcelona inauguraba su estadio. Lo construyó sin ayuda municipal, ni estatal de ningún orden y la financiación se logró con anticipo de abonos que hicieron sus asociados y la creación de dos emisiones de bonos y obligaciones, que fueron inmediatamente cubiertas.
Barcelona 1963. Pesudo; Foncho, Olivella, Eladio, Montesinos, Fusté¸ Zaballa, Pereda, Zaldúa, Kocsis y Vicente.
Como gran recurso, como hucha de buen ahorro, quedaba el campo de Las Corts, que estaba afectado como zona verde. La zona de dicho campo existía, en tanto que se destinaba a deportes, en el momento en que se hizo el plan de urbanización.
Cinco años después de haberse inaugurado el nuevo estadio, y tras haber dado a la ciudad una zona deportiva diez veces superior a la de Las Corts, el C. F. Barcelona solicitó del Ayuntamiento el cambio de uso y ordenación de volúmenes de la zona comprendida entre las calles Vallespir, Marqués de Setmenat, Numancia y Travesera de Las Corts.
Se trataba de crear una supermanzana, uniendo los terrenos de Las Corts con los del jardín de las infantas, propiedad del Ayuntamiento, desapareciendo la actual calle de Gerardo Piera y creando una zona verde pública, en vez de una residencial privada que preveía el plan. En la misma se preveía la construcción de varias instalaciones deportivas.
El C. F. Barcelona sometió el proyecto al Ayuntamiento en diciembre de 1961. En sesión de pleno de 4 agosto de l962, el Ayuntamiento tomó el acuerdo de aceptar por unanimidad el plan presentado, aprobándole con ciertas condiciones, cómo la seguridad de que se crearan zonas deportivas y fijando como garantía de su ejecución un depósito de cinco millones de pesetas. El expediente pasó a la Comisión de Urbanismo y tuvo un trámite muy largo, en el curso del cual se promulgó la Ley 1958-1963 de 2 de diciembre sobre condiciones y procedimientos de planes de ordenación urbana y de proyecto de urbanización cuando afecten a zonas verdes.
Dicha ley especifica artículo segundo— que cualquier modificación que se haga en dichas zonas deberá ser aprobada por Consejo de Ministros, tras un informe favorable del Consejo de Estado, como último órgano consultivo, ya que previamente se requieren varios informes favorables que se mencionan seguidamente.
Así pues, el expediente en cuestión pasó por los siguientes trámites: A.- Ayuntamiento de Barcelona lo aprobó por unanimidad, cumpliéndose el quorum de dos tercios que especifica el artículo 303 de la Ley de régimen Local.
B.- El mismo ayuntamiento lo sometió a información Pública Articulo 22 de la Ley de régimen de Suelo,
C.- Después de ser aprobado por la Corporación Municipal, paso a la comisión de urbanismo de Barcelona que ratificó la calificación otorgada en orden al coeficiente de edificabilidad y traslado del expediente al ministerio de la vivienda en diciembre de 1964.
D.- La asesoría jurídica del Ministerio de la Vivienda y de la dirección General de Urbanismo, emitieron informes favorables porque entendieron que la modificación proyectada era acertada al convertir una zona verde privada en zona verde publica, destinar los espacios entre bloques a zona deportiva y aumentar el jardín de Las Infantas.
E.- El 23 de febrero de 1965, el ministro de la vivienda informó favorablemente el cambio de uso de ordenación de volúmenes presentado por el C.F. Barcelona y ordenó que el expediente pasase al Consejo de Estado
F.- El Consejo de Estado emitió informe favorable al expediente.”
Libre de ataduras y de aquella pesada carga económica, el Barcelona revivió y de seguido procedió a la venta de los terrenos del viejo campo a la inmobiliaria Hábitat.
