Sí, ganamos la Guerra

Salvador
Sostres

ABC

   Se dice como
un insulto que tú eres hijo o nieto de los que ganaron la Guerra. Nuestra
Guerra Civil, se entiende. ¿Por qué es un insulto ganar una guerra? En
cualquier caso tendría que ser insultante haberla perdido, y de aquella manera,
y con aquellas siniestras banderas.

   Es preferible
que no haya guerras, pero fue una suerte que la nuestra no la ganaran los que
quemaban iglesias, los de las checas, los del tiro en la nunca en las cunetas,
los que falsificaron las últimas elecciones republicanas para dar un golpe de
Estado -del que nunca se habla- y ocupar ilegítimamente el poder.

   ¿Por qué se
toma como un insulto que te digan que eres heredero de los que ganaron la
Guerra? ¿Por qué es mejor ser familiar de los que por suerte la perdieron y por
más suerte todavía no pudieron poner a España bajo la influencia del Pacto de
Varsovia?

   Ayer el
presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, para defender a Lluís Lach de
sus declaraciones sobre los funcionarios, le afeó al PP ser el partido de
Rodolfo Martín Villa. ¿Quién hizo más por la democracia y por la libertad?
¿Llach o Martín Villa? Fueron los políticos de la Transición y no los cantantes
los que nos aseguraron nuestro actual sistema de libertades. Fue el franquismo
quien trajo la democracia a España, y no la Resistencia, articulada mayormente
alrededor del Partido Comunista, mucho más totalitario que el Régimen.

   Los políticos
de la derecha tendrían que curarse del complejo antifranquista. La clase
política del franquismo fue brillante y seguramente la más culta y preparada
que hemos tenido en siglos. Nadie tiene que avergonzarse de haber sido ministro
de Franco, o de que su padre o su abuelo lo fueran, todo lo contrario que
aquellas deprimentes ministrillas de Zapatero, que parecían salidas de un
anuncio de detergente.


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