Comunicado: Respuesta ante la moción del PSOE presentada en la Mesa del Senado

Comunicado
de la Fundación Nacional Francisco Franco

Con fecha 16/03/2018, a
las 09:32, registro de entrada nº 99.594, el Partido Socialista Obrero Español
presentó a la Mesa del Senado una Moción para su debate en la Comisión
Constitucional, en relación a la Fundación Nacional Francisco Franco.

Esta Fundación expone
las siguientes observaciones al respecto:

1. El socialismo
vuelve a sus orígenes, esos que jalonan su truculenta historia, hasta el punto
de ser uno de los problemas que ha tenido España para salir del atraso endémico
en el siglo XIX y parte del XX. Ha vuelto a “el partido estará en la legalidad
mientras ésta le permita adquirir lo que necesita…” Pablo Iglesias dixit. Ahora
tenemos que contestar, sin hartazgo, ni hastío, a la nueva ofensiva, esta vez
en el Senado. Consideramos esta iniciativa impropia de un partido
constitucional y que denota tres deficiencias graves: Una, desconocimiento de
la propia Constitución; Dos, ignorancia inexcusable de la historia, incluida la
suya; Tres, un deseo de adoctrinamiento, en la mentira, a las generaciones
futuras. Ello nos obliga a contestar.

2. La iniciativa
socialista supone un desprecio absoluto a los fundamentos del estado de derecho
recogidos en la Constitución, como ordenamiento jurídico que no sólo rige la
comunidad política sino que la “constituye”, teniendo como objetivos
fundamentales “proteger a todos los españoles en el ejercicio de sus derechos
humanos…” donde la libertad, la igualdad, la justicia y el pluralismo político
forman parte de su indelegable “corpus jurídico” del Art. 1º y subsiguientes
Arts. 10, 14, 16, 17, 20, 21 y 22, que serían vulnerados si la iniciativa fuera
acogida. El propio Tribunal Constitucional viene sosteniendo, desde 1981, “La
Constitución incorpora el sistema de valores esenciales que ha de constituir el
orden de convivencia política y de informar todo el ordenamiento jurídico”.

3. En la
exposición de motivos la iniciativa, con cita de un profesor de derecho penal
sobre las Fundaciones que hacemos nuestra, hace un uso torticero de los fines
de esta fundación sin otro fundamento que su voluntarismo oprobioso hacia la
figura de Francisco Franco y lo que representó, extremo opinable, pero no
reprobable y menos excluible de los fines de una Fundación para ser legal.
Siguiendo lo establecido en el art. 3 de la Ley 50/2002, de 26 de Diciembre de
Fundaciones, al menos consideramos cumplir con la defensa de los siguientes
valores: “perseguimos fines de interés general, como es el de defender la
historia como ocurrió y no como relato inventado; defensa de los derechos
humanos desde antes de su constitución, como acreditó Franco en la defensa de
los judíos y reconoció la ONU; defensa de los derechos cívicos, educativos,
culturales, laborales, de fortalecimiento institucional, de cooperación para el
desarrollo del voluntariado en defensa de la historia; de fomento de la
economía social cuyo icono fue la era de Francisco Franco; promoción de los
valores constitucionales y de los principios democráticos y el fomento de la
tolerancia, como venimos acreditando desde hace 35 años en que sufrimos todos
los ataques del odio y manipulación imaginables”. Esto no forma parte de lo
opinable, está en nuestros fines constitutivos y en los hechos que se
corresponden y tendría que ser el sistema judicial, no el político, el que
pudiera analizar los hechos que nuestras conductas comporten, bajo el amparo
constitucional que a todos nos afecta.

