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Una entrevista hecha en la televisión española a la embajadora de México en España nos ha hecho meditar sobre esa falacia, institucionalizada por tirios, troyanos, ilotas y cipayos, que insiste en el aislamiento de España, aislamiento que se solucionaría cuando, muerto Franco, se acabara la dictadura y llegaran las luces de la santa y presunta democracia. Por cierto, este sistema, el democrático, no gustaba nada a Platón, ya que el filósofo griego ponía a la democracia sólo un escalón inferior a la tiranía. Para el griego el mejor gobierno era la oligarquía, el gobierno de los mejores.
La periodista, que posiblemente algo había oído hablar de Franco y de su “aislada dictadura”, soltó una sarta de elogios a México que había acogido a españoles perdedores de la guerra civil, país hermano con el que no recuperamos las relaciones diplomáticas hasta la llegada de la ya citada “democracia”, terminando con cerca de 40 años de aislamiento internacional. Por supuesto que nada se habló de las corruptelas de los gobiernos mexicanos que se aprovecharon de los tesoros robados por los corruptos políticos del Frente Popular, llevados a México en el yate “Vita”, cuyos beneficios pasaron de largo frente a las narices de muchos exiliados.
Después de la Guerra de Liberación, España no sólo estaba deshecha, sino que habiendo estallado la segunda guerra mundial, la reconstrucción se hizo de forma muy dura y difícil. Pero se hizo. Y a lo largo de muchos años difíciles, desde antes del final de la guerra, esa reconstrucción se realizó sin pausas y a fondo. Y hemos de aclarar aquí que se reconstruyó en aquella época de auténtico aislamiento, no sólo lo destruido por casi tres años de guerra, sino lo destruido por los del Frente Popular, una catástrofe para nuestro Patrimonio. Porque los defensores de aquella república han de saber, que ya va siendo hora, que además de la destrucción del Patrimonio hubo un gigantesco saqueo del mismo, saqueo “legal”, no lo olvidemos.
Fueron unos años de duro aislamiento que se fue suavizando con los años y que terminó gracias a los pactos con los EEUU (1953), y sobre todo, cuando entramos en la ONU (1955). Pero no olvidemos que ya habíamos entrado en la FAO en 1950; en 1952 en la UNESCO; en UNICEF en 1954… Todo vendría después en cadena, como la entrada en la OIT (con nuestros sindicatos verticales…) en 1959, etc.
Pero es que España conseguía un tratado preferencial con la Comunidad Europea, cuyas indudables ventajas quedaron cercenadas al ingresar años después en esa Comunidad que imponía condiciones draconianas, que nuestros inútiles políticos aceptaron sumisamente. Había que salir en la foto aunque resultara desenfocada o movida. Dejemos lo institucional y pisemos tierra.
A partir del desarrollo español en los 60 (“desarrollismo” para los progres), el turismo hizo de España uno de los países más visitados del mundo, y con tanto turista en nuestras playas y ciudades, ese aislamiento es imposible. Yo he vivido ese bum en la Costa Brava donde estuve destinado cuatro años y medio, y entre las principales razones de su elección estaba la tranquilidad y la seguridad, que en mucho país “democrático” brillaban por su ausencia. España conseguiría en 1975 ser la Sede Mundial del Turismo, en pugna, precisamente, con México. A muchos extranjeros, gracias a sus amos políticos, no les gustaría Franco, pero les encantaba la “España de Franco”.
Y se daba el caso sorprendente (sorprendente hoy día) de que nuestras relaciones con México eran entonces más estrechas que en esta época de presunta “libertad”. El intercambio de artistas era continuo y con indudable éxito. En España era Cantinflas casi tan popular como en México, y no digamos Jorge Negrete o Acebes Mejías. El cine mexicano tenía muchos seguidores. Todavía recuerdo las colas para ver en el Palacio de la Prensa “Al son de la marimba”. Los hermanos Rojo eran habituales en películas españolas. Amparo Rivelles o Sara Montiel triunfaron en aquella tierra. Y como era buena gente, les entusiasmaban las películas de Joselito y de Marisol.
