El general Balmes y “el sable del Caudillo”, por Moisés Domínguez

Moisés Domínguez Núñez

Desde mi campanario Blog

 

Hoy volvemos a traer un documento gráfico que demuestra, sin duda alguna, la gran amistad que unía a los generales Balmes y Franco.

Pese a lo dicho por el adalid de los historiadores de combate, Ángel Viñas, no hay una sola prueba, documento, dosier, carta o informe que acredite la supuesta enemistad entre Francisco Franco y Amado Balmes en el trágico verano de 1936. Solo en la cabeza de Ángel Viñas habita esa idea y todo con el propósito de pasar a la “HISTORIA” por ser el economista que adelantó el comienzo de la Guerra Civil un día, haciéndolo coincidir con la muerte accidental del General Balmes el 16 de julio de 1936 en el polígono de tiro de la Isleta de las Palmas de Gran Canaria. Para ello, ha creado una trama conspiratoria según la cual, sin una sola prueba y todo basado en indicios y sospechas de lo más peregrinas, Franco ideó la muerte del general Balmes para poder desplazarse de la Isla de Tenerife a Las Palmas de Gran Canaria sin levantar sospechas y así, embarcar luego en el Dragón Rapide con destino a Tetuán.

Para ello, había que hacer pasar al general monárquico Amado Balmes por un militar cercano al Frente Popular y hasta masón. En esa labor se ha afanado en estos últimos años el Catedrático en Economía con desigual fortuna, pese al apoyo mediático de todos los medios editoriales, televisivos y de radio con los que cuenta la historiografía de izquierdas que hace pasar lo negro como blanco.

Por el contrario, unos pocos historiadores (v.gr Ramón Rivas, Fernando Paz y Miguel Platón) e investigadores le hemos llevado la contraria con unos medios materiales y económicos irrisorios pero con documentos contundentes e irrebatibles.

Esos documentos no dejan lugar a dudas de que el brigadier Balmes conocía los pormenores del Alzamiento e incluso contactó con el general Franco a través de un enlace conocido para unirse al levantamiento militar, (pulse sobre este enlace para más información).

La amistad de estos militares venía de lejos, de sus tiempos de guerra en el norte de Marruecos, luchando en la Legión española contra la cabilas rifeñas. Es decir, ambos eran africanistas y en ese contexto hay que enmarcar la amistad que les unió hasta la muerte del de Balmes. No hay que olvidar lo que me dijo Julita Balmes, la hija del general: «A mi padre lo llamó Franco en 1934 para sofocar la Revolución de Asturias por la gran amistad que los unía».

En la primavera de 1936 incluso Balmes llegó a fotografiar a Franco cuando éste llegó a las islas Canarias, hecho que recogió la prensa de la época y que hemos recuperado en este artículo (pulse sobre este enlace).

En 1933, ambos sufrieron las discrecionalidades de la Republica de izquierdas, cuando Amado Balmes perdió dos puestos en el escalafón y se invalidaron los ascensos de Franco y Balmes a General de Brigada.

Fue con el gobierno de centro-derecha republicana, en julio de 1935, cuando a propuesta del Consejo Superior de Guerra se revisaron y conformaron los ascensos concedidos como recompensa por méritos de guerra y se confirmaron los empleos de los generales de Brigada Franco y Balmes, revocando la decisión anterior. En la escala de oficiales generales, Franco ocupaba el puesto número 24 y Balmes el número 42.

Decir, como hacen algunos “historietagrafistas”, que Balmes era un fervoroso defensor del orden republicado de izquierdas es una temeridad que no se sostiene documentalmente por ningún sitio.

Centrándonos en la fotografía que vamos a comentar hoy, y que demuestra que Balmes era uno de los elegidos del parco círculo de amistades de Francisco Franco, hemos de decir que se enmarca en un reconocimiento que la Legión realizó a Franco después de que éste fuera ascendido a General de Brigada el 3 de febrero de 1926.

Así, el 24 de marzo de 1927 el General Jefe del protectorado (general Sanjurjo) autorizó a una comisión del Tercio, sita en Tetuán y compuesta por un Comandante, el capitán José Luis Calbacho y dos Tenientes, para que marcharan a Madrid, con objeto de entregar el domingo 27 de Marzo un SABLE DE HONOR, al general Franco, jefe que fue de la Legión.

Antes, habrá que recordar que el general Franco y el coronel Millán Astray estaban esos días en Madrid para entregar la Laureda de San Fernando al padre del capitán Angosto y aprovechando ese evento, quedaron en la capital del reino para que Franco recibiera el homenaje de sus compañeros y amigos.

En el despacho del general Antonio Losada Ortega, jefe de la Sección del Ministerio de Guerra, se celebró la mañana del citado domingo, el acto de entrega de dicho sable de honor. El acero fue costeado por los propios legionarios.

Al solemne acto acudieron algunos, pocos, jefes del ejército entre los que se encontraba su gran amigo el coronel AMADO BALMES (que señalamos en la foto con un círculo rojo) y algunos inválidos heridos que se encontraban en la capital del reino. El coronel Millán Astray hizo entrega del valioso sable en nombre de la Legión, pronunciando unas vibrantes frases en loor de Franco y poniendo en valor la veneración y afecto que él y sus legionarios le profesaban.

Así mismo, el general Franco, pronunció unas breves y sentidas frases de agradecimiento, elogiando el valeroso comportamiento de sus legionarios.

El sencillo acto terminó dando vivas al Rey (Alfonso XIII), a España y a los legionarios.

En cuando a la fotografía, fue realizada por el fotoperiodista José Zegri y salió publicada en la página cuatro del diario monárquico ABC (Madrid, 29 de Marzo de 1927) con el siguiente pie de foto: expresaba: «Solemne entrega al General Franco (I), por el Coronel Millán Astray (2) del sable que el tercio regala al que fue su heroico jefe». También aparece en la fotografía Ortiz de Zárate.

Tengo que agradecer al historiador murciano Francisco Torres y a su editor Álvaro Romero, la autorizado para dar a conocer este documento gráfico que ellos mismos han publicado en una magna obra de reciente publicación que recomiendo a todos los amantes de la historia: Franco, una biografía en Imágenes (SND Editores, 2019) con más de 1.500 fotografías, muchas de ellas inéditas.

Espero que la difusión de esta fotografía, una más, permita dar por zanjado el asunto de una vez por todas y se deje descansar en paz la memoria de un noble y leal militar español como fue el brigadier Amado Balmes Alonso.

Aunque seguramente, algún amigo de la memoria histórica salga diciendo que era una amistad falsa la que compartían ambos generales o cualquier otra invención por el estilo para seguir vendiendo libros y aumentando la caja.

 

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