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José Alfredo García Fernández del Viso, historiador
Puntual a la hora acordada llego a la vivienda particular de Don Pedro González Bueno Benítez, hijo del que fuera ministro de Acción y Organización Sindical en el primer gobierno de Francisco Franco. Me recibe en una estancia cuajada de multitud de libros, destacando en uno de sus extremos el despacho de Don Pedro jalonado por varias estanterías con decenas de volúmenes. Comenzamos a hablar sobre diferentes publicaciones y artículos relativos a la figura de Francisco Franco. Irremediablemente proseguimos con el tema de la Fundación Nacional Francisco Franco, dónde el entrevistado es directivo y patrono, por lo que consumimos el tiempo entusiasmados en la materia, conocedores ambos del tremendo impulso dado en los últimos tiempos a la misma, y entusiasmados ante el gran futuro que nos espera.
Tras casi una hora de conversación distendida, ambos con el libro sobre la figura de su padre en la mano editado por Altera cuyo título es En una España cambiante, nos lanzamos a hablar sobre el Fuero del Trabajo y sobre la figura de su padre. Sin darnos ni cuenta comenzamos de un modo informal una entrevista jugosísima dónde el tiempo transcurre a velocidad de vértigo;
Pregunta: Su padre desde muy joven sintió como suyo el genuino ideario de la Falange ¿les ha inculcado el ideario falangista?
Pedro González Bueno: Mi padre a parte de ser una de las personas más fieles a Francisco Franco, fue un gran admirador de José Antonio Primo de Rivera, buena prueba de ello es la creación y posterior plasmación del Fuero del Trabajo, ley que revolucionó al estado del momento en la vertiente político – social. Más concretamente contestando a la pregunta referida, yo no me puedo sentir más josé antoniano y franquista que fue mi padre. Por supuesto que nos inculcó el ideario de la verdad, la poesía y el amor a España, tan nobles principios deben transmitirse generación tras generación.
P: Sin lugar a dudas, su padre apostó por la unificación de las diferentes tendencias ideológicas del Alzamiento Nacional en un partido único, FET-JONS, con la perspectiva de los años que han pasado, ¿Cómo lo valora? ¿fue beneficioso para el sistema de Franco?
P.G.B: El decreto de Unificación cristalizo la idea del español genuino, lo que yo me atrevo a definir como “la España eterna”. Realmente en aquel tiempo fue complicado lograrlo ya que las diferentes familias nacionales se encontraban en varias vertientes.
Al ser alertado Francisco Franco por Serrano Suñer de cómo veía González Bueno los problemas en la retaguadia, Franco encomendó la unificación a Serrano Suñer y a mi padre, el primero manteniendo reuniones con los tradicionalistas, mientras mi padre hizo lo propio con Falange. Llegados a este punto he de decir que mi padre no conocía a Franco aún en persona, todavía no había tenido ninguna reunión con el caudillo.
¡Claro que resultó beneficiosa la unificación para el devenir del sistema instaurado por el Caudillo! Tenemos que tener claro que sin la unión en una comunión en defensa de España, Franco no habría ganado la guerra, ni lo que es más importante España tampoco hubiera logrado las metas que alcanzó.
P: ¿Qué trato tenía su padre con el General Franco? ¿era un trato como Jefe del Estado o más bien un trato como dos camaradas?
P.G.B: He decir que con Franco la camaradería no existía. Francisco Franco fue un general y un hombre, que sabía mantener la postura de Jefe del Estado sin fisuras ni condicionantes de ningún tipo, pero a la vez ofreciendo un trato cordial. Esta cordialidad es cierto que con mi padre fue aún más amplia y frecuente, ya que siendo Ministro mi padre trabó una relación muy estrecha con Franco. De hecho tras su etapa ministeriable, mi padre continuó su relación con “el Caudillo”, ya que si tenía que verlo para algunas ideas nuevas en las que mi padre estaba enfrascado como la electrificación del ferrocarril e incluso sólo para intercambiar impresiones, telefoneaba al Pardo, y sin dilación era recibido en audiencia por el Jefe del Estado.
P: El sistema franquista durante su existencia siempre tuvo como referencia a la Justicia Social, su padre la encarnó perfectamente plasmándola en varias leyes y medidas, ¿Qué produjo en aquel entonces en la sociedad española el Fuero del Trabajo?
P.G.B: Sin duda produjo una auténtica revolución social y económica debido a su tremendo desarrollo mediante diferentes leyes que dieron lugar a la creación de diversos organismos. Todo ello vino acompañado con la irrupción de una cobertura social sin precedentes, una cobertura desconocida hasta el momento, rupturista con el sistema capitalista y el marxista al mismo tiempo. Prueba de ello es la creación del subsidio familiar, dónde a partir de ese momento las familias obtienen ya un respaldo y no se encuentran desprotegidas, es en cierto modo la incipiente seguridad social. De todos modos un primer impacto se produce con la promulgación del Decreto del Trigo, tengo que deciros, servicio creado con anterioridad al Fuero del Trabajo, concretamente en 1937, mediante el cual se libera a los campesinos de los usureros al hacerse garante el Estado de las compras de las cosechas.
