El Sí o Sí de la reforma administrativa

 
  Honorio Feito
 
 
   Los periódicos del domingo 23 de junio de 2013 anuncian la orden de salida de la que será la próxima reforma administrativa, y anuncian las dificultades que se encontrarán los gestores de la misma para alcanzar los acuerdos necesarios. Resulta, en cierto modo, irónicamente reconfortante leer ahora declaraciones de algunos personajes que fueron en su día titulares en los gobiernos de la UCD presidida por el señor Suárez, y también leer artículos de muchos periodistas que, en aquellos tiempos, ensalzaron aquello del señor Clavero Arévalo (lo del café para todos, ¿se acuerdan), y que ahora reniegan de lo que entonces defendieron. 
 
   No soy el único que piensa que el gobierno del Partido Popular, que preside el señor Rajoy, ha perdido la oportunidad que le brindaron los españoles en los últimos comicios electorales celebrados en España, de llevar adelante esta reforma en el inicio de su mandato. Los casi once millones de votos obtenidos fueron un cheque en blanco para acabar con los privilegios políticos y reducir a la Administración hasta ajustarla a las necesidades de la sociedad española. Esa reforma, o, si lo prefieren, esa reducción de instituciones y privilegios, incluía ¡cómo no! a las Comunidades Autónomas. La España heredada por don Mariano Rajoy y su equipo ministerial estaba necesitada de una reducción drástica de los privilegios de una casta política que ha abusado, ha crecido y se ha ensanchado como una masa gasificada. Haber acometido, de entrada, casi estrenándose en el gobierno, esta reforma hubiera dado confianza al equipo ministerial y tranquilidad a los españoles que habían votado por ello. 
 
   En muchos ambientes se duda, no obstante, de la voluntad del gobierno para hacer una reforma en toda regla y, en otros ambientes, existen dudas acerca del comportamiento de las propias Comunidades Autónomas para aceptar los recortes. El tiempo también es un factor decisivo en esto porque, de haber comenzado su mandato con este asunto, la desastrosa herencia recibida hubiera sido un argumento lo suficientemente sólido para ser aceptado, incluso, por parte de la oposición. Pero los resultados de la gestión del gobierno del Partido Popular no han hecho más que consolidar la mala gestión de los gobiernos socialistas presididos por el señor Rodríguez Zapatero y esa losa pesa ya sobre el señor Rajoy y su equipo. 
 
   Busque, amigo lector, los ejemplares del diario El Alcázar, de la época de la Transición, y lean en ellos los resultados que entonces se adivinaba y comprenderán porque digo que resulta irónicamente reconfortante leer las declaraciones que hoy día hacen los que tuvieron alguna o bastante responsabilidad en este asunto. Y añado que maldita la gracia que hace tener la razón cuarenta años más tarde.
 
 
 

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