Pío Moa
Blog piomoa.es
Pedro Fernández Barbadillo ha escrito en ediciones Homo legens el libro Eternamente Franco, prologado por el historiador Fernando Paz: básicamente una recopilación de hechos y anécdotas significativos referidos al período de la guerra y de su gobierno. Lo importante del libro es que rebate numerosas versiones circuladas por el antifranquismo sobre el personaje y su régimen, tanto en lo referido a la guerra como a la posguerra, a la política internacional, a la sociedad creada en aquellos 40 años o a “los antifranquistas”. Basta consultar su índice para entender su interés: 50 capítulos con unos cuantos subcapítulos, desde “la oportuna muerte del general Balmes” o la cartilla de racionamiento hasta “los Godó y Cebrián” o la pequeña misión sanitaria enviada a Vietnam “los niños robados”, etc. El lector dispondrá de una gran cantidad de información imprescindible para entender al personaje y a su régimen, y refutar muchas leyendas creada al efecto por una propaganda inescrupulosa o directamente falsaria.
Una pega, e importante: el libro se escribe con la consigna de “enterrar a Franco de una vez”. Consigna inútil, porque no ocurrirá, aunque se invoque en su favor “la sensatez, la racionalidad y la paz”. Esa consigna solo puede estimular el antifranquismo, al exhibir cierta cobardía política. Por el contrario, la sensatez, la racionalidad y la paz exigen una gran atención a Franco y su régimen, hasta reconocer la inmensa deuda material, política y moral que tiene este país con él. He escrito en un blog reciente que la democracia solo puede regenerarse y madurar si se vuelve franquista, no en el sentido de resucitar aquel régimen, del que ha salido, sino en el preciso de respetarlo, estudiarlo objetivamente y analizar de él lo que pueda ser útil hoy para contrarrestar las tendencias disgregadoras o disolventes patrocinadas por el antifranquismo. Esta es una tarea crucial, que sigue en gran medida pendiente.