«Sed buenos chicos y olvidaros de Gibraltar», por Ángel Liberal Fernández

Ángel Liberal Fernández

Capitán de Navío (R.)

Blog General Dávila

 

El pasado 27 de noviembre –según informó Esteban Villarejo en ABC- la embajada británica organizó un acto en Madrid para –aparentemente- presionar a España ante las dificultades que se les avecinan en Gibraltar por el brexit. Es notorio que no se augura nada bueno para la supervivencia de su colonia militar con su «formato actual», es decir, casi gratis por las facilidades que ofrece España y que aseguran el éxito de la economía local la cual financia parcialmente a la base militar. Todo ello pende de un hilo y ese hilo, esta vez, es de España.

En el acto citado intervinieron un vicealmirante británico que fue comandante de un mando marítimo de la OTAN y, un ministro consejero de su embajada.

Aferrados a sus procedimientos de trabajo, el vicealmirante dedicó unas palabras elogiosas a la aportación de España a la OTAN, la calidad de nuestros mandos y la de nuestra comunidad de Inteligencia. Unas palmaditas en la espalda para lo que vendría después.

Como no podía ser menos, se refirió a la necesidad de mantener la relación entre el Reino Unido y España en los intercambios de la comunidad de Inteligencia y la seguridad. Por si había alguna duda, recalcó que «Gibraltar es un asunto aparcado» para atender a las relaciones bilaterales en temas como la lucha contra el yihadismo y otros. El diplomático explicó que Gibraltar se aborda más en el ámbito del brexit pues la relación entre los dos países se centra en el turismo británico, la seguridad o el intercambio económico.

Como vemos, siguieron punto por punto sus prácticas de muchos años en las que incluyen como principios básicos, entre otros: «Aislar el contencioso del resto de las  relaciones hispano-británicas para que éstas no se vean entorpecidas por la presencia colonial» y, «Obstruir o bloquear la reivindicación española sobre Gibraltar».

Ya sabemos que cuando tienen problemas en Gibraltar apelan a sus supuestas buenas relaciones con España en otros ámbitos. Así consiguen que los españoles «flexibilicemos» nuestra postura y nos olvidemos de que el Peñón es una colonia militar; olvido que para nosotros resulta extraordinariamente perjudicial.

Pues ahí los tenemos, recordando –para quien quiera entenderlo- que la asunción de responsabilidades por parte de nuestros oficiales en la OTAN e incluso la eficacia en su cumplimiento y su propia tranquilidad, dependen en gran medida de la actitud que hacia ellos tomen los omnipresentes británicos. Lo mismo cabe decir de la asignación de misiones OTAN a nuestras fuerzas armadas.

En cuanto a la economía, quizá expliquen con detalle cómo es posible el milagro de que un territorio de apenas unos 6 km2, sin recursos naturales, pueda tener la tercera renta per cápita más alta del mundo.

No estaría de más recordarle al diplomático inglés quiénes son los mayores beneficiarios de la acogida que ofrece España a los turistas británicos ¿Cuántos cientos de miles de ellos vienen a disfrutar de nuestro clima, nuestra hospitalidad o nuestra sanidad, en vez de quedarse en su país?

Creemos que está bien hablar de la seguridad. Con un poco de suerte se atreverían a poner sobre la mesa los riesgos que Gibraltar supone para la seguridad de España.Podrían empezar explicándonos por qué el RU no ha hecho extensivas a Gibraltar las seis convenciones de Naciones Unidas sobre seguridad nuclear que sí se aplican en las islas británicas. A lo mejor también se atreverían a asegurar que «nunca más» podrá producirse un accidente como el del submarino nuclear HMS «Ambush» en julio de 2016, porque ejercicios como los que practicaba los van a hacer en las aguas británicas y no a muy pocas millas de la Costa del Sol.

Es la población de la Comarca del Campo de Gibraltar la que se ve forzada a asumir unos riesgos que no le corresponden como son los derivados de la base naval y del aeródromo de la RAF construido en el istmo ocupado ilegalmente. Entre otras muchas cuestiones no pueden soslayarse las reparaciones de submarinos nucleares, los movimientos de misiles y de munición convencional, los trasiegos de combustible e incluso,esas instalaciones militares como objetivos terroristas.

Los tráficos ilícitos también afectan a la seguridad. No nos referimos sólo a la supervivencia del secular y tan provechoso contrabando de tabaco. Hace pocos días se desmanteló en la provincia de Cádiz una red de narcotraficantes cuyos jefes eran de Gibraltar ¿protegidos por quién?

Respecto a la lucha contra el terrorismo, también podrían explicarlas razones por las que no han hecho extensivo a  Gibraltar, entre otros, el Convenio Internacional para la Represión de la Financiación del Terrorismo (NN.UU. 09.12.1999). No queremos pensar que pueda haber en Gibraltar cuentas opacas que reciban fondos de organizaciones o países que financien el terrorismo.

Si están dispuestos a colaborar en cuestiones de Inteligencia, bien podrían ofrecer a España toda la información que los regimientos de señales británicos obtienen de nosotros gracias a la interceptación –desde Gibraltar- de nuestras comunicaciones sean civiles –públicas o privadas- o militares, transmitidas por telefonía, por radio, por cable submarino o por satélite.

El brexit pone en riesgo a las instalaciones militares situadas en el Peñón por su dependencia de la población y de la economía local. Ya veremos si el nacionalismo local, tan cuidado por los británicos durante los últimos setenta años, puede aguantar con el mismo entusiasmo que hasta ahora cualquier medida que España se vea obligada a adoptar en cumplimiento de sus obligaciones internacionales, una vez que el RU salga de la UE arrastrando a Gibraltar,por ejemplo las relacionadas con Schengen y el paso por la verja.Quizá tendrían que terminarse la flexibilidad y generosidad demostradas por España, que actualmente alcanzan dimensiones que parecen cósmicas, llegando a incumplir las obligaciones que marca la UE.

No es lógico pensar que el tema ahora esté aparcado porque a los británicos les venga bien hablar de otras cosas como el turismo o los intercambios comerciales. Tampoco parece lógico pensar que España se ofrezca gustosamente a que los británicos sigan, desde Gibraltar, causando perjuicios como los citados, y eso que éstos son una mínima parte del total.

Creemos que esta gente lo que está diciendo es la frase del título o más claro:«Ayúdennos y no nos molesten en Gibraltar; como se porten mal, lo van a pagar en la OTAN». Sólo les faltó decir también, al mejor estilo siciliano: «De su seguridad ya nos ocupamos nosotros, desde Gibraltar». Por desgracia es posible que encuentren políticos y militares españoles convencidos de los argumentos británicos.

 


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