La Izquierda Española: La misma revolución con distintos procedimientos

Emilio Pérez Alamán

Teniente General (R)

Empezaba el 1 de Mayo, cuando me entero por noticias de
radio que Izquierda Unida había remitido a SM el Rey una misiva solicitando que
retirara el título de Duque de Franco a
los herederos del Generalísimo. Título Nobiliario otorgado por el Rey Juan
Carlos I a la familia del anterior Jefe del Estado.

En otro momento esta epístola directa y pública a SM de
quienes no le respetan y le ofenden en toda ocasión que se les presenta, habría
supuesto una sorpresa difícil de asumir por quien, aceptando discrepancias, no
concibe la falta de coherencia en quienes tienen o aspiran a tener
responsabilidades de dirección en nuestra sociedad, porque les convierte en
falsarios de nula credibilidad para darles ninguna confianza.

Sin embargo, la experiencia de lo vivido desde el cambio de Régimen por el fallecimiento del
General Franco, que por azar de nuestra
Historia dirigió los destinos de España durante los cuarenta años previos al
actual Monarquía Parlamentaria, nos hace más fácil encuadrar, dentro del comportamiento despectivo de la
izquierda de siempre hacia la Institución Monárquica, la intención insidiosa de
la carta dirigida a SM el Rey Felipe VI con tan improcedente petición.

Me explico: Es una realidad que la actual izquierda
política y social de España ha ido retrocediendo hacia el primer cuarto del
siglo pasado hasta límites que podemos calificar de inaceptables por retrotraernos
a todos a las fechas de la anti
democrática II República y el nefasto Frente Popular.

De una parte
tenemos el PSOE, que tras la llegada por sorpresa del Sr. Rodriguez Zapatero a
la Secretaría General del Partido seguido hoy por su heredero Sr. Sanchez, ha
ido olvidando la actitud de modernidad que el Partido adoptó en los primeros
momentos de la Transición bajo la dirección del Sr. Gonzalez, que empezó por
renunciar al carácter marxista del socialismo moderno y aceptar aquel Espíritu
de recuerdo real de los avatares históricos sucedidos en España durante el
siglo XX con afán de superar aquellos
sucesos de forma oficial, ya que la normalidad en la convivencia era ya un
hecho desde hacía mucho tiempo.

Si hablamos del Partido Comunista, tras la generosidad de
legalizarlo y ver exculpados de todas las barbaridades que cometieron sus
dirigentes antes y durante la Guerra Civil ,
vimos sentados en escaños del Congreso a Carrillo y a la Pasionaria, que, por
su parte, aceptaron la Monarquía que sucedía al Régimen de Franco y la Bandera
de España, renunciando a la falsa tricolor con la que sustituyeron a la
Nacional durante la República y también separaban los símbolos de la hoz y el
martillo del Partido. Hoy el Comunismo español, dentro de sus nuevos
procedimientos, de los que hablaré más adelante, ha desaparecido prácticamente
de las siglas de los que asumen sus
principios pero no cejan en su empeño por lograr sus nostálgicos objetivos. Dentro de los
eufemismos necesarios para expresar de forma confusa los conceptos que no se
quieren hacer explícitos, la ideología comunista más rancia y sectaria se
mimetiza con la denominación genérica de “populísmo” y dentro de ella son innumerables las siglas
que esconden las mismas intenciones, llámese Izquierda Unida, Podemos, Mareas,
Compromis, Ezquerras…etc. Todas ellas con el mismo objetivo de siempre:
subvertir el orden social y legal en el que se desarrolla una comunidad,
nacional o multinacional, para imponer sus principios y el concepto de cómo ha
de ser el funcionamiento de la sociedad, utilizando para ello los medios y procedimientos que sean necesarios y
que siempre justificaran con tal de conseguir sus fines.

Si intentamos analizar y concluir sobre el avance de la
izquierda hacia sus objetivos, es necesario mencionar la pasividad y tolerancia
política y social de los numerosos
españoles que creen en España como Nación centenaria con una Historia indiscutible e inequívoca, con una influencia a nivel mundial irrevocable con sus
aciertos y errores como todos los pueblos. Pero en el siglo XXI no se precisa
ni discutir la identidad de España ni plantearla como proyecto de Nación, por
el contrario, nuestra Patria debe reafirmar su prestigio para hacer frente a
las permanentes amenazas que siempre insistirán en debilitar su integridad y
soberanía.

Por ello es necesario manifestar con firmeza y convicción,
sin dejarse acomplejar por calificativos inteligentemente lanzados por la
izquierda más agresiva, la verdad histórica que nos ampara desde la realidad de
los hechos y no limitarse solo a rebatir sus argumentos capciosos y las
mentiras evidentes. También es imprescindible presentar y reprochar, con
pruebas irrefutables, los hechos que ocultan por reprobables los empeñados en convertir en verdad su mentira
para sus fines espurios.

