1943. El Jefe Nacional de la Falange, Generalísimo Franco preside en Santiago de Compostela la Peregrinación

1943 El Generalísimo Franco y el Ministro Secretario General del Movimiento José Luis de Arrese, presiden en Santiago de Compostela, la gran peregrinación de la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, con motivo del año Santo Jacobeo. Foto agencia EFE recogida de Internet.

En la mañana del domingo 24  de agosto de 1943, en plena celebración del año Santo Compostelano,  la ciudad de  Santiago de Compostela fue testigo de una de las más grandes peregrinaciones jubilares. La peregrinación de la Falange Española que sería presidida por el jefe del Estado Generalísimo Franco.

La ciudad amaneció engalanada con Banderas Nacionales, de la Falange y de la Tradición que  adornaron los edificios públicos.  En los balcones y ventanas de las casas se hacía presente la Bandera Nacional, así como una ingente cantidad de gallardetes y banderas orlaban las calles y plazas que habría de recorrer la gran peregrinación.

Llegados de todos los lugares de España, los miembros de la Falange comenzaron a concentrarse en la Alameda Santiaguesa. Un servicio de altavoces daba las necesarias consignas para la buena marcha de la concentración. Las formaciones se irían agrupando tras banderas Nacionales, guiones y carteles, con inscripciones que señalaban las provincias y los ayuntamientos de procedencia de los falangistas.

En la  Alameda también se concentró la corporación municipal de Santiago de Compostela con el pendón de la ciudad, escoltado por maceros y ujieres en uniforme de gala.     

En el centro de la Plaza de España, la conocida plaza de la fachada de la catedral del Obradoiro, forma una compañía de Infantería del regimiento nº 71 de  guarnición en Santiago, con Bandera, banda y música, que sería la encargada de rendir honores al Jefe Nacional de la Falange, Generalísimo Franco.

En las escalinatas del catedral formaban en doble fila  hasta el atrio, escuadristas de la Sección Femenina y del Frente de Juventudes de toda la región.

Poco antes del mediodía la gran peregrinación falangista se puso en marcha, Desde la Alameda los peregrinos provistos de cruces de madera, con sus bordones y conchas  del Apóstol, recorrieron la calle del Franco, plaza del Toral, Rúa del Villar, plaza de Platerías para desembocar en la plaza de España. Abriendo la marcha iba la banda Municipal de Santiago de Compostela, que interpretó durante el trayecto el Himno  al Apóstol. 

  1. Peregrinación Nacional de la Falange Española Tradicionalista y de las JONS a Santiago de Compostela con motivo del año Santo. Delegación de La Coruña Foto agencia EFE recogida de Internet.

A las doce en punto, entre grandes aclamaciones y gritos de ¡Franco! ¡Franco!,  hizo su llegada el Jefe del Estado y Jefe Nacional de la Falange, Generalísimo Franco. Las campanas de la catedral le saludaron con sus repiques, así como gran cantidad de bombas de palenque con sus estruendos. Acompañado del capitán General de Galicia, general Solans Labedan  y del jefe de su Casa Militar, teniente general Muñoz  Grandes, el Caudillo accedió a la plaza por la zona del Arco del palacio  episcopal. En diversas zonas de la gran plaza se situaron  la oficialidad de los regimientos de la guarnición, y la corporación Municipal de Santiago.

El Caudillo de España, que vestía uniforme blanco de la Falange, con boina roja, camisa azul y ceñido por el fajín de Capitán General, escuchó el himno Nacional y de seguido pasó revista a las fuerzas que le rindieron honores.

Miles de camisas azules y boinas rojas llenaron, en ese instante, la plaza con sus  brazos en alto, Los vítores  y gritos de ¡Franco! ¡’Franco!, salieron durante minutos de miles de gargantas. Los peregrinos confluyeron en la plaza y se situaron en los lugares reservados para ellos.

En la puerta de la catedral el Jefe Nacional fue cumplimentado por el alcalde de Santiago de Compostela y por los gobernadores civiles y jefes provinciales del Movimiento de las cuatro provincias gallegas y por otras autoridades militares y civiles.

Los peregrinos falangistas siguieron entrando en la plaza del Obradoiro. Al final de la marcha iba el Ministro Secretario General del Movimiento José Luis de Arrese a quien acompañaban los mandos Nacionales, Riestra del Moral, Valdés Larrañaga, Mora Figueroa y otros mandos de la Secretaria General del Movimiento.

Arrese se dirigió entonces hacia la puerta principal de la catedral donde saludó al Caudillo, a quien ofreció un bordón con la cruz y la concha venera, atributos del Apóstol peregrino, que llevaba bordadas en oro las cinco Flechas de la Falange Española.

En el instante en que Franco inició la subida de la escalinata principal de la espectacular catedral compostelana, miles de boinas rojas flamearon al viento, acompañadas por arribas a España y gritos de ¡Franco! ¡Franco!   

