Providencialismo, por José García del Valle

José García del Valle

Boletín Informativo FNFF

 

Dirigiéndose Franco en una recepción de Generales, Jefes y Oficiales de la Guarnición de Sevilla, a la que asistió el que esto escribe, eligió como tema de su alocución, «La importancia del cumplimiento del deber», personificándolo en él mismo, empezando por decir, que él cada día, antes de entregarse al descanso nocturno, hacía examen de si él aquel día había cumplido con su deber, teniendo por cierto que si el hombre cumple con su deber, Dios no falta en lo suyo: y al efecto, un buen día en lo más apurado de la Campaña del Norte, le llama par teléfono el General Mola pidiéndole urgentemente refuerzo de armamentos y municiones que él no podía mandarle, por carecer de ellos, y ante el desánimo y decepción del General Mala, le dijo estas palabras

«Fraile Mostén, tú te lo quieres, tú te lo tén», como si dijera: tu te comprometiste conmigo a esta empresa arriesgada, y ahora no vale flaquear, ni Ilamarse a engaño— ¡Ánimo pues!que Dios proveerá— 

Y Franco sin inmutarse, como de costumbre, hizo aquel día su examen acostumbrado, y que ante la creencia sincera de haber cumplido con su deber y en la confianza de que Dios no había de faltar en lo suyo, durmió tranquilo, sin la menor preocupación… y cual fue su sorpresa, cuando al amanecer, le despertaron para darle la novedad de que un Barco Nacional —El Gravina— había apresado un Barco enemigo de mayor tonelaje, que traía con creces, cuanto le había pedido el General Mola, y que ante el hecho, a todas Iuces providencial, llama por teléfono al General Mola, y le dice:

«Emilio» —¿tú crees en Dios? 

Alo que Mola le replica un tanto extrañado, y quizás algo «amoscado», por la negativa del día anterior:

-¡Vaya pregunta! a estas alturas preguntarme si yo creo en Dios— ¿Y para eso me llamas?

¿Recuerdas, le dice Franco, que ayer te dije sin inmutarme—«que Dios proveería? pues mira, gracias a la novedad que me acaban de dar, el Barco apresado al enemigo, traía cuanto tú me pedías, y aún más; y ahí te lo mando—.

He ahí la mejor prueba del título que encabeza este relato.

—Sin comentarios—

 


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