La FNFF en las calles de Madrid, por Adolfo Coloma Contreras

Adolfo Coloma Contreras

Coordinador General de Delegaciones de la FNFF

 

– No, señora, no. No estamos ilegalizados.

Esta ha sido nuestra recurrente respuesta a no pocas preguntas de las numerosas personas que se han acercado a la mesa informativa que la Fundación Nacional Francisco Franco ha instalado hoy sábado, a lo largo de toda una soleada mañana en el centro de Madrid, en los Jardines del Descubrimiento, al pie de esa imponente bandera nacional que preside esta emblemática plaza.

Nuestra fundación, fiel a sus principios, a sus propósitos y fines, ha decidido montar una mesa informativa, tras requerir y obtener los consabidos permisos municipales, para explicar nuestros fines y nuestras actividades, en definitiva, nuestra realidad. Cuestión que hemos juzgado de importancia palmaria, como pueden colimar a la vista de la pregunta con la que abrimos esta pequeña crónica.

Sí, es cierto, muchos nos dan ya por amortizados, anclados en el pasado. No nos cansaremos de repetirlo a los cuatro vientos: “Los hombres pasan, sus obras quedan”. Y lo hacemos sin ningún sesgo ideológico, con absoluto respeto al pasado, a nuestra historia y a todos los españoles, sin distinción.

En estos días, a las puertas de un invierno que, como consecuencia de la guerra que se está librando en Ucrania, en términos globalistas (de los que tantos gustan los de la agenda 2030), a las puertas de nuestros hogares como quien dice; nos auguran un futuro inmediato de privaciones, de escasez de energía, y de agua; nos acordamos de los potentes planes de desarrollo puestos en marcha hace 70 años. Los silos, los pantanos con sus centrales eléctricas, la industrialización que propició ese tesoro llamado “clase media” con bajísimas cifras de paro, con una España con muy bajo índice de criminalidad, con una red hospitalaria, protección a las familias y a los trabajadores y un largo etcétera… ¿Qué pasa? ¿Es que nos da vergüenza reconocerlo? ¿Es que no es una realidad? Pero nos cuesta, ya no agradecer, sino simplemente reconocer o pronunciar el nombre del artífice de todo ello: Francisco Franco.

Pues este es, no lo duden nuestro propósito. Divulgarlo, darlo a conocer, no permitir que nos lo roben. Abrir nuestros archivos sin miedo, para propiciar la investigación histórica con rigor a las fuentes. Ese y no otro es nuestro objetivo.

¡Ah! Y no lo duden. Sin menosprecio ni humillación de las victimas de ningún bando ni de ninguna ideología. Los muertos, muertos están. Queremos mirar al futuro sin rencor, con talante reconciliador, pero sin permitir que “por imperativo legal” se nos imponga una verdad única, emanada del pretendido “ministerio de la verdad”.

Y ahí tienen la prueba. Sin prisas, pero sin pausas, con respeto y sin temor, hemos salido a la calle, abriéndonos de otra manera a la sociedad actual de la que formamos parte. Antes lo hemos hecho en otras provincias. En todas, los mismos patrones: ¿Pero no están ilegalizados? ¿Ah, yo no sabía que…? Y de ahí hasta alguno que nos ha dicho ¿Y cómo podría yo contribuir al sostenimiento de su causa?. De muchas, caballero. Nuestra página web  (https://fnff.es/) está abierta a todos, y nosotros estamos a su disposición para atenderle, en la vía pública, como hacemos hoy, o en nuestra sede, cuando quiera Vd. acercarse.

No, no conseguirán arredrarnos ni con amenazas ni con leyes, porque nunca hemos estado al margen de la ley. Se estrechan sus cauces, es bien cierto. Tanto como se limita la libertad, hasta de expresión, de toda nuestra sociedad. Son tiempos recios los que se avecinan y aguas turbulentas las que navegamos. Pero parangonando al genial e inolvidable Francisco de Quevedo “No he de callar por más que silencio avises o amenaces miedo”.

Con ese espíritu convocamos a todos los ciudadanos sin excepción. A los que no estén de acuerdo, para debatir. A los que nos apoyan, para reafirmar. Y a esa gran mayoría silenciosa que pasa de puntillas delante de nosotros, animarle siguiendo las palabras del gran pontífice San Juan Pablo II: “No tengáis miedo”. No, no lo tengáis a enfrentaros a la verdad, con criterio y libertad.

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