Credo Legionario

Ya han pasado muchos años.
Parece que fue ayer. Pero ahí está la historia para recordarnos lo que sucedió
aquel día de agosto del año 2006. Aún no se había promulgado la Ley de Memoria
Histórica .Lean y recuerden. Nos refresca la memoria histórica el Coronel de
Infanteria retirado Don Lorenzo Fernandez Navarro de los Paños. 
 
 
CREDO LEGIONARIO
 

Lorenzo Fernández Navarro de los Paños

Coronel de Infantería (R) 
 
 
 
El pasado día 24 de agosto,
ha sido retirada de la Academia General Militar de Zaragoza, con “alevosía y estivalidad”
la estatua de Franco.
 
Más que la retirada de una
estatua, la operación asemejó el traslado de un peligroso enemigo a una prisión de máxima seguridad.
 
La “hazaña” se mantuvo en
absoluto secreto, y para realizarla se acordonó la zona con un férreo
dispositivo de seguridad, cortándose todos los accesos.
 
También se impidió la toma
de cualquier imagen y, oficialmente, se desconoce el paradero de la estatua.
 
En realidad, aunque tuvo
las características de un secuestro, nadie ha solicitado el “Habeas Corpus”…..

 
Sucedió así:
 
La impresionante grúa, tras
apoyar sus calzos extensibles, sobre el firme que tantas veces ha vibrado con
las pisadas marciales, procedió a izar la estatua.  Ya estaba en lo más alto,
colgando como un ahorcado, e iba a iniciarse el descenso sobre la plataforma de
transporte, cuando de pronto se escuchó un sonido extraño.
 
¿Eran las eslingas que
cedían? ¡Imposible!; ¡si se habían puesto unas capaces de resistir un peso diez
veces superior!

Todos los presentes
quedaron por un momento sobrecogidos:
¿Se romperían?.

 
Pero no; en medio del
silencio y la expectación creada, pudo escucharse que un pobre anciano, con voz
clara y audible, musitaba: ¡¡A MÍ LA
LEGIÓN!! ¡¡A MÍ LA LEGIÓN!!.
 
La voz tenía resonancias de
bronce, y era triste y apagada. Igual podía proceder de ultratumba que de un
hombre agonizando en un hospital.
Hubo un momento de pánico;
entre los que daban la seguridad, pero también, y en mayor medida, entre los
que se habían plegado a las exigencias del enemigo.
Todos por un momento vieron
pasar por sus mentes el espectáculo electrizante de una sección del Tercio
asaltando la posición a bayoneta calada…..
 
Pero no hubo nada. Ni un
cornetín tocando llamada, ni la Contraseña de la Legión, ni los estremecedores
compases del “Novio de la Muerte”…..nada, sólo silencio.
Y de nuevo la vieja voz de
bronce que preguntaba: ¿Dónde estáis mis legionarios?, añadiendo cual nuevo
Crucificado: ¿Por qué me habéis abandonado?
 

No hubo respuesta; sólo el golpe sordo,
tristemente fúnebre, de las lágrimas de bronce al caer sobre la que fuera
plataforma del pedestal.

Y esas lágrimas se
fundieron en el suelo con las mías, y con las de cientos de miles de españoles,
y con las de todos aquellos legionarios que haciendo honor a su canción son
valientes y leales.

 
Legionario: Si vas a la
Academia General Militar, no pises la plataforma donde estuvo situada la imagen
del Fundador; aunque te inviten a subir a la tribuna. Piensa que los enemigos
de España han convertido ese suelo, sin
quererlo, en Tierra Sagrada, Altar de la Patria; Templo de la Lealtad, y cuando
llegues a la “Puerta de Franco” reza un Padre Nuestro al Cristo de la Buena
Muerte, por Franco y todos los legionarios caídos; también para que perdone a
los traidores que, cara a cara y frente a frente, jamás lo habían vencido.
 

EPÍLOGO

 

Es el 20 de septiembre de
2006.

 
Desde el legionario solo,
hasta la Legión entera, se disponen a celebrar el LXXXVI aniversario de la
fundación del Tercio.
 
No pueden olvidar que su
primer Legionario, uno de los fundadores, acaba de ser retirado, precisamente,
de la que fue su querida obra.

Tampoco pueden olvidar, que
ha sido por exigencia de sus enemigos, los que como dijo en su mensaje póstumo,
no son otros que los enemigos de España.

 
Se ha ofendido el honor de
la Legión; y el espíritu de la amistad, obliga a juramentarse entre cada dos
hombres para, sin contar los días , ni los meses, ni los años, defender su
memoria, con el sagrado juramento de no abandonarlo hasta perecer todos, porque
cualquier sacrificio que por ello se haga, es el mayor honor y lo más horrible
es vivir siendo un cobarde.
 
Quien ha recitado el Credo
Legionario, sabe que no es una proclama retórica: Es el compromiso sagrado
entre hombres de honor.
 
Al escucharlo, aún más al
recitarlo, el alma aflora a la piel, se pone un nudo en la garganta y las
lágrimas pugnan por exteriorizar la emoción.
 
Es el compromiso de quienes
hacen de la lealtad y el honor su único patrimonio: “Fama honor y vida son,
caudal de pobres soldados, que en buena o mala fortuna, la milicia no es más
que una, religión de hombres honrados”.
 
El 20 de septiembre de
2006, todos los legionarios; en activo dentro del estrecho marco que les deja
la disciplina, y el resto con las limitaciones que les imponga su honor y
espíritu, sabrán proclamar a los cuatro vientos que nada, ni nadie, será capaz
de obligarles a que abandonen a un legionario muerto en manos del enemigo.
 

¡CON EL GORRO EN LA MANO
IZQUIERDA Y EL BRAZO LEVANTADO GRITAD CONMIGO! :

 

¡¡¡VIVA
ESPAÑA!!!

¡¡¡VIVA
FRANCO!!!
¡¡¡VIVA LA
LEGIÓN!!!

 
 

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