El legendario campo, inaugurado el 20 de mayo 1922 con un encuentro entre el Barcelona y el Saint Mirren de Escocia, ganado por 2-1 por el equipo español, con dos goles del que luego sería en la guerra de liberación española de 1936-1939, Alférez Provisional y falangista, el mítico “romperredes” Paulino Alcántara, comenzó a ser demolido el 5 de febrero de 1966. El último encuentro oficial que disputó el Barcelona en él, correspondió a una semifinal de la Copa del Generalísimo, disputada el 9 de mayo de 1957 y que finalizo con el triunfo azulgrana ante la Real Sociedad de San Sebastián por 5-1 con goles de Villaverde, en dos ocasiones, Vergés y Eulogio Martínez, por partida doble. Tras la disputa de ese encuentro el campo de Las Corts siguió activo, pues en él continuó jugando sus partidos el equipo filial del Barcelona, el club deportivo Condal.
Incluso el Barcelona, para rentabilizar la inversión de la iluminación artificial instalada en 1956, disputó algún encuentro amistoso. El último seria frente al Olimpique de Niza francés, el 8 de noviembre de 1961, que finalizaría con empate a dos tantos, con goles barcelonistas de País y Julio César Benítez, quien haría el último gol del equipo azulgrana en Las Corts,
En mayo de 1966, el presidente Enrique Llaudet recibía de manos de José María Figueras, el primer talón de 20 millones de pesetas por la venta de Las Corts, que se valoraría finalmente en 228 millones. En Las Corts se levantó un complejo residencial con pisos de tres y cuatro habitaciones, que se vendieron a un precio de 995.000 pesetas a pagar en 12 años, entregándose las llaves a partir de un desembolso de 350.000 pesetas. Se ponía fin así a ocho años de una operación bloqueada y que a punto estuvo de hacer desaparecer al Barcelona. Gracias a que intervino y acudió a su rescate una persona llamada Francisco Franco.
Jose Maria Figueras en nombre de la inmobiliaria Habitat, entrega al presidente del Barcelona, Enrique Llaudet, un talón de 20.000.000 de pesetas , correspondientes al primer pago por la venta de los terrenosdel antiguo campo de Las Corts, operación que reportaría al club de la cuidad Condal la cantidad de 228 millones de pesetas.
Tras aquel decreto del consejo de ministros de 1965, las distinciones al Generalisimo Franco por parte del Barcelona se sucedieron.
Sería precisamente el presidente Enrique Llaudet, quien con motivo de la visita institucional del Generalísimo Franco a Barcelona, a primeros de julio de 1966, quien le agradeciese con estas palabras aquella impagable y vital decision en la historia del Barça. “Excelencia: El pasado año un decreto del consejo de Ministros celebrado en La Coruña, concedió al Fútbol Club Barcelona la reconversión de los terrenos del viejo campo de Las Corts. Dicha decisión permitió al club superar una fase de dificultades económicas derivadas del esfuerzo de la construcción del nuevo estadio, al que habeís hecho en varias ocasiones el honor de vuestra presencia.
“El Fútbol club Barcelona veterana entidad, fundada en 1899, ha prestado en todo momento de su vida el mayor esfuerzo y dedicación en benficio del deporte, procurando llevar el nombre de su ciudad y de España por todos los estadios del mundo”
“El Fútbol club Barcelona, en la etapa de paz y labor constructiva que vive nuestra Patria bajo vuestra protección y segura guía, ha conocido los momentos más esplendorosos de su historia. En 1957 inauguró el nuevo Estadio. Con posterioridad ha ido creando en torno al mismo una zona deportiva con campo de entrenamiento para equipos infantiles, juveniles y profesionales, así como las nuevas secciones Deportivas de que consta y que tienen como base la creación de jovenes promociones deportivas, de cuerpo sano y espíritu abierto en el mejor servicio a la Patria. Puedo deciros, Señor, que el Fútbol club Barcelona continua y continuará en esta linea de esfuerzo”.