Desgraciadamente, el acoso de esa izquierda española, que
a diferencia de otras opciones similares en Naciones próximas, no solo pretende
que se adapte a su ideología el concepto de progreso y desarrollo del país,
sino que desde hace más de dos siglos fija además su empeño en cuestionar la
identidad nacional y en descomponer su estructura territorial.

La mencionada predisposición, importada o de origen
interno, no ha dejado de intentar lograr su propósito a lo largo de más de dos
centurias, aunque, como es natural, los medios y procedimientos empleados han
variado según la situación existente en cada momento, dependiendo del ambiente
interno, los posibles apoyos del exterior y las circunstancias concretas de
cada época, pero siempre siguiendo las pautas y procesos que caracterizan y
definen a todo movimiento revolucionario, que en el pasado terminaba
normalmente en un conflicto armado de mayor o menor intensidad, en el que el
resultado final impedía conseguir el objetivo propuesto para reiniciar de nuevo
el proceso.

Por supuesto que en la situación actual sería muy difícil
que un movimiento revolucionario se desarrolle y resuelva como en el pasado, lo
que no lo excluye ni tampoco sus fines irrenunciables, como podemos
contemplarlo cada vez con más datos. Es por ello que se precise mantener la
alerta correspondiente y la capacidad de reacción necesaria para hacer frente a
esta amenaza con los medios apropiados al momento.

Sin embargo no parece que los responsables de hacerlo
durante estos cuarenta años, por razones que no acierto a comprender, lejos de
impedir que el movimiento revolucionario tomara la iniciativa, se lo ha
facilitado con la dificultad que supone recuperar dicha iniciativa conociendo
los procedimientos que impulsan la escalada revolucionaria.

Estos procedimientos bien explotados por la izquierda sin
ninguna oposición, aprovechando la libertad que la misma ideología suprimirá
una vez posicionada, son tantos que por no ser exhaustivo relacionaré algunos
que sin duda se identificarán con situaciones que observamos a diario como el
dominio del área de la educación, desde la primaria a la Universidad, donde se
enseña y orienta al futuro ciudadano adulto. Contar con una ciudadanía adoctrinada,
cuestionar las Instituciones no apropiadas a sus fines, como Monarquía, Fuerzas
Armadas, Cuerpos de Seguridad, Poder Judicial, Iglesia Católica… Resaltar los
problemas existentes que les favorezcan y crearlos si es preciso para
magnificarlos y fomentar la excitación
social en la calle, por ejemplo Pensiones, Empleo, apoyo a la secesión,
movimientos LGTBI, Feministas, emigración…etc. Utilización del lenguaje de
forma agresiva y ofensiva para el contrario, Aprovechamiento de medios de
comunicación para su causa, Adoptar posturas siempre a favor de los terroristas
con el embuste permanente de alcanzar acuerdos de paz…Emplear siempre el
doble lenguaje para lograr sus fines, como es el caso de ocultar el periodo
negro de la II República y los motivos que dan origen a la Guerra Civil, así
como responsabilizar de todas las catástrofes y maldades a los vencedores de la
contienda, junto a la negación de la labor de los Gobiernos de Franco y el
bienestar social alcanzado en dicho periodo de nuestra Historia. Culminan dicha
retórica con la Ley sectaria de la Memoria Histórica y sus consecuencias debido
a las acciones sobre la ciudadanía y
relatadas anteriormente.

Todas estas acciones y otras no mencionadas, no dejan de
ser una preparación, ya avanzada, para alcanzar los objetivos aplazados en la
transición porque no era el momento adecuado. En consecuencia hoy podemos
contemplar el ambiente realmente revolucionario que se escenifica ante el menor
acontecimiento que lo propicie, siempre bien aprovechado por la izquierda
mientras el resto del arco político parece no preocuparse.

En esta situación, resulta llamativo a la vez que
preocupante el hecho que da origen a esta reflexión, de la carta enviada por la
izquierda tramontana solicitando al Rey la retirada del ducado de Franco a sus
herederos, máxime cuando son los mismos que queman la efigie de SM los que lanzan el desafío de tomar una
decisión que sea la que sea servirá de motivo para su inestabilidad y la de la
Institución que representa.

¿Es el objetivo que están buscando desde el discurso del
Rey del 3 de Octubre? En él SM llenó el vacío en que se encontraban los
españoles ante la situación planteada por los independentistas catalanes, dando
lugar a la consiguiente preocupación de los revolucionarios que ahora buscan
sin duda y con insidia una postura Real que les sirva para reclamar la ruptura
definitiva con el Régimen anterior, en contra de la reforma asumida y aprobada
por los españoles tras la muerte de Franco e impulsada por el designado para
realizar el cambio, SM el Rey Juan Carlos I.

Difíciles tiempos nos han tocado vivir, y una petición
envenenada, con poca difusión mediática puede acelerar acontecimientos
indeseables en la ya crítica situación en que han colocado a España. Con todo
mi respeto y amor a nuestra Patria pido por su acierto Majestad.

Madrid 2 de Mayo de
2018