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Juan Chicharro Ortega
General de División de Infantería de Marina (R)
Estos días bulle Navarra en fiestas. Miles de jóvenes navarros se lanzan a las calles para festejar las fiestas de San Fermín. Alegría por doquier si bien empañada por la permanente presencia de seudo etarras venidos de Dios sabe dónde, y también desde luego de la propia Navarra, la españolísima y gloriosa región española hoy carcomida también por los enemigos de España. Y ¡cómo no! El Gobierno central socialista en clara connivencia con los partidos marxistas disfrazados de separatistas.
No puedo por menos al ver las imágenes de Pamplona de estos días retrotraerme a otras – las de los abuelos de los hoy presentes – también en las calles lanzándose al grito de por “Dios, la Patria y el Rey”.
Recojo la imagen de aquellos días de palabras de la familia Baztelena :
“Aquel histórico 19 de julio de 1936, lucía un sol espléndido en la vieja Iruña. ¡Qué era aquello, Dios mío! ¡Qué espectáculo tan indescriptible! Por todas las calles afluían riadas de jóvenes con sus uniformes y boinas rojas; se veían y oían caras de júbilo, gritos de entusiasmo, un grupo de Margaritas paseaban la bandera española, aquella bandera que nos regaló en Pau un grupo de legitimistas franceses (a los del Muthiko). Fue la primera que salió a la calle al alborear el día. Pero donde el espectáculo se desarrollaba en toda su soberana grandeza, era en la Plaza del Castillo. …ante el Círculo Carlista aquello era un hervidero de gentes, un loquero de entusiasmo. “Llegó la nuestra”, nos decíamos abrazándonos hombres y mujeres, jóvenes y viejos. Ante el Círculo paraban sin cesar autos, camiones y hasta carros de labranza llenos de mozos, sin más armas y uniformes que la boina roja. Algunos, ni siquiera llevaban chaqueta. Se tiraban de los coches dando vivas: “Aquí venemos, confesadicos y comulgadicos p’a lo que Dios quiera”, gritaba un mozo de aspecto enérgico y valiente.
Sí, aquel día 19 de julio de 1936 gran parte de Navarra, se alzó, fiel a su tradición de generaciones, en defensa de la España que fenecía, de la Patria grande y desde luego en defensa de Dios ante la violenta persecución religiosa habida durante la República, a la par que de los viejos fueros en espera de que pudiera volver algún día el viejo Rey D. Alfonso Carlos. Estos jóvenes, y no tan jóvenes, fueron el núcleo de las Brigadas de Navarra liderando la ofensiva en muchos frentes incluyendo la decisiva ocupación de Bilbao. Constituyeron una fuerza de choque equiparable por su valor y rendimiento incluso al ejército de Africa.
Hoy cuando veo las imágenes en Pamplona donde bandas organizadas de jóvenes radicales independentistas intentan adueñarse de las calles, de la propia historia de Navarra, y desde luego también la de las provincias vascongadas, me pregunto si a alguno de ellos no les remorderá siquiera la conciencia de estar traicionando a su propia sangre, traicionando a sus abuelos que hace 80 años no dudaron en lanzarse a la heroicidad por la España milenaria.
“Cálzame las alpargatas, dame la boina , dame el fusil “ ……..
Procedo de una familia de honda tradición carlista y he subido a Montejurra en varias ocasiones, allá por los 60 del año pasado, y asistí entonces a actos políticos masivos en la plaza de los fueros en Estella donde miles de boinas rojas oíamos diferentes discursos, incluso en vascuence, en los que se hablaba de España, sí, de España. Hasta el idioma nos han robado hoy.
¡ Gora Espainia ! Gritábamos emocionados
¿Dónde están hoy esos requetés ?
Viendo de nuevo las imágenes de Pamplona creo ver a muchos de sus hijos y nietos o bien integrados en bandas bilduetarras o bien dejándoles el camino abierto.
¡ Pobre España en la que hasta tus hijos te traicionan!
¡Qué la sangre derramada de sus ancestros que fuera porvenir restaurador de una España grande y poderosa caiga sobre ellos como una maldición!
Más no puedo creer en lo que veo y sí prefiero pensar que tarde o temprano las generaciones navarras venideras volverán a mirarse en el espejo de sus abuelos. Es evidente que el marxismo con su disfraz independentista no ha hecho sólo daño a sus adeptos sino también a sus adversarios pero la semilla no puede haber muerto y de ella ha de fructificar el futuro de nuestra Patria de nuevo. Sí, hoy la congoja nos envuelve viendo determinadas imágenes de estos días en Pamplona al relacionarlas con las del pasado pero en el fondo de la profunda melancolía surge la luz de la esperanza, la que inspiró las acciones nobles de los viejos requetés de la boina colorada .
“Ante Dios nunca serás un héroe anónimo” rezaba la medalla que muchos requetés portaban, y hoy a Dios le rezamos por la vieja Navarra, hoy desconocida, y por la madre España a la que tanto esplendor le dio.
El 19 de julio de 1936 “con once requetés de boina colorada”.