“Hoy gracias al apoyo que nos habéis prestado y que culminó con el Decreto de reconversión de los terrenos de Las Corts, el Fútbol club Barcelona se siente orgulloso, y al mismo tiempo, consciente de la responsabilidad adquirida, al ser el Club más fuerte de esta tierra catalana, a la que tanta ayuda venís ofreciendo en todos los órdenes”
“Al tiempo que os rinde tributo de gratitud por vuestra comprensión y ayuda, os hacer presente, Señor, su adhesión y la de sus 60.000 socios, la de sus millones de simpatizantes y os asegura que continuará en su trabajo para mejor servir también, leal y y abiertamente a la Patria”
“ Y como recuerdo de todo cuanto antecede ruego os digneís a aceptar este obsequio, réplica de la estatua escuestre de vuestra Excelencia, que figura en el patio del Castillo de Montjuich, obra del escultor Josep Viladomat, que me permito haceros en nombre del consejo Directivo y de todos los señores socios. En el mismo va el agradecimiento del Fútbol club Barcelona a vuestra labor y la lealtad a vuestra persona.”
El presidente del Barcelona Agustín Montal entrega al Caudillo de España un gran placa con motivo de la Final de la Copa del Generaiísimo disputada en el Nou Campo de la ciudad Condal el 28 de junio.
En 1970, el Ministro Secretario General del Movimiento, Torcuato Fernández- Miranda, a través de la Delegación Nacional de Deportes, subvencionaba, con 43 millones de pesetas, a fondo perdido, al Barcelona, para la construcción del Palau Blaugrana y la Pista de Hielo.
En junio de ese año y durante el descanso del partido final de la Copa del Generalísimo, diputado en el estadio del Nou Camp de Barcelona, entre los equipos de Real Madrid y Valencia, que finalizó con vitoria del conjunto madrileño por 3-1, el Jefe del Estado recibió el homenaje del Barcelona y de la Agrupación de Jugadores Veteranos de Barcelona, entre los que se encontraban entre otros, Ricardo Zamora, José Samiter, Pepe Planas, Ramallets, Biosca, Basora, que ofrecieron al Caudillo unas artísticas placas conmemorativas,
Un año después, el Caudillo de España, Francisco Franco, era nombrado presidente de Honor de los dos nuevos recintos deportivos, el Palau Blaugrana y la Pista de Hielo, otorgándole el club catalán, la medalla de oro de la entidad. Por su parte Torcuato Fernández-Miranda y Juan Gich, recibieron también la medalla de oro de club azulgrana
El día 13 de octubre de ese año de 1971, la directiva del Barcelona era recibida en audiencia por el Jefe del Estado, Generalísimo Franco, en el Palacio de El Pardo de Madrid. En el transcurso de la recepción, el presidente del Barcelona, señor Montal hizo entrega al Generalísimo Franco de un artístico álbum conteniendo documentos fotográficos del nacimiento y construcción del Palau Blaugrana y la pista de Hielo, desde el acto de la colocación de la primera piedra, el día de la Merced de 1970, hasta la culminación de las obras en ese mes de octubre del 71.
El presidente del Barcelona Agustín Montal, entrega al Jefe del Estado, Generalísimo Franco la medalla de Oro conmemorativa de la construcción del Palau Blaugrana y el Palacio de Hielo
El presidente del Barcelona le ofreció al Jefe del Estado, la medalla de oro conmemorativa del acontecimiento, agradeciendo la ayuda prestada por el Gobierno en la construcción de las nuevas instalaciones y añadió: “Esperamos ver que la ayuda de vuestro Gobierno haya encontrado justa correspondencia en nuestros esfuerzos por concretar en realidades concretas. Con ello no hacemos más que respaldar al artículo 1 de los estatutos del Club, en el que se especifica que obligación de la Entidad es contribuir a la práctica del deporte entre nuestros asociados participando así en el desarrollo moral y mejoramiento físico de la juventud española”.
El señor Montal afirmó igualmente que lo mismo que en 1922, cuando se inauguró el campo de Las Corts, que en 1957 cuando fue inaugurado el Nou Camp, ese año de 1971 marcaría un hito en la historia del Barcelona con la puesta en marcha de unas instalaciones que serían orgullo de la ciudad y del deporte español
El Generalísimo Franco, contestó con unas breves palabras, agradeciendo primero la distinción de que se le hacía objeto, y dedicando cálidos elogios al deporte catalán, del que el Barcelona era primer vanguardista. Añadió el Caudillo, que recordaba con cariño a Cataluña por la importantísima contribución que siempre había aportado al deporte nacional y terminó felicitándose de esas nuevas instalaciones que estaban a la altura de un club del prestigio como el Barcelona.
