El Valle de los Caídos, por el Gral. Juan Chicharro Ortega

Juan Chicharro Ortega

General de División de Infantería de Marina (R.)

Blog 

Cobra actualidad estos días el Valle de los Caídos por la proposición no de ley que el PSOE ha hecho instando al Gobierno a retirar los restos del Generalísimo Franco de la basílica ubicada en ese Valle. Una propuesta que ha sido aprobada con los votos favorables de dicho partido, de C,s, y Podemos, con la abstención del relativista PP y de ERC, si bien este último por motivos diferentes.

En cualquier caso este es un asunto que debe ser considerado con prudencia y que en mi opinión debe ser afrontado con grandes dosis de inteligencia, valentía y al mismo tiempo con altura de miras intentando buscar una solución que lo saque de las continuas disputas que en torno a él se presentan.

Un campo santo militar

Desde estas líneas se apunta una posible solución tal cual pudiera ser la creación de un Campo Santo militar; una iniciativa que hace un par de años fue lanzada por varias personas preocupadas por el futuro de este excepcional monumento. Desafortunadamente sin mucho éxito.

Rendir homenaje y mantener el recuerdo de nuestros antepasados está en la esencia del ser humano. Los cementerios son sitios de cita de los deudos de los allí enterrados, sin embargo lo que es una realidad a título individual en España no parece serlo tanto cuando de colectivos se trata; especialmente en lo referido al ámbito militar y más en concreto al de aquellos caídos en combate en las diferentes campañas que nuestra nación ha tenido aquí y allende los mares.

¿Dónde están enterrados nuestros caídos en las campañas de Cuba, de Filipinas, de Marruecos, de Ifni, del Sáhara o en las de nuestras incontables guerras civiles?

Cualquiera que haya visitado Washington no habrá dejado de percibir la devoción y respeto que los norteamericanos tienen por sus caídos. El cementerio de Arlington visible desde muchas perspectivas de la ciudad es paradigma de ello. Pero no es el único. Allá por donde ha pasado el ejército norteamericano nos encontramos con cementerios bien cuidados por doquier. Recordemos los de Normandía, por ejemplo.

Tanto británicos como franceses muestran la misma actitud en todas partes. Y en el caso francés cada 14 de julio todos los franceses sin distinción de ideologías rinden homenaje a sus caídos. En todos los pueblos de Francia.

Alemania por su parte, a través de una organización denominada “Organización para la conservación de los caídos en guerra”, mantiene y conserva 800 cementerios por todo el mundo y se encarga de 2 millones de tumbas de alemanes caídos en combate. A resaltar que cuenta con fondos de los Estados Federados y que incluso el Gobierno Federal aporta 4 millones de euros al año.

¿Y España?

Pues qué quieren que les cuente que no sepan o intuyan ya. La mayoría de nuestros caídos en tantas campañas del pasado, salvo los que tuvieron la suerte de ser recuperados por sus familiares, andan simplemente desaparecidos y enterrados nadie sabe dónde.

Valle de reconciliación

El Valle de los Caídos se planeó y construyó para la reconciliación nacional y allí yacen combatientes de los dos bandos que lucharon en nuestra guerra civil. Pero no nos engañemos, toda vez que sabido es que se mantiene el rechazo mayoritario de los que lucharon en el bando rojo y por lo tanto es obvio que en las circunstancias actuales no parecería viable una empresa como esta, salvo que se dieran grandes esfuerzos de comprensión y conciliación por los representantes de las partes entonces enfrentadas.

