26 DE ENERO DE 1952
DECLARACIONES DEL GENERALÍSIMO AL «NEW YORK TIMES»
– ¿Cuál sería el mejor modo de asegurar en todos los órdenes una colaboración fructífera entre España y los Estados Unidos?
«Con un conocimiento más íntimo entre nuestros dos pueblos. Cuantas veces se ha establecido relación entre americanos y españoles se han creado lazos de amistad y aprecio, lo mismo cuando se ha tratado de hombres interesados en el comercio que cuando se han puesto en relación personajes científicos, técnicos o militares. Lo mismo ocurre con cuantos españoles visitan Norteamérica o con los americanos que recorren nuestra Nación. Con ese conocimiento, la mejor base para la amistad y colaboración es la mutua tolerancia, sin inmiscuirse en lo que es privativo de cada nación. La gracia del mundo reside precisamente en las diferencias y particularidades de las naciones que lo componen.»
– En lo que respecta a ayuda económica y militar por parte de los Estados Unidos, ¿cuáles son las necesidades de España? ¿Qué ofrecería España como contrapartida?
«Hoy todas las naciones necesitan vivir en un régimen de relación y mutua dependencia. Sus ayudas se basan en el concierto de sus intereses correlativos y de aquellos servicios que puedan mutuamente prestarse, muy distintos en tiempos de paz a cuando se espera una conflagración. Las necesidades de España están en este orden de intima relación con la inminencia de los peligros que en el horizonte se levanten, ya que para enfrentarse victoriosamente con ellos, aparte del fortalecimiento espiritual, se necesita el económico y el militar. España con sus propios recursos viene haciendo en este camino cuanto en su mano está, y lo que en este orden se le ayude sirve de interés general del Occidente y al de la propia nación americana comprometida en su defensa, en cuya estrategia ha de ser capital la zona en que España está enclavada. De la amistad y colaboración entre los pueblos se obtienen frutos no sólo para la hora presente, sino también para el futuro. En política exterior los pueblos no pueden vivir al día, pues se verían arrastrados por los acontecimientos, lo que se construye hoy prepara el futuro y si la colaboración de España con los Estados Unidos en esta hora de peligro para el Occidente puede ser preciosa, tiene también para Norteamérica un valor inestimable para el porvenir. No se trata de una operación comercial, sino de más altos valores que no podríamos cifrar en dólares.»
– ¿Cuál es la postura española en relación a la conclusión de un acuerdo que, conforme con las inspiraciones filosóficas del «American Mutual Security ACT» y de la «Enmienda Benton», respete los principios de «un aumento gradual de la iniciativa privada en el desarrollo de la riqueza de países extranjeros», la condenación de los «cartels y monopolios» y que preste también el desarrollo e incremento, siempre que sea posible, de los Sindicatos libres?
«No creo que los enunciados del «American Mutual Security ACT» ni el espíritu de la «Enmienda Benton» puedan, en ningún caso, afectar a las relaciones y colaboración entre nuestros países, ya que la política general de nuestra Nación viene precisamente sirviendo al espíritu de esa mutua seguridad que se persigue. Y aunque se trata de cosa propia y privativa de nuestra Nación, podemos decir que la iniciativa privada tiene en nuestro país un campo amplísimo para desarrollarse, y en orden a los «cartels y monopolios», es precisamente el Estado el que lucha aquí con el espíritu de monopolio que algunos sectores de la producción pretenden de hecho mantener. En su interior cada nación es un complejo difícil de comprender para los que en ella no viven; pero, por parecidos caminos, todas las políticas buscan el bien común, un mayor bienestar de los administrados y la máxima libertad compatible con el orden.»
– ¿Cuál sería la postura de España en caso de agresión soviética a las potencias de la NATO, Alemania occidental, Grecia, Turquía, Finlandia y Suecia?
«Aunque España siente como el que más los peligros de la hora presente y no se hurta a las obligaciones morales que como país europeo le corresponde, no puede considerar esas preguntas por no encontrarse entre las naciones de la NATO ni tener compromiso alguno con las enumeradas, excepción hecha del contraído con Portugal respecto al área peninsular.»
– Aparte del proyectado con los Estados Unidos, ¿estaría dispuesta España a firmar un pacto bilateral con cualquier otro país?
«Sí así conviniese al interés general y al particular de España, estoy convencido de que tanto mi Gobierno como las Cortes Españolas estarían dispuestos a considerar con la mejor voluntad cuanto en este orden se construyese.»
– ¿Está España realizando gestiones diplomáticas en relación con Gibraltar cerca de la Gran Bretaña? ¿Cuál es lo postura española en este respecto?
«La reivindicación española sobre esa Plaza está tan viva en el espíritu de toda la Nación que no necesita plantearla nuevamente: está planteada hace dos siglos, prometida solemnemente su devolución repetidas veces y reivindicada en los momentos en que de ella se habla. Si un día podía incluso justificar una guerra, hoy ha perdido su valor militar, y no digamos en el correr de los años. En el futuro podrá ser una de las grandes equivocaciones de la Gran Bretaña. España ha dicho en este orden cuanto podía decir. Su postura es esperar, ya que el tiempo no trabaja contra ella.»
– ¿Cuál es la opinión del Generalísimo, en su calidad de Jefe militar, en relación al potencial de Occidente frente al del bloque soviético?
«Si las naciones del Occidente se movilizasen les sobraría potencial frente al de aquel bloque, aunque de lo que carecen es del espíritu que requieren las grandes empresas. Por eso en este orden urge el afirmar la decisión y levantar el espíritu.»
– ¿Recibiría España gustosa la visita de jefes sindicales norteamericanos con el fin de que pudiesen ver a los obreros españoles en sus hogares y fábricas?
«Lo mismo los Sindicatos españoles que los trabajadores en ellos encuadrados recibirían con gusto a representantes de los Sindicatos obreros norteamericanos, pues creen que, lo mismo que a ellos les interesa la marcha del progreso social en otros países, deberá interesarles a los americanos la marcha de lo social en nuestra Nación y el progreso que en ello han alcanzado nuestros trabajadores; pues aunque para el progreso social se necesita de un paralelo progreso económico que lo haga posible, y la crisis sufrida por nuestra Nación ha limitado la eficacia de mucho de lo proyectado, lo cierto es que la legislación social española y el progreso en este orden son evidentes.
En esta materia hay que separar lo verdaderamente social de lo político, ya que lo primero es lo que interesa a las clases productoras; lo político suele gustar más a los dirigentes que a los administrados.»
– Ya que dice que España ha invitado a los refugiados políticos del Marruecos español a volver a su Zona, ¿prevé España la posibilidad de invitar a los emigrados políticos que antes residían en la Península a volver a la misma?
«Las contadas personas del Marruecos español que viviendo fuera de la Zona a ella han vuelto, lo han hecho a solicitud propia, y se trata de casos singulares de escasa trascendencia. Respecto al territorio propiamente español, España mantiene las fronteras abiertas en forma generosa a cuantos deseen reintegrarse a sus hogares, siempre que no sean responsables de crímenes u otros graves delitos durante la insurrección roja. Muchísimos son los que se han acogido a la generosidad de las disposiciones vigentes en esta materia, e incluso a alguno a quien alcanzaba grave responsabilidad criminal se le permitió, con arreglo a dichas disposiciones, volver al exilio.»
(Documento facilitado por Eduardo Palomar Baró)