Ante la joya única del  Pórtico de la Gloria, el arzobispo de Compostela, doctor Muñiz de Pablos, acompañado del cabildo catedralicio, recibió al Jefe del Estado. El Generalísimo besó el anillo pastoral, algo que también hicieron las demás autoridades El Jefe del Estado entró en la Basílica bajo palio, cuyas varas eran portadas por seis canónigos. A su lado iban el arzobispo y el ministro secretario, Detrás las demás autoridades y representaciones

1943- El Generalísimo Franco preside la peregrinación Nacional de la Falange Española Tradicionalista y de la JONS con motivo del año jacobeo. Franco, acompañado del Ministro Secretario General del Movimiento y del alcalde de Santiago, entra en al catedral. Foto agencia EFE recogida de Internet.

La entrada del Caudillo a la catedral fue recibida con el Himno Nacional interpretado por el gran órgano. Franco, tras recorrer la nave central, ocupó un sitial preferente en el coro,  bajo un dosel frente a la capilla mayor del Apóstol.  A su derecha se situaron el capitán general de Galicia v el ministro secretario general del Movimiento.  En otros lugares reservados se sentaron las diversas autoridades civiles y militares. Mientras las naves del enorme templo se llenaban de los miles de peregrinos falangistas, miembros de la Sección Femenina y  fieles.

La Santa Misa fue oficiada por el Deán de la catedral señor Portela. En el momento de la Consagración, el gran órgano de la catedral interpretó el Himno Nacional, mientras las banderas y guiones se inclinaron en posición de rindan.

Antes de finalizar el santo sacrificio de la Misa, desde el pulpito, el canónigo señor Fernández Capón dirigió las preces para ganar el jubileo, que se aplicaban para rogar al Santísimo por la paz del Mundo, por España y por la intención del Sumo Pontífice Pio XII. Tras ello el doctor Muñiz de Pablos,  arzobispo de Santiago, impartiría la bendición apostólica 

Seguidamente el ministro secretario general del Movimiento  arrodillándose, ante el altar Mayor pronunció la siguiente Invocación: Aquí está postrada, a tus pies, la Falange, para pedirte, en esta hora decisiva del Mundo, por la unidad,  la grandeza y la libertad de España Por caminos de romeros, la demostración de Fe católica de la Falange ha venido a traer el clamor auténticamente español y tradicional de la juventud.

Señor Santiago: Esta juventud no es vergonzantemente piadosa; y ai acercarse a ti, descalzos los pies, y al sol de agosto las cabezas, no  ha procurado pasar inadvertida en busca de hacerse perdonar por los espíritus fuertes que aun consideran la religión como algo de conventos o barbilampiños.

Esta juventud ha entendido la vida como tú la predicaste, y desde los primeros escuadristas que dejaron sus ilusiones por las esquinas asfaltadas hasta los que hoy derriten sus vidas de fuego sobre las nieves de Rusta, han sabido que la militar y la religiosa es la manera auténtica de entender a España, y con la oración en los labios han luchado hasta la muerte contra los enemigos de Dios y de la Patria.

Mitad monjes y mitad soldados, nos enseñó a ser José Antonio, y hoy, con las camisas azules y las boinas rojas, hábito y uniforme, venimos a pedirte por nuestro Caudillo, por los destinos de España y por nuestra fe.

Querernos que la vida se nos haga dura y no tengamos un momento de reposo hasta conseguir una Patria cristiana y alegre, ambiciosa de orgullo y justicia, de hermanos en la ventura como hermanos en el sacrificio. Una Patria audaz y marinera, que lleve a los confines del Mundo la semilla buena, y en súplica, Señor, de que no nos dejes de tu mano, venimos a ti, peregrinos por todas las sendas de España.

Acepta, Santo Apóstol, las frases fervorosas de la Falange que ante tus plantas renueva su triple profesión de fe.

Creemos en Dios.

Creemos en España.

Creemos en Franco.”

Tras la intervención del ministro Secretario General tomo la palabra, desde el púlpito, en nombre del señor arzobispo,  el canónigo magistral, doctor Lago Clzur que entre otras cosa dijo: “Como antaño, hogaño, Santiago vigila v mira por sus hijos de redención; que por algo recibió de la Madre de Dios la misión heroica y noble de atendemos en la fe y defendernos como adalid. Huelga ya evocar la protección del Hijo del Trueno a lo largo de la reconquista, de la colonización de América y en la guerra de la independencia; huelga ya hablar de Clavijo o de Simancas desde que  el cañonero «Dato», símbolo de la fuerza invencible del espíritu español frente a la impotencia de la fuerza bruta, manejada por el averno, cruzó contra toda humana probabilidad las aguas del Estrecho, hasta la arremetida de Brunete, desde la ofensiva descomunal, de la bolsa del Ebro hasta la conquista de la capital de España, no una, sino mil veces sintieron nuestros héroes tú protección firme y constante del gran Apóstol, que en Zaragoza prometiera a la Reina del Pilar ser siempre nuestro invicto defensor.”