P: Antes de la promulgación del citado Fuero del Trabajo, su padre ya aplicó varias medidas previas como la del 20 de Mayo de1937 dónde decreta asignar un sueldo a los prisioneros de guerra con delitos no graves mientras realizan trabajos, ¿le causo a su padre algún problema con otros miembros del gobierno tanta “sensibilización” social?
P.G.B: No, al contrario. En aquellos primeros momentos del discurrir del nuevo sistema instaurado en la figura de Francisco Franco, todos, absolutamente todos, comenzando por el propio Franco estaban de acuerdo en la plasmación de la Justicia Social falangista dentro de la sociedad española. Sólo hubo problemas serios llegando a pensar en dimitir mi padre en lo relativo al capítulo XIII del Fuero, dónde se dirime la organización del estado nacional sindicalista.
P: Tras la muerte del Caudillo, ¿cómo vio su padre el desmoronamiento del Estado Franquista? ¿le causó cierta sorpresa o más bien lo intuía desde hacía tiempo?
P.G.B: Tengo que decir que lo intuía con total y meridiana claridad. Tanto fue así que poco antes de la muerte de Franco le expone en persona su honda preocupación por la sucesión en la persona del entonces Príncipe Don Juan Carlos.
P: Al hilo de la pregunta anterior, Franco proclama al entonces Príncipe Juan Carlos, su sucesor a título de Rey, ¿Don Pedro González Bueno y Bocos estaba de acuerdo con ello?
P.G.B: Mi padre no conocía a fondo al Príncipe, y por tanto no podía emitir un juicio totalmente razonado al respecto. Pero si vio como en los últimos tiempos de Franco se desarrollaban una serie de actuaciones con las que no estaba ni por asomo de acuerdo, para ello no dudó en escribir cartas al entonces Ministro de la Presidencia, D. Antonio Carro, dónde relataba su honda preocupación.
P: Usted como descendiente directo de él, ¿cree que las conquistas sociales continúan? O ¿más bien las estamos perdiendo todas?
Por tanto el panorama es desastroso, con una perdida de las conquistas sociales como tú las denominas flagrante y palpable.
En época de mi padre con muy poco se llevó a cabo una verdadera revolución social, económica y productiva. Ahora con mucho más no es que lo estemos perdiendo todo, es que sin duda ya está perdido, y desde luego las perspectivas de recuperación no son nada halagüeñas.
P: Hace unos meses una comisión mal llamada como de “expertos” ha dictaminado por orden del gobierno socialista saliente la exhumación del cuerpo de Francisco Franco del Valle de los Caídos, ¿Qué opinión puede dar al respecto?
P.G.B: Creo que es un bote de humo para distraer la atención de otros asuntos. De todas maneras no tiene el menor sentido tal actuación tras 37 años allí enterrado, máxime cuándo el enterramiento se produce por orden del Rey previa consulta con la familia Franco. Además déjame decirte que tratan el tema como si el muerto fuera un ciudadano más, sin pararse a pensar que es el anterior Jefe del Estado, guste o no.
También tal decisión desde mi punto de vista no depende ni de unos políticos ni de otros, y en el caso que nos ocupa menos de una comisión de expertos. Tal consideración trascendental debe ser meditada y adoptada por la familia Franco.
P: España se encuentra en un trance de su historia transcendental, sumida en una gran crisis, pero dígame, ¿crisis tan sólo económica? O ¿crisis del sistema?
Nuestra Constitución, es una constitución abierta, donde cabe todo. Debido a ello lo social y lo económico no solo no actúan coordinadamente si no, yo diría, enfrentadamente. A mi entender es el Estado el que puede y debe asumir esa función, estableciendo que la economía esté subordinada a la política. Es una cuestión de organización, no de intervencionismo.
P: Por último ¿qué opina sobre las medidas recientemente adoptadas por el Gobierno para hacer frente a la crisis?
P.G.B: Sinceramente, no estoy en condiciones de juzgarlas, pero si puedo decir que por lo menos el actual gobierno esta tomando medidas, que desde luego son duras y difíciles, de sacrificio y esperemos que de esperanza. En cambio lo que si puedo destacar es que ante situaciones de crisis como la que padecemos, nadie duda que quien tiene que arreglar el desaguisado, en gran medida producido por las ” libertades ” ofrecidas por el sistema, es el Estado. Y yo me pregunto, ¿no parece lógico que el sistema establezca que el Estado cumpla con una función que armoniza y favorece el desarrollo económico-social y que solo el puede cumplir, sin esperar a que se produzca el caos?
Como vemos ha dado para mucho, ya que hablar con Don Pedro, con un cabeza tan lúcida y con las ideas tan claras sin lugar a dudas es un lujo al alcance de muy pocos. Finalizamos la entrevista no sin antes continuar charlando sobre la situación actual angustiosa de España, jalonada por la crisis brutal sufrida, llegando tanto entrevistador como entrevistado a la conclusión de que debemos perseverar más si cabe en nuestra humilde lucha por España, desde todos los frentes posibles, en nuestro caso sin dudar, defendiendo, apoyando y divulgando la Fundación Nacional Francisco Franco.
Al despedirnos en la puerta de su domicilio me hace entrega de un libro sobre la crisis mundial emplazándonos para su posterior comentario, no sin antes agradecerle en mi nombre y sobre todo en él de la Fundación la amabilidad, entusiasmo y cariño con que nos ha recibido.