La División Azul y el incidente de Chambery, por Fernando Garrido Polonio

Fernando Garrido Polonio

 

Es sobradamente conocido que tras el regreso de la División Azul a España, iniciado en octubre de 1943, un importante número de Jefes y Oficiales españoles exigieron la permanencia de las tropas españolas en Rusia, y que como consecuencia de las presiones –evidentemente también por los puntuales intereses geoestratégicos del momento-, se formó de entre la propia fuerza divisionaria una pequeña unidad de unos 2.300 hombres, que al mando del coronel Navarro permanecería combatiendo en el frente soviético hasta su regreso en marzo de 1944.

Aquella unidad sería conocida como la Legión Azul y su vuelta a España coincidiría con el gran avance soviético que, también es sabido, produjo una desbandada general en los ejércitos alemanes que por entonces combatían en el llamado frente del Este.

En aquel maremágnum, algunos soldados españoles –miembros de la Legión Azul o divisionarios heridos que aún permanecían en los hospitales de retaguardia-, fueron concentrados en Riga y movilizados de nuevo por el ejército alemán para ser trasladados a Berlín, desde donde junto a los llamados “factores” (trabajadores españoles residentes en Alemania), ya bajo mando alemán y como soldados alemanes, serían trasladados a Austria para reincorporarse al frente de guerra en zonas de Hungría y Checoslovaquia.

Meses más tarde, tras la derrota definitiva de Alemania, muchos de aquellos combatientes intentaron regresar a España. Algunos buscaron una salida en tránsito por Dijon (Francia), pero se vieron sorprendidos y atacados por la llamada resistencia francesa que haría varios prisioneros y provocaría algunas muertes.

Los supervivientes acabaron en campos de concentración de Suiza, la mayoría en Lausanna, desde donde vía Ginebra intentarían tiempo después una nueva repatriación por tren.

Iniciado el viaje de regreso, en Chambery (Francia) fueron de nuevo atacados por centenares de radicales franceses, que pudieron preparar el asalto con toda clase de detalles gracias a los datos ofrecidos por los maquis.

Aquel ataque, conocido como “incidente de Chambery” tuvo graves consecuencias internacionales para Francia pues la extrema violencia generada contra los españoles que viajaban en el tren fue brutal. A las palizas y apedreamientos les siguió el lanzamiento de muchos de los viajeros por las ventanillas, el rapado de pelo a las mujeres y el desnudo de los más jóvenes, que fueron sometidos a escarnio público. Tres españoles resultaron muertos y setenta y uno fueron heridos.

Como consecuencia de aquella barbarie, Franco ordenó el cierre de fronteras con Francia y la expulsión de todos los militares franceses que se hallaban en suelo español.

Por su parte, los supervivientes acabarían concentrados de nuevo en Ginebra, desde donde, gracias a un acuerdo posterior entre el Gobierno español y el Gobierno francés, vieron facilitado su pase a Génova.

Finalmente, en 1946 aquel puñado de españoles conseguiría el ansiado regreso a la Patria. Lo harían a bordo del vapor Plus Ultra, que llegaría a Barcelona en diciembre de ese año trayendo a bordo un total de seiscientos siete repatriados. El buque atracó en el puerto de Barcelona, juntó al Club Náutico, al lado del cañonero Churruca, y los retornados serían recibidos por el Gobernador Civil y el Jefe Superior de Policía, junto a representantes de la Diputación y del Ayuntamiento de Barcelona.

Este es un episodio más de la historia de España, desconocido para muchos, pero que merece la pena recordar en estos tiempos de desmemoria histórica.


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