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Por el General Chicharro
Así tituló José Maria Gil Robles, dirigente de la CEDA, sus memorias. Dicho libro constituye uno de los testimonios más tristes del desencuentro entre los españoles antes de la guerra civil y en él se desprende subliminalmente la vana ilusión de que apoyar a republicanos moderados no era más que una estrategia política para alcanzar los fines que propugnaba su partido, para incluir a todos los españoles en el destino común del bienestar, manifestando que ni la libertad personal, ni la democracia parlamentaria, ni la justicia social eran patrimonio de las izquierdas. La dinámica revolucionaria se llevó por delante su inocencia y no cabe mejor manera que expresarlo con sus propias palabras : “«Todavía abrigábamos un resto de esperanza de que quisiérais construir un Estado para todos, una nación en la que todos cupiéramos».
Leí este libro en el verano de 1969. Recuerdo leerlo con avidez y haberlo hecho desde una perspectiva histórica, desde la lejanía que nos daba la de vivir una España en paz y próspera tan diferente a lo que se describe en el libro. Sí, la España de Franco; la España que crecía económicamente a un ritmo del 10% anual ; la España que comenzaba a obtener los resultados del Plan de Estabilización del 59 y los consiguientes planes de desarrollo ; la España unida que miraba al futuro con orgullo de haber superado la guerra y que presentía ya el cambio político tras la inevitable muerte del Caudillo Franco. Reitero que leí aquel libro convencido de que los hechos que en él se describían no se podrían volver a producir.
Y volviendo a las comparaciones : hoy nos encontramos ante un golpe de estado permanente en Cataluña con la sospechosa complicidad nada menos que del propio Gobierno actual, socio declarado de los enemigos de España – ¿acaso Bildu no lo es? – , a diferencia de lo que ocurrió en 1934 cuando el Gobierno de la República reprimió con dureza la declaración de Companys cuando proclamó el “ estat catalá”. Tampoco es la misma la estrategia de los secesionistas catalanes de hoy siquiera sea, entre otros factores, porque son afortunadamente bastante más cobardes que los de antaño que si no no sé dónde estaríamos.
Nos encontramos igualmente ante un acoso y derribo de la monarquía con ataques y ninguneos continuos de la persona de Felipe VI quien asiste impávido a esta ofensiva. Surgen muchas voces ahora en su defensa. ¡ caramba! ¿ Ahora se dan cuenta ? ¿ Cuantas veces dijimos desde esta FNFF que el siguiente paso tras la profanación de la tumba del Generalísimo iba a ser el propio Rey? ¿ acaso no es la monarquía obra de Franco ? ¿qué esperaban? De nuevo me viene a la mente la inocencia o vana ilusión de Gil Robles. En Zarzuela ni se enteran. Que no, Señor, que los “malos” no le quieren. Que si no hubiera sido por Franco no estaría VM en el trono. Y que van a por VM porque es el sostén de la unidad de España al igual que Franco lo fue.
“No fue posible la paz” tituló Gil Robles sus memorias. Cabría preguntar el por qué de ese titulo y si de su lectura se desprende algo más que una versión subjetiva, exculpatoria e interesada. Seguro que sí pero esto queda para historiadores.