Agua para España, por Fermín Alonso Sádaba

 

Fermín Alonso Sádaba

Boletín Informativo F.N.F.F.

En 1975, no sólo el cambio social en España se reduce a la vertiente laboral ni a la transformación de los años vividos con Franco, que comportaron cambios económicos y sociales de repercusión inusitada. La creación de la ONCE, de la Seguridad Social o la revolución pacífica en las relaciones laborales, regularización de la jornada de trabajo, retribuciones, pago de las horas extraordinarias, descansos retribuidos, vacaciones pagadas, pagas extraordinarias del 18 de julio y de Navidad, Seguridad e Higiene en el trabajo, servicios médicos de empresa, las garantías para la estabilidad del trabajador en la empresa (nada de contratados basura), etcétera.

La transformación del medio físico de España con la repoblación forestal, la construcción de pantanos, canales y trasvases, o la puesta en regadío de superficies enormes, que se deben indudablemente a la política de Francisco Franco.

Este tema de los «pantanos», que motivó tantos chistes y parodias, mueve hoy a la más seria reflexión.

En 1975, España ocupaba el tercer lugar el mundo por número de presas construidas, solamente superadas por Japón y Estados Unidos.

De la importancia del agua embalsada da idea el hecho de que el perímetro de las costas marítimas de la Península es de 3.905 kilómetros, mientras que el total de las costas interiores, debidas a estos lagos artificiales, alcanzan a más de ocho mil kilómetros, que es algo más que el doble.

Desde las legendarias presas romanas hasta el año 1936 se habían construido 190 presas en España. Franco inauguró, no siempre con su presencia, 515, lo que equivale a más de una cada mes, durante su mandato.

¿Qué hubiera sido hoy de España si Franco no hubiera construido esos pantanos y presas?

Media España estaría hoy sin una sola gota de agua para beber y mucho menos para el regadío.

Desde su muerte, el 20 de noviembre de 1975 no se ha construido ni una sola presa o pantano. 

 

 


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