Diez días después de aquella recepción en el Palacio de El Pardo, el 23 de octubre, el Vice Secretario General del Movimiento, el Vieja Guardia Falangista Manolo Valdés Larrañaga, en nombre del Gobierno de la Nación, inauguraba las nuevas instalaciones del Palau Blaugrana y el Palacio de Hielo.
En 1974, coincidiendo con el 75 aniversario de la fundación del Barcelona, el Jefe del Estado Generalísimo Franco, recibía en el Palacio de El Pardo a la Junta directiva del Barcelona con su presidente Agustín Montal. La delegación iba acompañada por el Ministro Secretario General del Movimiento José Utrera Molina; presidentes de la Federación Española de Fútbol, José Luis Pérez-Paya y de la Federación Catalana Pablo Porta, con motivo de entregarle al Jefe del Estado la Medalla de Oro conmemorativa del 75 aniversario de la fundación del F.C. Barcelona
La junta directiva del F.C. Barcelona cumplimenta de nuevo en el palacio de El Pardo al Jefe del Estado Generalísimo Franco, en esta ocasión para entregarle la medalla de oro conmemorativa del 75 aniversario de la fundación de la entidad deportiva.
El señor Montal leyó un breve mensaje en el que expresó la afectuosa adhesión del club a la persona del Jefe del Estado e hizo un resumen de las iniciativas deportivas llevadas a cabo por la entidad que tenía más de 70.000 asociados.
El Generalísimo Franco contestó con unas breves palabras en las que subrayó su satisfacción por el auge deportivo del F. C. Barcelona y animó a sus directivos a continuar en el mismo camino, pues así servían a la mejor causa del deporte español y al prestigio de la Nación.
Seria precisamente el padre del presidente Agustín Montal Costa, Agustín Montal Galobart, presidente del Barça de 1945 a 1952, quien iniciaría los agasajos y homenajes al Caudillo de España, cuando en la tarde del 28 de mayo de 1951, al término de la final de la Copa de España, trofeo de su Excelencia el Generalísimo, que disputarían en el estadio de Chamartín de Madrid, Barcelona y Real Sociedad de San Sebastián y que finalizó con el concluyente triunfo azulgrana por tres tantos a cero, y tras entregar el Caudillo Franco la copa al capitán barcelonista César Rodríguez, el presidente Montal se sacó del ojal de la solapa de su americana la insignia de Oro y Brillantes de su club y se la impuso de forma emocionada y espontanea al Generalísimo Franco como homenaje de todo el barcelonismo.
En 1952 el Jefe del Estado concedió audiencia en el Palacio de El Pardo, a la directiva del Barcelona y a toda la plantilla de jugadores, que le ofrecieron la cinco Copas ganadas durante la temporada 1951-52 es decir Campeonato Nacional de Liga, el Campeonato de España de Fútbol, Copa Latina y los Trofeos Duward y Martini Rossi.
En 2004 la directiva presidida por Joan Laporta, y ante la petición de una asociación llamada “Amics de Josep Sunyol”, -un expresidente del club y diputado de Esquerra Republicana de Cataluña, que caería fusilado en el alto de los Leones, en el inicio de la Guerra de Liberación española, el seis de agosto de1936, al ser detenido por fuerzas del bando nacional- y que había enviado una serie de firmas para retirar al Caudillo la medalla de oro del club otorgada en 1974, informó que no se podía retirar la insignia a Franco porque “nunca se la había concedido”; que no figuraba en los libros de actas y porque el Barça había sido presionado para dársela. ¡Alucinante!
Ante tal situación, apuntaría, de forma jocosa, ese gran historiador que es Pedro Fernández Barbadillo, en dos artículos sobre Franco y el Barcelona, aparecidos en Libertad Digital, que iba a resultar a ahora que “A los bravos directivos del Barça se les obligó a entregar la medallita a Franco, so pena de recibir una visita de la Guardia Civil, la Brigada Político-Social o la cabra de la Legión”. ¡Para mear y no echar gota!
