España, ¿Qué te han hecho? Por Pedro González Bueno

“Por eso ‘la Montaña’, nuestra Montaña, es mágica y sacral y seguirá siendo el baluarte de la independencia hispánica. Y ya estamos en el nuevo diluvio. Por un lado los vascones. Allá en el Este los cataláunicos. Y por abajo la morisca y la negritud acosando a Canarias y a Andalucía. Arden los bosques. Saltan las ciudades. Caen los viejos guardianes de la vieja unidad de ayer. El territorio se parte y se resquebraja. Y la política se hace fatalmente sísmica. Allí me encontraran arrodillado mirando a lo alto: a la montaña ¡La Montaña! Axis Mundi de España. Su eje de eternidad y salvación.” Ernesto Giménez Caballero Así estamos.

 

Lentamente, pero desde hace algún tiempo sin pausa y cada día con más intensidad, se va haciendo la luz sobre lo que ha sido la política en España en estas últimas cuatro décadas, y sus nefastas consecuencias. Es notorio un descontento general, que da la razón a los que desde hace años denunciaban los derroteros por los que transitaba la política nacional. Tras la inconsciente euforia que hipnotizó al pueblo con el señuelo de “vivir en democracia,” se ocultaron las renuncias que hacía España de las conquistas con las que se habían alcanzado excepcionales logros económicos y sociales, además de la labor de descristianización y desarme de principios y valores: de la dignidad del hombre, del patriotismo, del sentido de soberanía, del honor, de la ética y de la moral, fundamento todo ello, a lo largo de nuestra Historia, de los momentos de mayor esplendor y gloria. Como botón de muestra de lo dicho sobre las renuncias y en lo referente a un tema tan importante como lo social, me remito a Luis García Chillón (Las Magistraturas del Trabajo – Altar Mayor Nº 80): “ … afirmar, de entrada y sin genero de dudas, que los derechos reconocidos, y posteriormente desarrollados por norma positiva, que contenía el Fuero del Trabajo, son superiores, de más hondo calado social en suma, que los que proclaman los artículos 35 a 42 y 50 de la Constitución de 1978. …

 

No cabe duda que mucho más avanzado, socialmente hablando, resulta el preámbulo del Fuero que el de la Constitución, y eso sin entrar en comparaciones de todo un texto fundamental de XVI Declaraciones, por contra de los nueve artículos, desperdigados en dos Capítulos, del Título Primero de la Constitución. … A los trabajadores españoles se les ha escamoteado (convertida en doctrina del Tribunal Constitucional) los derechos adquiridos que les otorgó el Fuero… “ Una gran mayoría de españoles, como es natural, no han leído, y en consecuencia desconocen, tanto las Leyes Fundamentales del Movimiento como la Constitución de 1978, pero conocen, al menos los de cierta edad, y en profundidad, lo que ha sido su vivir bajo una u otra legislación.

 

También son conscientes de que, a lo largo de los últimos 40 años, se han repetido insistente y machaconamente, desde el poder y en consecuencia también por los medios, dos cosas por supuesto coreadas por el extranjero (ojo, ¡peligro!): la ejemplaridad de la Transición y la bondad de la Constitución. Y yo me permito decir que no son ciertas ni la una ni la otra, y que, por el contrario, se trata de un voluntarismo político justificativo de lo que fue y de sus consecuencias. El milagro de la Transición no lo realizan sus autores; el milagro lo habían hecho los españoles con su esfuerzo a lo largo de casi 4 décadas. ¿Por qué no se ha dicho ni una sola palabra de la España que se encontraron los artífices de la transición? Se repite, con aire de superioridad, que la transición española ha sido caso único en la historia de cómo pasar de una dictadura a una democracia, como si la España de 1975 fuera comparable con ninguna otra dictadura en esa circunstancia. ¡Un poco de formalidad! España en esas fechas gozaba de una salud exultante (que por cierto ya nos gustaría ahora disfrutar) y de una total estabilidad política y paz social. Dos años estuvieron vigentes las Leyes Fundamentales y las revueltas -de orden menor- que se produjeron, se debieron principalmente al viraje político (reconocimiento del comunismo, etc.).

