A propósito del abuelo represaliado, por Pilar Pérez García

 

Pilar Pérez García

 

Es de todos conocido el episodio en el que se asesina a Julio César, y éste le dice a Bruto aquello de: Tu quoque, Brute, fili mi? (¿Tú, también, hijo mío?). Parricidio únicamente por poder. ¿Alguno votaríais a Bruto si se presentase a las elecciones?

 

Este hecho supuso una traición. Traicionar a la familia  es una de las peores cosas que se pueden hacer. La familia, pilar fundamental de toda sociedad, siempre está ahí para cada uno de nosotros. Podemos estar enfadados, podemos no tener ideas en común, pero siempre la familia terminará ayudándote. Porque la sangre tira

 

En España sufrimos hace 83 años un acontecimiento horrible, una guerra. Y no digo horrible por lo que supone una guerra en sí, ya que no fue solo una contienda en la que se enfrentaron ideas, sino que se mataron hermanos entre ellos. Y en la mayoría de los casos, literalmente. Familias enteras rotas.

 

El problema de muchos españoles hoy en día, es que si miran para atrás, sus abuelos eran de bandos distintos, lo que puede provocar situaciones muy tensas a la hora de defender a uno o a otro, porque no dejan de ser tu familia. Podemos poner como ejemplo, el caso de los abuelos de Pablo Casado. Éste, por pura política, solo habla de su abuelo materno, Herman Blanco Ramos, perteneciente al sindicato UGT, del que dice “fue una víctima del franquismo”. Herman Blanco fue encarcelado en agosto de 1936 en la prisión provincial de Palencia, por ser activista de la UGT (participó en el encierro de los ugetistas en la Diputación Provincial de Palencia, el día del Alzamiento, a modo de protesta). Por las declaraciones y peticiones de su familia, amigos e incluso, el párroco de su pueblo (Meneses del Campo, Palencia), consiguiendo la conmutación de su pena en 1941. En 1956, se le liberó de sus antecedentes desfavorables. Pero no solamente ignora esa parte diciendo que sufrió la dictadura terrible durante 40 años, sino que no menciona a su abuelo paterno, Eutiquio Casado Alonso, de Matadeón de los Oteros (León) fue también médico. Hijo de Marcelo Casado García, Alcalde y Juez Municipal del mismo pueblo, y nieto de Marcelo Casado Martínez, que fue Administrador de los Duques de Abrantes[1]. Con estos datos, se puede pensar que era de familia monárquica y de derechas, y parece ser que por ese motivo no le menciona. No vaya a ser que le tachen de “fascista”.

 

Hoy en día en España, antes que las virtudes y méritos propios, se busca dar pena porque vende más, y da más pena haber tenido a un abuelo encarcelado tras la guerra por delitos, como el abuelo de Pablo Iglesias, o por pertenecer a la UGT, como en el caso de Casado, ambos amnistiados, dicho sea de paso; que por haber sido asesinado en Paracuellos del Jarama o torturado en las chekas. Está claro que estamos en un momento en que todo es marketing, en español, mercadotecnia o mercadeo, como lo traducen en algunos países hispanohablantes. Actualmente, con tal de conseguir lo que uno se propone, la gente está dispuesta a lo que sea, como si es dar a cambio a su propia familia. Con la aprobación de la Ley de Memoria Histórica vemos casos que, en otro contexto, nos parecerían aberrantes. Nietos, sobrinos, hijos… que hacen uso de las circunstancias que rodearon a sus padres o abuelos para “vender su historia” y sacar partido de ella. En este caso, para conseguir un puesto en la Moncloa.

 

Resulta algo desconcertante, triste, que se utilice a la propia familia para dar pena y conseguir repartirse el poder. Así es, todo es marketing, y pocos escrúpulos. Se ve que no saben lo importante que es la familia. No se han planteado lo difícil que tuvo que ser para sus abuelos, padres y demás familia, mirar al frente y avanzar, para que ellos estén donde están. O peor, son conscientes y lo ignoran.

 

Terminada la contienda, los españoles decidieron avanzar, mirar al futuro, porque un pueblo que vive en su pasado, se muere. Y eso es lo que nos está pasando en España. No tenemos futuro, porque aquellos que deberían dirigir y ayudar a todos los españoles, están pendientes de remover y abrir heridas pasadas (hace más de 80 años), porque no tienen nada mejor que ofrecernos. La historia hay que estudiarla y aprender de ella, no cambiarla según el gusto de cada uno. Ahora se dedican a “vender” a sus abuelos. Están consiguiendo que los españoles jueguen al “a ver quién tiene más muertos”, cuánto más trágica parezca la historia, mejor. Y no hay nada más triste que eso.

 

No para de oírse eso de “el olvido de las víctimas”. No, no ha sido olvido. Se les debe recordar siempre. Pero, como hemos dicho antes, un país que vive para sus muertos, acaba como ellos. Hay que decir “basta ya” al mercadeo de los abuelos, tíos abuelos, etc… Alguien que mancha la memoria de sus mayores de esa manera no puede tener la menor credibilidad. Por ello, es necesaria la derogación de la Ley de Memoria Histórica, solo sirve para que unos cuantos se repartan el poder y el dinero de los españoles, a base de vender subjetivas historias de familiares fallecidos.

 

Así que repito la pregunta con la que iniciaba este artículo: ¿Alguno votaríais a Bruto si se presentase a las elecciones?

 

 

 

 

 

[1] Estos datos aparecen en los Boletines Oficiales de la Provincia de León.


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