  1. Multitudinaria peregrinación de la Falange Española Tradicionalista de las JONS a Santiago de Compostela con motivo del año Santo. Foto agencia EFE recogida de Internet.

“Sí; Santiago jamás faltó a su palabra de sostener la fe de Cristo en tierras españolas, y con la fe, la grandeza auténtica de nuestra Patria; una condición nos pide, una prueba nos demanda: la que vos, Excelentísimo señor, habéis ofrecido concisa y precisamente: la de pensar y vivir, sentir y obrar cual si siguiéramos siendo «mitad monjes y mitad soldados; frase feliz por  ser el sencillo y claro trasunto de doble carácter histórico que ansiara el *Hijo del Trueno* para todos los españoles.”

“Levantad vuestros ojos hasta el altar mayor de esta Basílica y observareis en primer plano la figura paternal de Santiago, peregrino que nos predicó la fe, la austeridad y la constancia del monje cristiano, más arriba, allá, frente al cielo, cual si descendiera de nuevo a librar la batalla de la verdad y del bien, ved la ecuestre figura de Santiago, caballero, empuñando el estandarte de la Cruz en su izquierda mano, mientras en su diestra brilla el escudo, en ademán heroico de defender a España… Ahí tenéis el prototipo del auténtico español: Ateneos a su ejemplo como estímulo por España. Postraos ante el Señor Santiago, pedidle tres gracias: La paz del Mundo, una paz basada en la justicia y en el sentir fraternal de la caridad cristiana. La unión espiritual y patriótica de todos los españoles, y luz y acierto para el soldado que es hoy Jefe del Estado y aun ayer condujo a la victoria a las armas españolas en defensa heroica de la Cruz y de España.”

Al final de la ceremonia el gran Botafumeiro se enseñoreó de las naves de la gran catedral compostelana, mientras sonaba el Himno al Apóstol Santiago.

De seguido el Generalísimo Franco se dirigió al  camarín donde se halla situada la imagen del Santo Adalid, Patrón de las Españas, el Señor Santiago, para cumplir el rito de abrazar su imagen. El Caudillo dejó junto a ella la Cruz con el bordón de peregrino, que le había acompañado durante toda la ceremonia religiosa.

El primer soldado de España acababa de rendir homenaje al Hijo del Trueno, evangelizador de España,  vencedor de Clavijo, al amigo del Señor.

El Jefe del Estado abandonó la Catedral por la puerta de la Azabachería, donde miles de personas, situadas en la Plaza de la inmaculada, acompañaron su salida con clamorosos gritos de ¡Franco! ¡Franco!, y vivas y arribas a España.  Franco, tras pasar bajo un arco de brazos en alto formado por los miembros del Frente de Juventudes y Sección Femenina, acompañado por el capitán general de la Región Militar, el jefe de su Casa Militar y el gobernador civil de la provincia de La Coruña, pasó revista a una compañía de Infantería con el arma presentada. Tras ello la unidad de música interpretó, para despedir al Caudillo,  el Himno Nacional.  La despedida tributada al Jefe del Estado fue apoteósica. Antes de que el Ministro Secretario General del Movimiento, José Luis de Arrese,  abandonase la plaza, la multitud entonó el Cara Al Sol, dando, al final del mismo, el ministro secretario general los gritos de ritual, que fueron unánimemente contestados por la multitud.

Santiago fue tomado pacíficamente por miles de falangistas que se diseminaron por sus calles entonando sus marchas juveniles.

En aquella gran peregrinación participaron miembros de Falange de todas las provincias de España, que realizaron el viaje en trenes, coches particulares, autobuses y camiones, Otros, como un gran número de miembros de la División Azul, de diferentes provincias,  recorrieron el camino de Santiago a pie desde Navarra a Compostela.

La prensa de la época, entre ella la Vanguardia Española de Barcelona, destacaba al día siguiente de forma textual la gran jornada peregrina con estas palabras: “La ciudad de Santiago de Compostela  vivía la más grande de sus peregrinaciones jubilares. Era la Falange de España la que se acercaba a los pies del Hijo del Trueno para ofrecerle el homenaje de su fe y la ofrenda de su piedad religiosa. Franco, Caudillo de España y Jefe Nacional de la Falange, peregrino de esta magna romería de fe española, ha presidido la solemnidad. Era la Falange, y por consiguiente era el latido de España, quien se acercaba a los pies del amigo del Señor para expresarle el sentimiento católico del Movimiento. Profunda religiosidad la de los miles de camaradas llegados de las distintas provincias españolas, que ha conmovido a la ciudad de piedras milenarias para hacerla vivir la más grandiosa jornada de fe”.

Hay Vanguardia, ¡quién te ha visto y que te ve! Ayer con Franco, hoy con los enemigos de España. Siempre por interés del indigno Conde de Godó. Si ese es grande de España, como será el pequeño.


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