Von Thíes
Después de leer lo que dicen los “medios” y los políticos de todas clases sobre la posibilidad de abrir un nuevo Museo Militar en Barcelona, han conseguido, para empezar, que nos unamos con entusiasmo a NO ABRIR MUSEO ALGUNO. No tanto porque no se pueden echar margaritas a los cerdos.
Se quiere hacer un museo “pacífico”, reducido a lo catalán, como si el Ejército no fuera un organismo nacional mucho más amplio que una simple sucursal taifa. Nos entristecen las razones de un paciente teniente general para convencer a los inconvencibles patanes catalanistas. Parece mentira que no sepa calibrar a los miserables que tiene enfrente, pues sigue la pauta de aquellos anteriores Capitanes Generales que cedieron y cedieron y cedieron, a ver si había suerte y se calmaban las fieras catalanistas concediéndoles parte de lo que exigían.
Después del inconcebible y cobarde cierre del Museo Militar en el Castillo de Montjuich, leemos hoy sólo estas frases para recordarnos que existió:
“El Museo Militar de Montjuïc fue inaugurado en junio de 1963 por Francisco Franco y se cerró definitivamente en mayo de 2009, cuando era uno de los últimos legados franquistas en la capital catalana”.
¿Qué diablos quiere decir eso de los “últimos legados franquistas”? Porque “legado franquista” es el castillo de Montjuich, con y sin museo, que lo cedió al Ayuntamiento de Barcelona, así que devuelvan el Castillo al Ejército, ya que eso de los “legados franquistas” es al parecer algo indigno y muy peligroso. Y ni una palabra sobre la calidad de aquel Museo digno de un Municipio con vergüenza y dignidad, no como el de Barcelona.
Las “razones” que dan una serie de personajes catalanistas serían hasta graciosas, si no fuera por la vileza y falacias que encierran. Hacemos un breve resumen.
El Consistorio comunicó que sólo aceptaría un “memorial pacifista”. ¡Toma castaña! Ya teníamos un submarino pacifista en Torrevieja, pediremos que nos lo manden y lo ponemos junto a un par de pacíficos cañones.
Felip Puig, que es Consejero de Empresa y Empleo, dice que el plan del Ejército para instalar en Barcelona un nuevo museo militar “no es un deseo compartido” por la sociedad catalana, ya que “no tiene vocación militarista”. Nunca te acostarás sin haber oído una nueva tontería.
El líder del grupo municipal de ICV-EUiA en Barcelona, Ricardo Gomá, también dijo que “el exhibicionismo armamentista no está en el ADN de nuestra ciudad, referente de la cultura de la paz, del diálogo y del ‘No a la guerra’“. Y los catalanes Prim o Cusachs sin enterarse…
El candidato de ERC a la alcaldía de Barcelona, Alfredo Bosch, pide que en vez de instalar el museo, Defensa cediera a la ciudad los edificios del Gobierno Militar y Capitanía General para instalar en ellos la biblioteca provincial. Este es como el monaguillo, empeñado en que el cura le regale su bolígrafo verde, y lo malo es que si se pone muy pesado, al final lo conseguirá.
Ya sabemos que cuando algo puede salir mal, saldrá mal y lo de abrir un “nuevo” museo empieza de mala manera, por eso unos cuantos no somos partidarios de esa idea, aplastada además por la Ley de la Memoria Histórica, versión butifarra.
Si se tratara de abrir un museo digno y de forma digna, aunque fueran con restos de lo que tristemente se eliminó del de Montjuich, y no un quiero y no puedo sometido al diktat separatista, hasta podrían contar con nosotros, por el momento, ni soñarlo…