1943. El Generalísimo Franco preside un ejercicio militar en las cercanías de Guitiriz (Lugo).

El miércoles 18 de agosto de 1943 el jefe del Estado Generalísimo Franco presenciaba unas maniobras militares efectuadas por fuerzas pertenecientes a  la 81 División en el campamento de maniobras del sector de Pardiñas, en las inmediaciones de Guitiriz, provincia de Lugo,

En el límite de esa provincia con la de La Coruña, esperaban la llegada del Generalísimo Franco el gobernador civil y jefe provincial de Lugo, Santiago Vallejo, y el alcalde de la misma ciudad, junto a otros alcaldes, autoridades, Jefes locales del Movimiento, párrocos y  miembros del Frente de Juventudes y Sección Femenina que portaban banderas Nacionales, de Falange Española y de la Comunión Tradicionalista. En la carretera, se había levantado un arco triunfal, donde se leía una inscripción que decía: “Lugo saluda al Caudillo”. La carretera, hasta el campo de maniobras, se hallaba orlada con otros arcos triunfales, así como con banderas y pancartas de salutación al Jefe de Estado. En varios puntos de trayecto se situaron diversas comisiones compuestas por autoridades y jefes locales y comarcales del Movimiento, llegados desde varios puntos de la provincia. Una doble fila de miembros de Falange  y del Frente de Juventudes, cubrió carrera desde Betanzos al campamento de Parga.  

El Jefe del Estado llegó al puesto de mando de las fuerzas de maniobras poco después de las once de la mañana. Vestía uniforme de capitán general del Ejército. Le acompañaban el ministro del Ejército, general Asensio Cabanillas; y el capitán general de la Octava región, general Solans Labedan.

En el puesto de mando esperaban al Generalísimo el general, jefe de la División 81, Manuel Canellas; el general gobernador militar de La Coruña, general Martín Prats; el general Cerón, Jefe de Artillería del Cuerpo de Ejército de Galicia; el gobernador militar de El Ferrol del Caudillo, general Cayuela; ex gobernador civil de La Coruña, señor Aspe; gobernador civil en funciones y  jefe provincial del Movimiento de  La Coruña, y consejero Nacional del Movimiento Diego Salas Pombo y otras jerarquías.

También esperaban la llegada del Generalísimo Franco, el jefe de Estado Mayor de la Octava región coronel Molina; el jefe del Estado Mayor de la 81 División coronel Fernández Cabello; los demás jefes que componían ambos Estados Mayores y los mandos de todos los Cuerpos, Regimientos, servicios e instituciones armadas, de guarnición en La Coruña y Lugo, así como algunos miembros del S.E.U., acampados en el Albergué Nacional Universitario de Bergondo, con su jefe del distrito  universitario de Santiago de Compostela, José Luis Taboada, y el capellán del campamento.

Al descender del coche el Caudillo, saludó y estrechó la mano a todos los generales, autoridades, jefes y oficiales del Ejército que le aguardaban.

La presencia del Generalísimo entre sus soldados fue acogida con incontenible y visible emoción, que se transmitió rápidamente a todas las fuerzas militares, que vitorearon con entusiasmo desbordante  al Caudillo.

El Generalísimo, acompañado del ministro’ del Ejército, general Asensio, y de los altos mandos militares, pasó a ocupar una lugar de observación, previamente habilitado, para seguir desde allí la marcha de las maniobras que iba a presidir. El general Canellas, jefe de la 81 División, explicó ampliamente al Generalísimo los ejercicios a desarrollar, la situación del  terreno en que iban a tener lugar las maniobras y los detallados emplazamientos  de las fuerzas participantes.  El Caudillo y el ministro del Ejército, examinaron también los planos y cartas de cómo se desarrollaría el ejercicio militar.

Los efectivos que intervinieron en la maniobra, estaban integrados por las siguientes fuerzas: un batallón del regimiento de infantería Isabel la Católica, otro del Zaragoza, otro del Mérida; un grupo de artillería de 105 mm del regimiento nº 28, otro grupo también de 105 mm del regimiento nº 48; otro de 6’5 antitanque del regimiento de Artillería nº 28; un escuadrón de caballería del regimiento Talavera 18, con elementos motorizados; una compañía de defensa química; Transmisiones, Zapadores. Sanidad, Intendencia y otros servicios. En total unos 4.000 hombres, todos pertenecientes a la 81 división.

De seguido se dio la orden de inicio de las maniobras comenzando el fuego artillero.   El Generalísimo, con el Ministro del Ejército y demás autoridades siguieron atentamente las evoluciones de las fuerzas de infantería y los efectos de la acción artillera, durante el desarrollo de los ejercicios, mediante prismáticos  de antena y en contacto  el puesto de mando superior con los  secundarios, recibiendo siempre explicaciones del general jefe de la 81 División. A la una y media de Ja tarde se dieron por terminadas las maniobras.

El Generalísimo bajó después a una de las baterías de Artillería, próximas al puesto de mando y conversó con los oficiales y sirvientes.

Al finalizar el ejercicio  militar, el Jefe del Estado, acompañado del ministro del Ejército y del capitán general de la Octava región, y seguido de los generales, jefes y oficiales emprendieron viaje al balneario de Guitiriz donde se celebraría un almuerzo.

Los vecinos de Guitiriz se situaron en el trayecto y aclamaron con enorme entusiasmo al Jefe del Estado.

Al llegar al Balneario las autoridades locales dieron la bienvenida al Generalísimo, mientras la Unidad de música de la 81 División interpretaba el himno Nacional.

Seguidamente, se celebró en el Balneario un almuerzo que presidió el Caudillo de España.

A las cuatro de la tarde, el Generalísimo junto al ministro del ejército, altos mandos militares y otras autoridades,  se trasladó a un lugar de la carretera Nacional, situado antes de llegar al pueblo de Guitiriz, para presenciar el desfile de las fuerzas militares qué habían tomado parte en el ejercicio táctico.

El Generalísimo subió a una tribuna improvisada al efecto, colocándose a su derecha el ministro del Ejército y a su izquierda el capitán general de la Octava región. A ambos lados se situaron los generales, miembros del Estado Mayor, jefes de las distintas Armas y todas las demás autoridades y personalidades.

El desfile fue presenciado, asimismo, por numeroso público llegado de diferentes lugares de las provincias de Lugo y la Coruña, en el que figuraban representaciones del Movimiento, Frente de Juventudes y Sección Femenina, que portaban banderas Nacionales y del Movimiento. La multitud aclamó y vitoreó constantemente al jefe del Estado con gritos de ¡Franco! ¡Franco! ¡Franco!.

En el desfile participaron todas las fuerzas y servicios de la 81 División, a cuyo frente iba el general jefe de la misma, general Canellas Tapia.

Terminado el paso de las tropas el ministro del Ejército se despidió del Caudillo y demás jefes, para emprender desde la misma estación da Guitiriz viaje de regreso a Madrid en el tren expreso.

Poco después se despidió el Caudillo de todas, las autoridades y jerarquías emprendiendo en automóvil el regreso al Pazo da Meirás. El numeroso público concentrado prorrumpió en  vítores, aclamaciones, vivas a España  y  gritos ¡Franco! ¡Franco! ¡Franco!.

Carlos Fernández Barallobre.


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