También había una gran relación cinematográfica y musical con Argentina. Todavía recordamos a Mirtha Legrand en “Doña Francisquita”, y hasta las inocentes películas de Sandrini. Y en la radio, a Pepe Iglesias “el Zorro”.
El “aislamiento” no impidió rodar en España “El doctor Zhivago”, ”Lawrence de Arabia”, “La caía del Imperio Romano”, “Campanadas a media noche” (de Orson Welles), “Alejandro Magno”, “55 días en Pekín”, “Patton”… Pilotos españoles volaban los “Messerschmitt” en “La batalla de Inglaterra, en cuya película, Bilbao prestó sus calles a un hipotético Berlín bombardeado. Muchos actores norteamericanos trabajaron en tierras de la dura “dictadura”, algunos en películas españolas, como Betsy Blair en “Calle Mayor”, premio del Festival de Venecia en 1956. Película coproducida con Francia, país cuya relación cinematográfica y musical era muy estrecha. Con Francia e Italia se hizo “Los tres etcéteras del Coronel”, sobre una obra de Pemán, en la que la sueca Anita Ekberg hacía de fulana cateta y castellana, porque el cine lo puede todo. Con Italia esta colaboración era muy estrecha. España ganaba premios cinematográficos con “Calabuch”, “Bienvenido Mr. Marshall”, “El lazarillo de Tormes”, “Amanecer en Puerta Oscura”… y no citamos más películas para no cansar. Hubo una película con el actor Heinz Rumman en colaboración con Suiza…
Abandonamos el cine y vamos a pasar al deporte. El deporte no tiene fronteras. Corredores españoles participaban en carreras ciclistas por esas carreteras europeas, y Bahamontes ganaba el “Tour de Francia” en 1959; Paco Goyoaga ganaba en 1953 la Medalla de Oro en el Campeonato del Mundo de Saltos, en París y se llevaba once trofeos en el “Concurso de Saltos Internacional de Barcelona”; el piloto Tomás Castaños ganaba el III Campeonato Mundial de Acrobacia en Sondica (en Sondica, no en el espurio Sondika…) en el año 1964; el Real Madrid empezaba a acumular Copas de Europa… Por cierto, España organizaba los primeros Juegos del Mediterráneo…
Y un recuerdo a los festivales musicales. España ganaba en dos ocasiones el de Eurovisión y organizaba en Barcelona el del Mediterráneo, en el que actuaba lo más granado de los cantantes de España, Francia, Italia y Grecia. En 1963 ganaba Salomé con una canción en catalán (“S´en va anar”), y un año antes se lo llevaba Nana Moscouri, siendo Barcelona su plataforma de lanzamiento.
¿Por dónde cae el aislamiento? Una falacia más, un viejo “banco pintado”, pero que a las nuevas generaciones (las que ahora tienen 50 años…) mentaliza, con un absoluto desprecio a la verdad porque no tienen, al parecer, tiempo ni ganas de investigar. Pero todavía quedamos testigos. Yo viajé con otro amigo Cadete por Francia e Inglaterra en auto-stop en verano del año 1954, y comprobé pie a tierra cómo eran esos países que gracias a mi “aislamiento” estaba recorriendo y conociendo.
Me gustaría encontrarme, públicamente y cara a cara”, con alguien que soltara eso del “aislamiento”.
Para completar este tema he de decir que como militares, si bien nuestras salidas al extranjero no eran tan frecuentes como ahora, también hicimos cursos por ahí, principalmente en los EEUU, pero también se hacían en Francia e Italia, y hasta algún selecto marino pudo ir a un curso de misiles navales en la Gran Bretaña. Y también hubo maniobras fuera de nuestras fronteras con otros Ejércitos. Militares españoles, entre ellos de la Guardia Civil, fueron asesores en otros ejércitos e instituciones policiales. Por cierto, siempre al servicio de España, nunca comprometidos con los intereses de otros países.