En febrero de 2019, en un alarde de “valentía espartana” la asamblea de socios del Futbol club Barcelona retiraban al Generalísimo Franco, el gran valedor del Barça, quien le salvó de la quiebra; quien con las ayudas de su gobierno hizo posible el Palau Blaugrana y la pista de Hielo, cuarenta y cuatro años después de su muerte, las medallas de oro que le habían concedido, algo que hizo exclamar al presidente de la Fundación Nacional Francisco Franco, el General de División de Infantería de Marina ® Juan Chicharro Ortega, “se retratan ellos mismos como unos cobardes, es de chiste”. ¿Por qué no lo hicieron en vida de Franco? Lo malo que tiene el Barcelona es que las hemerotecas existen y se ve a toda la directiva culé doblando el espinazo ante Franco unas cuantas veces”.
Curiosamente el Barcelona fue el equipo que más trofeos de la Copa del Generalísimo ganó. En un alarde de honradez, de la que carece, tenía que devolverlos. O como muy bien dice Fernández Barbadillo, “Tirarlos a la basura” ¡Por los cojones, las devuelven o las tiran a la basura!
P/D. Aquel regalo al Generalísimo Franco ofrecido por la directiva del Barcelona en 1966, era un replica en bronce, a menor tamaño, de la estatua del propio Franco, que se encontraba situada en el centro del patio de armas del Castillo de Monjuich, en aquel momento Museo Militar, y que fue retirada en 2001 por el ministerio de defensa del gobierno que presidia el pepero cobarde y malicioso José María Aznar, trasladándose a un almacén del castillo.
En abril de 2007 el malvado y masón Rodríguez Zapatero, cedía el castillo a la ciudad de Barcelona, que cerraría, en 2009, de forma definitiva el excelente museo militar, por lo que la estatua se trasladó a unos almacenes municipales del Ayuntamiento, situados en la Vía Favencia. Allí, en 2013, aparecería decapitada, perdiéndose para siempre una obra de incalculable valor artístico, sin que hubiese ningún tipo de investigación, ni por supuesto culpables.
En otoño de 2016, el Ayuntamiento de Barcelona, dirigido, es un decir, por la “cochinota”, -palabra acertadísima por cierto, que le robo a mi buen amigo, ese comunicador de raza, valiente y español hasta el tuétano, que se llama Javier García Isac-, de Ada Colau, con afán de polémica, odio, rencor, revanchismo y maldad, colocó la estatua decapitada en la plaza del antiguo Mercado del Borne. Allí fue objeto de todo tipo de vandalismos y burlas, siendo manchada con huevos, pintura y tirada al suelo. Seguro que entre aquellos vándalos había algún que otro socio del Barcelona, aquel club que en 1966 y tras salvarle de la quiebra le regaló una réplica en bronce de aquella misma estatua. ¡Qué asco! Los pueblos que olvidan su historia, están condenados irremediablemente a repetirla,
Otrosi: Hace escasas fechas diversos medios han destapado un enorme y gravísimo escándalo a cerca de los favores monetarios que el Barça pagó, -alrededor de siete millones de Euros- desde 2001 a 2018, al entonces vicepresidente del Comité Nacional de Árbitros, el catalán José María Enrique Negreira, por sus servicios de asesoría, a través de su empresa, como una forma para que el club azulgrana se asegurase de que no se tomaban decisiones arbitrales en su contra, adulterando, presuntamente, de esa forma la competición.
El “mes que un club”, el de los “valors acrisolats”, se ha convertido en un simple y vulgar “tramposo del hampa”, al emplear esas “practicas” auténticamente mafiosas y gansteriles, haciendo con esos “procedimientos” delictivos y delictuosos, un daño irreparable que perseguirá para siempre al futbol español. ¿Es verdad que esa costumbre culé de untar a los miembros del colegio arbitral viene desde 2001? ¿O es anterior? ¿Cuántos equipos se vieron perjudicados en sus intereses? Algunos se quedaron sin títulos; otros por esos “hábitos” descendieron de categoría. ¿Quién los resarce? No me cabe duda que mi querido Deportivo, fue víctima de alguno de ellos, en los años finales del siglo XX y principios del XXI.