Franco y José Antonio

Sin duda el primer obstáculo y no menor es el deseo irrefutable de la izquierda española de exhumar y levantar de allí los cuerpos del Generalísimo Franco y de José Antonio Primo de Rivera algo que no es en absoluto negociable para no pocos españoles, si bien la verdad es que ya no parece que sean tantos y buena prueba de ello es la vergonzosa pasividad habida de personas e instituciones cuando se han retirado ignominiosamente los restos de Mola o Sanjurjo o la también habida cuando se retiraron las estatuas del Generalísimo en la AGM, en Valencia o en Ferrol; sin embargo aquí haciendo un esfuerzo ímprobo de voluntad cabría ponerse a pensar qué es lo que pensarían al respecto tanto Franco como José Antonio si de llevarse a cabo una acción como esta fuera cierto que se cerrarían de verdad las heridas de aquella tragedia. José Antonio dijo con absoluta claridad que “ojalá fuera su sangre la última derramada en un enfrentamiento entre españoles” y la inmensa labor social de Franco que transformó España de cabo a rabo es el mejor ejemplo de reconciliación que pueda darse nunca aunque ahora florezcan indocumentados que lo nieguen cegados más que por la ignorancia por el odio. Cabe también aquí considerar que no consta en ningún documento el deseo de Franco de ser allí enterrado y como bien sabemos fueron otros los que así lo decidieron por él.

Tal vez fuera el momento para que la propia familia Franco ante la inquina de unos y la indiferencia relativista cuando no cobarde (esto es lo que significa la abstención del PP) de casi todos tomara la decisión de llevarse los restos ante la ingratitud de tantos que tanto le deben. Nada más cierto en esta tierra ibérica que aquello de “cría cuervos y te sacarán los ojos”

Nunca he negado ser admirador de la obra de Franco y creo que él nunca hubiera querido ser obstáculo para alcanzar esa deseada reconciliación entre españoles y buena prueba de ello es que fue suya la idea de la construcción de este monumento funerario y creo además que él hubiera visto con buenos ojos que la Basílica de Cuelgamuros fuera lugar donde reposaran los restos de tantos españoles caídos.

Sí, es verdad que lo que acabo de decir no será compartido por unos por tomarlo como una afrenta hacia la figura de Franco y por otros por la sencilla razón de que, seamos claros, sólo ven este posible paso como uno más para la destrucción del monumento, que es lo que en el fondo les gustaría, pues no es sólo la figura del Generalísimo lo que les enerva sino sobre todo la existencia de la Cruz que domina el Valle. Sí, la cruz.

La Cruz

La Cruz que es símbolo de esperanza y de gloria, imagen plástica del amor más profundo y de la entrega de un hombre para aliviar el sufrimiento de todos, es sin duda objetivo de aquellos que ahora utilizan otras consideraciones pero que luego al final darán rienda suelta a su fanatismo pagano y cerril.

He visitado cementerios militares de otros países y les aseguro que la Cruz está presente siempre sin que este símbolo, además, sea obstáculo para que haya otros de otras confesiones.

Y por si sirve de algo diré a aquellos que hablan tanto de la memoria histórica que yo no sé dónde se encuentran los restos de mi abuelo y de cuatro tíos carnales caídos en nuestra guerra. Ojalá pudiera recuperarlos y enterrarlos cristianamente en un campo santo militar. Y por supuesto no tengo inconveniente alguno en que compartieran espacio con quienes defendiendo noblemente otros ideales también se encuentren aún en tierra de nadie.

Ese es el significado de la Cruz.

Y hasta aquí algunas ideas que recojo de otros respecto a cómo veo yo el emprender una tarea ambiciosa que pudiera cerrar heridas y crear un Campo Santo Militar en el Valle de los Caídos que fuera centro de oración de todos los españoles por sus deudos muertos en combate.

Vana ilusión

 

Sin duda en esta España cainita una vana ilusión puesto que así como yo podría asumir ciertas concesiones en aras de dar por terminadas las secuelas de la guerra civil no veo de ninguna manera la posibilidad de que la izquierda marxista, y los tontos útiles de siempre, se avengan en ningún caso a alcanzar esa deseada reconciliación ya que lo único que quieren es la derrota total de aquellos que hace 70 años les vencieron en la guerra. Sólo quieren venganza y revancha y claro por este camino ahí no me tienen ni me tendrán.


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