El abad de Montserrat pide perdón por el apoyo de la Iglesia a Franco

A.L. 
Diálogo Libre 
 
 
 
   Tan sólo una semana después de la beatificación de 522 mártires de la Guerra Civil, la Iglesia catalana ha sucumbido a las presiones de sectores izquierdistas y republicanos, que reclaman un acto de desagravio para con los caídos del Frente Popular.
 
   Apenas transcurridas unas horas de la macrobeatificación celebrada el pasado domingo en Tarragona, el arzobispo de esa diócesis, Jaume Pujol, ya se vio obligado a precisar el carácter religioso de la beatificación de esos mártires, que murieron por la simple condición de profesar la fe católica, y mostrar su reconocimiento por las víctimas del bando republicano.
 
   Este domingo, le ha tocado el turno al abad de Montserrat, Josep Maria Soler, quien se ha erigido en portavoz de toda la Iglesia catalana pidiendo perdón por el papel de la institución durante el franquismo y enfatizando que la Iglesia no sólo no quiere acusar a quienes mataron a religiosos durante la Guerra Civil, sino que ya les ha perdonado.
 
   Al parecer, a quienes no ha perdonado del todo son a los del bando nacional, con el que se alineó confortablemente la Iglesia española, y también la catalana, porque en ello le iba la misma supervivencia ante la barbarie desatada por los grupos extremistas de izquierda -integrados en la heterogénea amalgama del Frente Popular-, que causaron la muerte de 7.000 religiosos, incluidos 12 obispos.
 
   Durante la misa de acción de gracias por la beatificación de 21 mártires de Montserrat, Soler se ha mostrado hoy partidario de “seguir reflexionando sobre ese período de nuestra historia para analizar todos los hechos, pero quizá sí que hace falta un pronunciamiento más explícito”, ha dicho el abad.
 
   Josep Maria Soler ha insistido en pedir perdón en nombre de la Iglesia, cabe suponer que a quienes desprecian la fe católica y fueron sus verdugos durante los tres años que duró la Guerra Civil: “Ante el testimonio de sus mártires beatificados, lo vuelve a hacer a través de mí, por las veces que, a causa de las limitaciones humanas, no hemos ofrecido un testimonio suficientemente transparente del Evangelio ni hemos sido suficientemente generosos en servir a todo el mundo“, ha dicho en su homilía el abad de Montserrat.