La crisis del corona virus, por Juan Chicharro Ortega

Obvia manifestar mi absoluta ignorancia respecto al maldito virus que llaman COVID-19. Nada extraño por otra parte, toda vez que si uno observa las diferentes estrategias que naciones como Francia, Alemania o Gran Bretaña están adoptando para combatir la propagación del mal, la conclusión que saco es que el verdadero motivo para preocuparse no es que sea yo quien no sabe nada sino que esta ignorancia está generalizada. Mientras España, y aún más Italia, se encuentran en estado de alarma y en aislamiento, en Francia hay elecciones municipales y en Gran Bretaña actúan tal que no pasara nada.

Desde luego una situación desconcertante cuando no confusa en grado máximo. Así, apenas hace una semana, el Gobierno que preside el Sr. Sánchez, pese a las advertencias de más de uno, autorizó una manifestación multitudinaria en Madrid que ahora estamos viendo es la causa principal del crecimiento exponencial de la propagación del virus en Madrid. Y por si fuera poco y con conocimiento de causa permite la salida masiva de madrileños que ya van transmitiendo el virus por toda España. Ya no hablan de la manifestación, incluso hasta la propia mujer del Presidente está contagiada, y en la que  la señora Montero se dedicó a contagiar por aquí y por allá a diestro y siniestro. El grado de irresponsabilidad de este Gobierno alcanza límites estratosféricos.

¿Y son estos los que van a liderar la batalla? Dios nos coja confesados. Y es que como dijo Voltaire: “la política es el camino para que los hombres sin principios puedan dirigir a los hombres sin memoria”. Tres ideas o acciones  tardías han hecho ya olvidar al españolito siempre bien intencionado lo sucedido hace una semana.

Urge la constitución de un Gabinete de crisis en el que se incorporen ante todo expertos de verdad fuera de toda veleidad política y presidido desde ya por alguna persona con ideas claras  y decididas.

El espectáculo dado ayer por nuestros políticos mientras la sociedad asistía con preocupación a lo que ya se veía venir no es de recibo. Y por cierto los dos dirigentes nacionalistas, Torra y Urkullu, si persisten en su intención de boicotear la lucha deberán ser defenestrados sobre la marcha; a ver si con un poco de suerte esta crisis sirve por lo menos para actuar con firmeza de una vez contra los traidores a la Patria y a la Constitución.

En cualquier caso la realidad es que nos encontramos en plena batalla y los que hemos tenido el honor de mandar españoles en situaciones de riesgo y crisis sabemos que se crecen ante el peligro siempre que mantengan la confianza en sus compatriotas y en el mando. Hay que acabar con la soberbia y la pedantería de nuestros dirigentes actuales y recordarles lo que dice el Kempis : “ si te parece que sabes mucho, ten por cierto que son incomparablemente más las cosas que ignoras”. Vayánse y dejen paso a quienes sepan lidiar esta batalla con conocimiento de lo que se traen entre manos. Ya está bien. Dejen fuera la política. Este gobierno socialcomunista, amén de incompetente, tal como está demostrando, está más atento a la propaganda ideológica y a la difusión de noticias tendenciosas a través de sus medios afines para desorientar y socavar el cuerpo social que lo único que consiguen es infiltrar el virus de la desmoralización en la población cuya única defensa es la utilización de las redes sociales. Y lo peor que podría suceder es caer en esa situación. Sólo llevamos un día de confinamiento pero si este se alarga sin resultados positivos se corre el riesgo de la desmoralización creciente y esto es lo que de ninguna manera debe suceder. Esta es una guerra que si se pierde será para siempre; no, no cabe la rendición ni el ceder en la batalla. Napoleón decía que “ en la guerra las tres cuartas partes de las batallas son morales; las fuerzas reales no entran en la batalla más que con la otra cuarta parte”. Claro que esta cuarta parte debe ser eficaz y el resultado de un liderazgo de sapiencia ante todo, algo de lo que carecemos en estos momentos. ¿ Acaso no lo estamos viendo?

Tal y como veo las cosas me temo que no nos queda otra que Dios ilumine nuestro camino recto y justiciero y  que no nos desampare en esta lucha porque si tenemos que depender de lo presente aviados estamos.


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