Y ahora que no hay Franco para salvarles ¿Qué harán? Pues envolverse de nuevo en la bandera del victimismo ¡España no roba y nos folla!, y recibir de esa forma las ayudas obscenas de ese montón y “montona” de descerebrados aberrantes, depravados, extraviados, malvados, sucios de mente y cuerpo, pues carecen de alma, amigos de asesinos, de violadores, pederastas, traidores y rastreros separatistas como esa asquerosa que retira la sacrosanta Bandera de España, -pero que sigue trincado el dinero de los españoles-, que componen ese engendro de gobierno, junto a sus cómplices en el parlamento ,que lo mantienen y que llevan a España a su más humillante y trágica destrucción.
Y el Barça, en vez de ir a jugar contra el Badalona o el Europa, o desaparecer por “mafioso”, seguirá sacando pecho y llorando, apoyado en la corrupción galopante de la Liga de futbol profesional, Federación de fútbol, autoridades deportivas y pesebreros junta letras –los tíos más ignorantes, forofos y cursis- que se llaman así mismo periodistas.
O se acaba de forma ejemplar y sin que tiemble el pulso con este asunto o el acaba con el fútbol español. Y lo mismo sucede con la Nación española. O se acaba con firmeza con la impunidad, el chantaje, la chulería barata de lupanar mal oliente en Cataluña de esa chusma de rufianes, putas vocacionales y mindundis, o nos arrastrará a todos a un precipicio de incalculable e inimaginable proporción ¡Quo Vadis España!
Escribo este artículo, al amparo de la infecta, criminal, malvada, canallesca, mentirosa, llena de odio, de división entre unos españoles y otros; profanadora de cadáveres de héroes de nuestra historia, manchada con la sangre de las víctimas del terrorismo, a quienes desprecia, un auténtico fraude de ley, que ataca la unidad de España, la verdad, la libertad, la historia de nuestra Patria; que pretende por ley obligar a los españoles a pensar lo que quiere este gobierno corrupto, traidor y estulto y que incluso ataca de forma ignominiosa al patrimonio cultural, histórico y artístico de España, siendo su único y malévolo fin deslegitimar un régimen, el del Generalísimo Francisco Franco, que llevo a España a convertirse en la novena potencia industrial del mundo y de él que emanó la actual Jefatura del Estado, -no lo olvide Majestad-, llamada, de forma burda y grosera, ley de “memoria democrática”, de la cual me declaro beligerante y desafiante, recientemente aprobada, que en un párrafo textual de su sectario preámbulo dice: “El conocimiento de nuestro pasado reciente contribuye a asentar nuestra convivencia sobre bases más firmes, protegiéndonos de repetir los errores del pasado. La consolidación de nuestro ordenamiento constitucional nos permite hoy afrontar la verdad y la justicia sobre nuestro pasado. El olvido no es opción para la democracia”.
ESTA ES MI MEMORIA Y A ESO ME ACOJO. EN DEFENSA DE LA VERDAD. SIN MIEDO A NADA NI A NADIE. Y TENGO QUE DECIR QUE FUI UN APASIONADO SEGUIDOR DEL BARCELONA, HASTA QUE COMPROBÉ SU IMPRESENTABLE GIRO SEPARATISTA.
LA MEMORIA NO PUEDE ESTAR SUJETA A NINGUN TIPO DE LEY. ES ALGO CONSUSTANCIAL CON LA PROPIA PERSONA. NO ME VOY A CALLAR Y ME REBELO ANTE ESTE ATROPELLO DE UNA LEY ANTICONSTITUCIONAL, ABERRANTE, SOVIETICA, QUE ATACA LA LIBERTAD PERSONAL, ÚNICAMENTE PROMULGADA PARA MANTENER LA FALSA VERSION DE LA IZQUIERDA -POR ELLO NECESITAN UNA LEY QUE AMENACE CON MULTAS Y ATOSIGUE CON EL TEMOR- PARA DISTORSIONAR, PUES NO PUEDEN REBATIR, EN ABSOLUTO, LA VERDADERA REALIDAD HISTORICA DE ESPAÑA.