20-N en Valladolid: Crónica

 
 
RESEÑA DE LA MISA CELEBRADA EN LA S. I. CATEDRAL METROPOLITANA DE VALLADOLID EL 2O DE NOVIEMBRE 2013, MIÉRCOLES, EN SUFRAGIO DE LAS ALMAS DE FRANCISCO FRANCO, JOSÉ-ANTONIO Y CAIDOS POR DIOS Y POR ESPAÑA
 
 
 
   En una Catedral llena de españoles agradecidos a los que cayeron por una España mejor, y a quien dirigió sus destinos durante cuarenta años, tuvo lugar la Santa Misaorganizada por la Hermandad de Alféreces Provisionales de Valladolid.
 
   Comenzaron los actos haciendo un sentido recuerdo de nuestros queridos Padres Álvaro Caballero, Castrense, Sebastián Urbieta OFM y  Javier Samaniego S.J. que durante tantos años habían celebrado esta Santa Misa. En las Preces de los fieles se les volvió a recordar.           
 
   A continuación se puntualizó que la Santa Misa se ofrecía en sufragio de las almas de Franco, José-Antonio y Caídos en la Cruzada, pues es por no tener la total certeza de que estén ya en el cielo, por lo que se celebra esta Santa Misa: para elevar a Dios nuestra oración, y la misa es la mejor, para que pronto los lleve junto a ÉL. Aunque, por otra parte, esperamos y confiamos en que, ante el motivo de su muerte, Dios y España, el mismo Cristo los haya presentado al Padre. Se pedía también por esta España que, como dijo el Papa Benedicto, está sufriendo una ofensiva laicista muy semejante a la de los años 30.            
 
   Se anunció la entrada de la bandera con las siguientes palabras:
   «Y ahora, vamos a recibir a la bandera bajo la cual tantos patriotas entregaron sus vidas por una España mejor, para que en España fuera posible, para siempre, una convivencia en paz entre todos los españoles.
   «Recibimos esa bandera cuyo escudo, con el águila de San Juan, es el símbolo de esa España cuyo mayor timbre de gloria fue haberse puesto al servicio de Dios desde su nacimiento al cristianismo en el III Concilio de Toledo, salvo tristes épocas de su historia como la que hoy vivimos; es el símbolo del espíritu que animó la Reconquista; el que animó la gesta de la conquista y evangelización de América; el espíritu de Lepanto, el del 2 de Mayo, el de la Cruzada contra el marxismo y el de los 40 años del Gobierno de Fco. Franco.
 
   Era el espíritu de una España confesionalmente católica que cumplía con el Salmo (71) cuando dice:
   «…que todos los pueblos le sirvan»; y lo hizo así, porque aquella España estaba convencida de que, como dice otro Salmo (143), «…dichoso es el pueblo cuyo Dios es el Señor».Tras esto, puestos en pie, entró la bandera, a paso lento, mientras se cantaba esa canción tan preciosa en la que junto a los compañeros fallecidos recordamos la doctrina católica sobre la muerte: “Tú nos dijiste que la muerte…”.
 
   La bandera la portaba el nieto del fallecido Presidente Provincial de la Hermandad de Alféreces Provisionales, Don Manuel Pérez Rojas, e iba escoltada por dos jóvenes.
 
   A continuación se dio entrada al sacerdote celebrante, Rvdo. Padre Don César Pastrana, precedido por dos acólitos perfectamente revestidos con sotana y roquete.
 
   El Padre César pronunció una sentida homilía en que se refirió a la consentida Ley de Memoria Histórica fundada en el odio más feroz contra todo lo que nos habían enseñado nuestros padres y abuelos, y que había constituido el fundamento y la razón del actuar de España desde el III Concilio de Toledo y desde Covadonga.
 
   En las preces se pidió por esos seres queridos citados, por quienes en las trincheras combatieron contra Dios y contra España, por quienes en la retaguardia roja cometieron los más horrendos asesinatos por el simple hecho de ser españoles y católicos, por el Valle de los Caídos, por los perseguidos a muerte en tantos países islámicos y por los presentes y sus familiares.
 
   Terminada la misa el Secretario de la hermandad de Alféreces pronunció una sentida Oración por los Caídos y los combatientes en la Cruzada, citando al Presidente Provincial Don Manuel Pérez Rojas quien acudió a sus 16 años a la llamada de Dios y de la Patria.
 
   Concluida la Oración por los Caídos sonaron los acordes del Himno Nacional que fue escuchado en posición de firmes, y, terminado este, se ofreció la posibilidad de besar la bandera, ofrecimiento que fue aceptado emocionadamente, y sin temor a equivocación, por la totalidad de los  presentes.
 
   Una vez más, que Dios y la Patria le agradezcan su asistencia a los a los que acudieron a esta Santa Misa en beneficio de quienes entregaron su vida para que Dios reine en nuestra Patria, y, por ello, nunca más se vuelvan a dar las circunstancias que exijan de nuevo el enfrentamiento entre españoles.
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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