Declaraciones de Francisco Franco a: Redactor de la Agencia Reuters

 
 
 
FEBRERO DE 1938      
 
 
Eduardo Palomar Baró 
 
 
   Reuters Group Limited, más conocida como Reuters, es una agencia de noticias con sede técnica en el Reino Unido. Actualmente tiene sedes en más de 200 ciudades de 94 países. Fue fundada por el periodista y empresario de la comunicación, el alemán Paul Julius Reuters. Su negocio fue en un inicio con palomas mensajeras, transmitiendo información desde Aquisgrán hasta Bruselas, uno de los centros financieros europeos en el siglo XIX, lo que le proporcionó grandes beneficios.  
 
   En 1851 su compañía se inició en el uso del telégrafo, trabajando con un cable telegráfico submarino. A lo largo de los años la compañía ganó reputación siendo la primera en Europa en informar del asesinato de Abraham Lincoln, y estableció una red completa de corresponsales por todo el mundo, así como un negocio de compra y venta de información. Reuters mantuvo su condición de corporación hasta 1984, cuando pasó a ser una sociedad anónima que comenzó a cotizar en la Bolsa de Londres y el índice Nasdaq de Estados Unidos.     
 
Declaraciones de Franco a un redactor de la Agencia Reuters  
 
   – ¿Qué opina S. E. de la .actual confusión internacional?
   – Esas son nubecillas internacionales, fruto de la propaganda soviética. Contra ella esgrimimos nosotros aquí, en política, la verdad y, en la guerra, la victoria.  
 
   – ¿Quién: podría ser el responsable de esta situación?
   – La actual situación es. un triunfo’ para los rusos en sus manejos en Europa. Hemos de reconocer que la política soviética está demostrando ser más astuta y más eficaz que la inglesa. En el Mediterráneo tiene usted a las escuadras inglesas y francesas moviéndose al compás de la música soviética: Hoy un submarino rojo hunde un barco. Anticipadamente, ya se ha montado en Europa todo el tinglado de la propaganda para que la noticia no se pierda y tenga toda la resonancia a que se aspira. No falta tampoco el diputado o el partido de oposición encargado de las respectivas interpelaciones. Todo se lo explicará usted sabiendo que pasan de doscientos cincuenta millones de pesetas oro, las empleadas por los rojos en su propaganda por Europa para este fin.  
 
   – ¿Cómo se explica S. E. la impresión que dicen que causó a la opinión pública inglesa el hundimiento de los barcos?
   – Es la reacción natural de un pueblo que recibe una noticia elaborada al gusto de las agencias. Le dicen que su bandera ya no es respetada, que a la Gran Bretaña se le hunden los barcos; y el pueblo, simplista por esencia, cree en las falsas intrigas que le cuentan de Italia y de Alemania y en esa media verdad que se les sirve. La reacción hubiese sido muy otra, si lo que se le hubiera contado hubiese sido la auténtica verdad: si se le hubiese dicho que el bombardeo de un puesto enemigo en tiempo de guerra es una cosa indiscutible, que sus barcos atracados en el puerto de Tarragona o Valencia son un punto visto desde el aire, que lo que se bombardea es el tráfico, el lugar por donde entran los contrabandos de guerra, pero que nosotros bombardeamos noblemente. No es honrado decir a un pueblo que estos bombardeos son una agresión deliberada. ¿Qué han podido hacerles a nuestros aviadores esos pobres tripulantes muertos o heridos? En la España Nacional somos bien sensibles al dolor ajeno. Por otra parte, en el aspecto económico, estos barcos conocen el peligro y viajan con riesgo asegurado.  
 
   – ¿Existe realmente la piratería en el Mediterráneo? 
   – Sí, pero de otros órdenes. Existe el negocio, el tráfico ilícito. Existe esa compañía roja fundada con el oro robado. Y es evidente, que, a las naciones todas y al prestigio de sus pabellones respectivos, corresponde cortar este tráfico que, por otra parte, sienta un precedente funesto en el Derecho Internacional marítimo.   
 
   – ¿Qué opina S. E. sobre las medidas tomadas para combatir la piratería por los Gobiernos francés e inglés?  
   – La tal medida niega una realidad, que es la beligerancia nacional, que podrá no reconocerse, pero que es un hecho. Por otra parte, la eficacia de tal medida es nula, pues siempre podrán salir submarinos rojos y rusos de sus puertos a atacar a barcos neutrales, y el mar es tan grande, que se agotarán las escuadras en perseguir fantasmas.  
 
   –¿Cree S.E. que el malestar de la opinión inglesa ha de ser duradero?
   – No lo creo. La nación inglesa tiene una sensibilidad especial, fácilmente explicable por las propagandas rojas, pero es un pueblo serio y veraz, que pronto habrá de darse cuenta de lo que realmente está ocurriendo, de que los mares son navegados por barcos robados que enarbolan banderas inglesas, de que los buques contrabandistas de armadores desaprensivos de cualquier país se cubren también con la enseña de la Gran Bretaña. No está lejano el tiempo en que el “Mar Cantábrico”, fué capturado en el Norte, ostentando pabellón inglés y cargado de armas. Recordará usted que con esa bandera enarbolada se solicitó el socorro de los diputados ingleses. Como esos casos hay cien.  
 
   – ¿Podría evitarse que los barcos navegasen con un pabellón falso?
   – Desde luego, y creo que es cuestión vital para la dignidad y el decoro de los países cuyo pabellón puede servir de mercancía.  
 
   – ¿Cuál ha de ser el futuro de las relaciones hispano inglesas?
   – La nación inglesa volverá a orientar su política hacia España, entre otras razones, por un imperativo geográfico, como le ocurrirá con Italia. Esa realidad geográfica se impone, y una vez descubierto el juego ruso, la política inglesa necesariamente habrá de girar hacia los países que, como Italia, son una realidad en el Mediterráneo, y un buen sentido aconseja asociar con bases firmes a la vez una paz mediterránea y la salvación en la Historia de los destinos de Europa. La diplomacia rusa, en sus actividades sobre la inmensa red que tiene extendida por todo el mundo, consigue el que a la, política anticomunista de Italia y Alemania, se la presente, sin embargo, como contraria a los intereses ingleses, cuando precisamente estos intereses, tanto de la metrópoli como de las colonias británicas, son los más directamente amenazados por el peligro comunista ruso, que es el peligro común y constante para los intereses de todos los pueblos de Europa.  
 
   – ¿Considera S. E. practicable la No Intervención y la retirada de voluntarios?
   – Todos los acuerdos son practicables con buena fe, que falta del lado rojo; pero la única forma de realizarlo es señalando un número fijo de voluntarios. El querer comprobar el número total sería imposible, pues bastaría con ocultar los hombres en el conjunto del Ejército para evitarlo. ¿Si se colocan uno o dos hombres extranjeros en cada compañía, quién es capaz de encontrarlos?  
 
   – ¿Cuál es el cálculo de extranjeros en ambas zonas, a juicio de S.E.?
   – No puede señalarse el número en el campo rojo, por lo tanto, no debe hacerse público el nuestro, aunque sí se puede asegurar que es muy pequeño, menos de la mitad de lo que corrientemente se dice.      
 
 
 
 

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