Vicente Morella Fuset
Dijo después Caín a su hermano Abel; salgamos fuera. Y estando los dos en el campo, Caín acometió a su hermano Abel y le mató. (Génesis, 4,8)
“Te equivocas sentenciándonos por anticipado. Creo que deberías de pensar sobre quienes somos nosotros. Tu problema recae en que ningún partido político ni en ninguno de sus programas te convence ni por supuesto ni te llena materialmente ni espiritualmente. Pero ¿Cómo lo van a hacer? Cuando el Tradicionalismo señala que no cree en los programas políticos sino en las doctrinas (al principio era el Verbo y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros). Así pues, los enamorados no tiene un programa de los abrazos que se van a dar porque su doctrina es el Amor”.
No podemos permitir que los españoles permanezcan envenenados por injurias, rabias, rencores… ni tampoco podemos vivir en una España dividida en partidos políticos. Partidos políticos, que con sus elecciones, son el culmen de la decadencia española en el que los españoles se dividen en dos sectores (ya sea de izquierda o de derecha) y se insultan, se pelean y en el que deciden si Cataluña se separa de España o si es lícito matar a la próxima generación española dentro de sus madres. Y ¿podemos confiar en los partidos políticos para solucionar los males de España? Pues no. Los partidos políticos no están capacitados para remediar a España porque ellos son los males de España. Porque ellos ven a España desde una óptica (ya sea de izquierda o de derecha) no la ven de un modo total.
Y hay que actuar ahora porque ¿puede ocurrir que dentro de 40 años, los jóvenes de hoy en día, y que entonces serán ancianos, permitir que España haya perdido su razón de ser? Los acontecimientos históricos que se avecinan tienen que ser ejecutadas por nosotros, porque el momento actual de nuestra patria coincide en que se resolverá su destino para dentro de mucho tiempo y que corresponde con el momento de que nosotros somos y semos jóvenes y de que tenemos que actuar.
Sin ninguna duda todos los acontecimientos, movimientos, hechos… que están pasando en España hacen señalar que las juventudes españolas es la única fuerza de que tiene nuestra patria para derrocar la actual situación española. En España las cosas marchan mal, y desde hace mucho tiempo, y eso los españoles lo conocen desde que tienen 3 años. Hay muchas teorías, explicaciones, o como quiera que se le llame, pero la verdad es que España transita por el mundo desde hace demasiado tiempo con muchas penas y ninguna gloria. España ha de mirar muy a su pasado para en su historia ver una etapa de gloria y de victoria.
No es legítimo descansar y gozar de nuestro pasado teniendo un presente lleno de gorrones que comen a costa de todos los españoles. La historia de la patria la aceptamos a toda regla y para solucionar los problemas actuales nos debemos de servir de ella y de la tradición. Algunos pensarán que España tendrá algún hechizo satánico o que el pueblo español no sirve o es mediocre. Otros pensarán porque la actual España no figura en la historia y no hallan solución para su remedio. En definitiva, España está experimentando su mejor forma de morir. Creo, que ha estado y está, encabezada por un grupo de gentes singularizada porque son mediocres y muy cobardes.
Así la juventud no tiene un punto donde agarrarse. Están solas y eso es lo que España no necesita. El abandono o la huida no es posible, si se hiciese sería el toque mortal para España y para los españoles. Pero en España hay una energía y fuerzas más que suficientes para salir vivos y triunfantes de esta etapa histórica y para destrozar el cáncer que tenemos. La energía y pasión de la juventud, que aunque a veces hace que cometamos errores y yo las cometo muy a menudo, hace que sea esencial para la recuperación de España. La verdadera juventud de España debe ser superior a todo cuanto nos rodea y nuestro espíritu no puede subsistir en un ambiente de tan escaso valor moral.
El dilema de la juventud es que tienen que alcanzar su moralidad o su conciencia de misión histórica. Deben saber quién son y porque deben de tomar parte en una “regeneración” de la vida española en todos sus aspectos, especialmente, en su moral y valor. ¿Por qué es importante la juventud? Tienen un futuro por delante, tienen pasión, espíritu y son españoles. El ser español, antaño una de las cualidades más grandes y que más valor encerraba en todo el mundo (honra y prez de todo el orbe; tú, la porción más ilustre del globo), ahora parece ser que es un delito.
UNIDAD, ILUSIÓN Y MORAL.
Sin duda la unidad de España fue el concepto que nos permitió ser una potencia mundial y de Dios y la que nos permitió tener un pasado glorioso. ¿Quién no quería ser español en aquella época? Todo nos hace pensar que la lucha por la unidad es la lucha por la existencia de la propia España. El problema de la unidad es que la solución la deben de dar los propios españoles ya que los que dirigen este problema son mediocres e inferiores al concepto de español.
La ilusión junto al sacrificio y la unidad fueron los conceptos que los conquistadores españoles llevaban en la cabeza. Hernán Cortes o Pizarro seguro que pensarían que sin sacrificio e ilusión no conseguirían levantar un Imperio.
La moral, el valor o mejor dicho alejarnos de Dios nos ha llevado a los problemas actuales que tenemos. El periodo en el que estamos se debe a la no existencia de una moral nacional. Si en el tiempo de vacas gordas no hubiéramos tenido la avaricia de especular para conseguir mucho dinero o si la economía no hubiera sido una economía de mercado y sí una economía de personas donde quién tuviera más ayudará a quién tuviera menos no estaría pasando esto. La juventud debe tener unos valores y una moral católica para solucionar los problemas españoles presentes y creo que si no ocurre ésto sin lugar a dudas España se romperá a pedazos como un puzle. El futuro de España debe de ser el futuro de Dios. España debe de apoyarse en la unidad y ésta en una moral nacional fuerte. El ser español, su sacrificio y entrega a la patria, su gente y a Dios, debe ser la única moral que haya en este país.
La juventud ha de ser el alma de España. El carlista tiene que ser un hombre de pensamiento católico y patriota, que haga de su quehacer diario un permanente acto de servicio a la sociedad española. Nuestras acciones deben ser como un viento nuevo que purifique nuestra atmósfera; que con estos actos nos sintamos españoles y hombres.
Para aproximarse a la libertad y a la felicidad no basta con cambiar los sistemas. Hay que cambiar los ánimos y los corazones de los hombres, de los gobernantes y de los gobernados, de los poderosos y de los súbditos, de los que mandan y de los que han de obedecer. (Papini)