¿Por qué 17?, por José Luis Montero Casado de Amezúa

 

José Luis Montero Casado de Amezúa

Ingeniero Agrónomo

 

 

 

El Proyecto de Constitución Federal de España publicado el 17 de julio de 1873, con la firma 17 diputados encabezados por Emilio Castelar, comienza así:

Artículo 1º. Componen la Nación española los Estados de Andalucía Alta, Andalucía Baja, Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Castilla la Nueva, Castilla la Vieja, Cataluña, Cuba, Extremadura, Galicia, Murcia, Navarra, Puerto Rico, Valencia, Regiones Vascongadas.

Basta sustituir una de las dos Andalucías, Cuba y Puerto Rico por Cantabria, Madrid y Rioja para tener las 17 comunidades autónomas. Acostumbrados ya a considerar la actual configuración, parece que la primera impresión que produjo la decisión de algunas comunidades autónomas pierde fuerza, pero no es difícil desempolvar la sensación que nos produjo ver que a Castilla le despojaban del mar, estando todavía vivo el recuerdo de aquella costumbre que había poner pegatinas en los cristales traseros de los coches particulares y en uno de ellos rezaba “Santander, mar de Castilla”;  también no dejó de sorprendernos la “autonomía” de la provincia de Madrid -ciudad menos autónoma es difícil de imaginar-, pero lo asimilamos con la falaz analogía con los distritos federales, idea que ya iba sembrando una clara intencionalidad; y qué decir de Rioja, que no coincide con el territorio sobre el que se extiende su mismo nombre, y que al sacarla de la región castellana desgaja de Castilla el lugar donde nació la lengua castellana y española.

Singular también la denominación oficial de Castilla-La Mancha, “Junta de Comunidades”, que se hizo para integrar, a Comunidades originarias de Castilla-La Mancha que tuvieran sede fuera del territorio de la autonomía, pero sin reconocerles derechos políticos. Estas comunidades originarias de Castilla-La Mancha la forman casas regionales y instituciones análogas. Y ¿qué se puede pensar de la denominación de la Comunidad Valenciana? Si alguien preguntase que quiere decir “valenciana”, la contestación sería “de Valencia”, bien se trate de una mujer, de una empresa o de una paella. Pues bien si se dice “la Comunidad de Valencia” los políticos valencianos y sus funcionarios le exigirán que ponga “Comunidad Valenciana”, con lo que su nombre es “Comunidad” adjetivado con “valenciana”. En realidad ha renunciado a su nombre. Y este ramillete de circunstancias que han aparecido en base a las comunidades autónomas den idea de lo que es el “Estado de las Autonomías”.

Somos muchos los que creemos que el principal problema que padece España es el de la unidad nacional y para resolverlo de manera estable haría falta el acuerdo de los partidos mayoritarios, pero esto no es posible porque el PSOE es partidario de una estructura federal del Estado en el que quepan las nacionalidades, curiosa inversión de los términos de la I República: hemos pasado de una “nación con estados a un estado con nacionalidades”, que es una forma eufemística de decir naciones. Y esta dificultad es indudable porque en el Congreso que PSOE celebró en Suresnes en octubre de 1974 en el que salieron vencedores el clan de los sevillanos, Felipe González, Alfonso Guerra y Manuel Chaves, se consideraron con carácter inexcusable una serie de medidas, entre las que no figuraba referencia alguna a la república como forma del Estado y tampoco al marxismo sin embargo la undécima medida inexcusable era el “Reconocimiento del derecho de autodeterminación de todas las nacionalidades ibéricas”.

La unidad de España, de historia inigualable, se encuentra amenazada con dividirse en 17, número mantenido sorprendentemente durante más de 100 años, y sigue habiendo fuerzas que quieren verla dividida y algunos dicen que para hacer posteriormente una federación. ¿Quién cree razonable dividir para luego unir?, pero el PSOE argumentará que luego de separarse se federarán……. o no.

 

 

 

 


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