MARTÍN BARRERA, EN MI RECUERDO

Honorio Feito

Mi último artículo en mi Blog trató de informar sobre el fallecimiento de Luis Martín Barrera. Cada 20-N, él y yo éramos los redactores encargados de cubrir la información sobre la conmemoración de las muertes de Franco y José Antonio. Subir al Valle de los Caídos, acceder a la explanada cuando la noche invernal caía sobre el Valle como caen la nieve y frío sobre el impresionante monumento religioso-arquitectónico en esa época, era una auténtica aventura. La gran cantidad de españoles, que asistían a los oficios religiosos, el tremolar de las Banderas de España y de Falange, la presencia de autoridades y, sobre todo, la multitudinaria presencia de españoles hacían de aquel un acontecimiento grande y patriótico, cuando la Transición se encargaba de desclavar los herrajes de la unidad de España, para satisfacer la ambición de un régimen partitocrático, ambicioso y poco solidario. La subida, desde los Juanelos era en caravana, mientras los responsables del orden se afanaban por colocar los vehículos en los lugares de aparcamiento. Hacía frio y con frecuencia la nieve nos acompañaba dando ese ambiente pre-navideño que aumenta la sensación de orfandad para los españoles que consideraban que los buenos tiempos ya habían acabado.

Luis Martín Barrera llevaba sus dos cámaras Canon, su flash de antorcha Metz y varios carretes de blanco y negro y un montón de entusiasmo por una nueva jornada. Accedíamos como podíamos al interior de la Basílica y entre el recelo de algunos y la ayuda de otros, alcanzábamos algún lugar desde donde poder trabajar. Tras la misa, la consigna era correr porque en la redacción del periódico esperaban las fotos y el texto. No había móviles, ni router, ni otros mecanismos capaces de hacer llegar la crónica y el reportaje gráfico en un momento. Bajábamos de la explanada en caravana hasta alcanzar, ya en la salida del recinto monumental, la carretera de El Escorial por la que accedíamos a la A6 de camino para Madrid. En la redacción, prisas por todo y trabajo a destajo, porque así se trabaja en un periódico.

 He compartido con Luis Martín Barrera muchos momentos como el descrito, y otros más relajados, entrevistando a algún artista o personaje famoso del mundo del espectáculo, la política, el deporte o la cultura. También le debo el haber conocido a mi mujer. Hemos cubierto manifestaciones de todo signo y actos públicos en los que ha participado gente de todas las tendencias y de todas las ideologías. Hemos discutido y hemos reído mucho, como el día que Fermín Cabal padre, clavó unas agujas de acupuntura en su frente, o como el día que Tip y Coll, en una vieja discoteca, hicieron a Luis coparticipe de su show porque, en su afán por fotografiarlos de cerca, llegaba casi a invadir su propio espacio…

 Siempre dispuesto, ofreciéndose, participando. Administrativo en Estándar Eléctrica, su afición fue la fotografía. Aprendió y puso afán de superación sobre la mesa. Comenzó de laborante en el viejo periódico El Alcázar, con sede en Paseo de la Habana. Pronto salió a hacer calle, como informador gráfico, y desde entonces, combinando el laboratorio y el reporterismo, su vida profesional transcurrió, como he dicho, entregada a su vocación principal: la fotografía, y los perros.


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