Esa paz y estabilidad incluían unas relaciones óptimas con el exterior (léanse EEUU, la Comunidad Europea, etc.), lo que hace incomprensible el gratuito y vergonzoso entreguismo que se hizo entonces a los que fueron y siguen siendo sus enemigos, poco menos que solicitando su ayuda para realizar la transición. Consecuencia de todo ello… Yo me pregunto qué hubiéramos pensado si hace 40 años nos hubieran dicho:

• Que todos los partidos gobernantes en la democracia se iban a someter al chantaje para gobernar o seguir gobernando.

• Que sufriríamos 17 gobiernos, con sus correspondientes parlamentos, diputados, escoltas, etc., que conseguirían enfrentar a los españoles hasta poner en cuestión la unidad de España, desatar una guerra lingüística, de banderas, motivar una deuda pública 100% superior al PIB, tejer una maraña de 82 impuestos, etc.

• Que la proporción del PIB que se destina a gastos sociales (sanidad, educación y protección social), que en 1975 era superior al 50%, pasaría a rondar el 25% en 2018.

• Que el paro, prácticamente inexistente al iniciarse la Transición, sería superior al 15% de la población activa en 2018.

• Que los partidos políticos dedicarían su actividad exclusivamente a conseguir votos, lo que suponía enfrentamientos que impedirían llegar a acuerdos sobre temas nacionales de estado.

• Que se asaltarían capillas, se destrozarían cruces y monumentos, se ofendería impunemente a la Iglesia y a la religión, bien entendido católica, a la bandera, al Rey, y todo ello y más, bajo el amparo de una Ley llamada de Memoria Histórica.

• Que se desprotegería a la familia y consecuentemente descendería peligrosamente el índice de natalidad, lo que entre otras cosas, contribuiría a poner en riesgo las pensiones.

• Que en las Administraciones Públicas tendrían representación organizaciones nacidas de grupos terroristas y que tendrían representación parlamentaria partidos anticonstitucionalistas.

• Que los medios de comunicación dedicarían a crímenes, violaciones y a la corrupción y en consecuencia a juicios, recursos y sentencias, los espacios que en las décadas anteriores llenaban inauguraciones de pantanos, hospitales, fábricas, planes de desarrollo o cualquiera otra noticia relacionada con la creación de riqueza.

• Y, para colmo, que el gobierno ante estos hechos y otros muchos y graves problemas, se pondría de perfil, o con toda naturalidad declararía su incapacidad para resolverlos, o en última instancia, trasladaría el problema al poder judicial.

 

Me atrevería a contestar que no nos lo creeríamos. España no se merecía esto. Los españoles, siguiendo a Giménez Caballero, “arrodillados mirando a ¡la Montaña! Axis Mundi de la Hispanidad”, descubrimos, con una fe que nunca perdimos, que cada día se siente con más fuerza la reacción de un pueblo indomable que no acepta una España chata y sin valores. Cada día son más los libros, artículos, conferencias, manifiestos que no se someten a lo correctamente político, dicen la verdad de lo que ocurre en España y van desvelando la gran traición a la que, con mejor o peor voluntad, ha sido sometida. Por otra parte, con las banderas en sus ventanas y balcones, el pueblo sin palabras, hace saber ¡aquí estamos!

 

Creo que no está demás, antes de nada, aclarar que en esa fecha fue total la estabilidad de la nación, las instituciones en perfecto funcionamiento y entre ellas el ejército con una lealtad absoluta al nuevo Rey, entre otras razones por mandato del que le había designado como tal. Prueba de ello es que pasaron más de dos años bajo el mismo régimen, con alteraciones del orden público motivadas exclusivamente por la aceptación del partido comunista y de pactar con asesinos y traidores a España para la redacción de la nueva Constitución. Este hecho, que me atrevo a calificar de humillación gratuita y de cobardía vergonzosa, es el primer engaño al pueblo español y cuyas consecuencias viene sufriendo desde entonces. El segundo engaño fue hacer creer que el invento del Estado Autonómico era la genial solución del “café para todos”. Otra vez la cobardía dominando y otra vez a sufrir las consecuencias hasta límites como el vivido, y desgraciadamente, latente en Cataluña.

PUBLICADO EN AFÁN.COM

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