4. El ser
contrarios a la vigente Ley 52/2007, mal llamada de “Memoria Histórica”, forma
parte de la disparidad de criterios que todo estado de derecho defiende y cuya
interpretación sólo a los tribunales corresponde dilucidar. Podemos sostener
que es una Ley de “ingeniería social”, de claro contenido partidista,
excluyente, arbitraria y contraria al interés general; de dudosa
constitucionalidad y creada para deslegitimar a todas las instituciones
existentes y llevarnos a la idílica e inventada, como democrática, II
Republica. Y tenemos la obligación moral y legal de defender, ante la justicia
ordinaria, a quienes están legitimados para ello, faltaría más. Y establecido
esto claramente no está de más resaltar
que las actuaciones procesales en las que está presente la Fundación son
sustanciadas precisamente, y sólo, en base a la propia Ley de Memoria
Histórica. No somos nosotros los que organizamos actos de evidente exaltación
de la guerra civil como es el caso presente de la exposición habida en Madrid
“No pasarán”, que supone una evidente exaltación de la misma vetada por el
artículo 15 de la propia LMH.

5. Como quiera
que en la Moción, instan a través de la Comisión Constitucional del Senado, al
Gobierno a nuestra ilegalización a través de una serie de pretextos inventados
o sin fundamento alguno; esta Fundación Nacional Francisco Franco insta al Partido
Socialista y quienes le secunden a que acudan a los tribunales, únicos con
capacidad interpretativa de las normas jurídicas a que evalúen y juzguen todos
y cada uno de los cinco puntos en que basan su pretensión de ilegalizarnos. Con
un sólo ruego, el de que no comparen al franquismo, con el fascismo o el
nazismo, menos asimilable, en la historia y la realidad, que el del comunismo
estalinista en relación al Partido Socialista Obrero Español de Largo
Caballero, Prieto o Negrín.

6. Entendemos
que en su proceso pre-revolucionario es necesario que el futuro vuelva a estar
en el pasado escrito, que la verdad tenga que ser proscrita y condenada y la
mentira enseñada, propagada e impuesta como la única verdad posible y admitida.
Pero sepan que la verdad no depende del número de los que la defienden, sino de
la importancia y necesidad de su defensa como presupuesto básico de la moral
individual o colectiva. Fuera quedará, excluido como bárbaro, el que combata el
adoctrinamiento totalitario/buenista; dentro, el que promueva e imponga el
uniformismo corruptor, degradante y falsario. Pero mucho importa que en la vida
larga o corta que llevamos, libres o siervos seamos

7. Para ello
sólo falta que la sociedad se acostumbre a un “modo correcto” de sentir, pensar
o comportarse de equivalencia a la granja orweliana, dónde todos respeten
únicamente la jerarquía animalizante impuesta mediante la coacción o el
chantaje. No importará la razón, sino la fuerza; el derecho natural, sino la
costumbre impostada; la verdad empírica o intelectiva, sino la conveniencia
política; la justicia orientadora del bien común, sino la arbitrariedad del
mando; el derecho que organiza la convivencia en el deber, sino el voluntarismo
numérico de lo útil; la legitimidad de la historia, sino la legalidad de un
relato falsificado. Así, hacia la nada sartriana, hacia la destrucción de una
civilización milenaria que procuró el mayor progreso cultural y material
conocido y soportó los más letales ataques a sus postulados filosófico tomistas
en su humanismo perenne.

8. Lucharemos y
defenderemos la verdad, nuestra verdad, no les quepa duda, porque consideramos
que Franco fue la solución a todos los problemas que aquejaron a España; porque
el agua que hoy bebemos a él se lo debemos; porque las cuatro millones y medio
de viviendas sociales que hoy habitan mucha gente él las mandó construir,
porque la Seguridad Social que hoy sostiene tanta ancianidad él la creó; porque
la Sanidad Publica donde las placas ya no dicen quien fue su creador o cuando
se inauguraron, pero no podrán borrar que fue publica, ejemplar, gratuita en
beneficio del pueblo y obra predilecta del régimen; Porque todo el tejido
industrial creado era de todos los españoles, aunque hoy no sepamos ni de quien
son, como se han privatizado o los beneficios que han generado y para quien. En
fin, como todavía no sabemos donde habita esa Arcadia feliz, señalada por
Popper, como “sociedad abierta”, debemos seguir soportando el hobbesiano del “bellum
ómnium contra omnes”.