“En el día de hoy…”, por Eduardo García Serrano

Eduardo García Serrano.

“En el día de hoy…” España renació en la Covadonga de la Victoria militar sobre el Ejército Rojo. Si ochenta y dos años después España se rompiera porque, acomplejados, nos sentimos culpables de nuestra Historia, es que no merecemos nuestro pasado.

“En el día de hoy…” con sus manos de soldado, de estadista, de César, Francisco Franco comenzó a convertir la pólvora en pan, los escombros en viviendas sociales y el acero de las armas en los andamios del trabajo.

“En el día de hoy…” la Victoria llenó también las cantimploras de los que llevaban en sus macutos la férula del comunismo. Los vencidos en el campo de batalla fueron llamados por sus compatriotas del Ejército Nacional a sembrar el trigo y a varear los olivos. Como todos los españoles, también ellos fueron convocados a la siembra y a la siega, a la vendimia y a la cosecha.

“En el día de hoy…” la voluntad de Francisco Franco trazó el camino que España había perdido un siglo antes. Extraviada en la muerte de su Imperio, en el éxodo de la ausencia de misión y olvidada de su esencia, todas sus rutas llevaban a la diáspora, su inercia a la II República y el odio que anidaba en su retórica política y el rencor social que palpitaba en sus pucheros vacíos llevaron a los españoles a la Guerra Civil. La Libertad Nacional frente a la Esclavitud Comunista. Esas fueron las coordenadas del duelo, las cornetas de la batalla y las banderas de la guerra. Franco o Stalin.

“En el día de hoy…” ochenta y dos años después se lo seguimos debiendo todo a aquella Victoria militar, política y social. Todo. Aún hoy, en nuestra vida cotidiana todo se engendra, nace y crece gracias a aquella Victoria con las alas de trigo que se hizo pan, y el pan mudó en energía en las manos de los españoles, y aquella energía fue el albañil de la Paz convirtiéndose en trabajo y prosperidad y en el cirujano que restañó la heridas y las mutilaciones. Todo se lo debemos a aquella Victoria y a su César. Todo. Ochenta y dos años después nos curan en sus hospitales, bebemos y regamos con el agua de sus pantanos, millones de españoles habitan en sus viviendas sociales, estudian en sus escuelas, en sus colegios, en sus institutos y en sus universidades, trabajan en las industrias y empresas que creó, caminamos por sus calzadas, iluminamos la oscuridad y espantamos el frío con sus redes de luz y de calor, nuestros hijos y nuestros nietos nacen en sus paritorios… todo se lo debemos a él, a Francisco Franco, quien con la mano de la espada escribió hace ochenta y dos años el certificado de renacimiento de la Nueva España sobre aquel último parte de guerra el 1 de Abril de 1939: “En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado”.

“En el día de hoy…” algunos lo han olvidado, muchos quieren que lo olvidemos todos, y otros tantos prefieren no recordarlo. Nosotros no. No lo olvidaremos jamás. Lo recordaremos siempre, por mucho que nos persigan.       


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