Nuestras delegaciones informan: ¿Qué pasa en Zaragoza?

 

Rogelio Rodrigo

 

Hay que comenzar recordando la enorme figura de Luis Aragües, el anterior Delegado Provincial, que cogió las riendas de Zaragoza para darle a la FNFF el impulso que necesitaba y que nadie mejor que él podía lograr. Desgraciadamente, este virus se lo llevó muy al principio, sin darle tiempo a nada. Había contactado conmigo, y ante tan desgraciado suceso me puse a las órdenes de la Fundación, intentando recoger su incipiente testigo. Del listado de posibles afiliados, sólo uno contestó a mi escrito o llamada, y después también desapareció.

Es una situación curiosa, por no decir lamentable. Zaragoza, tan unida a la figura del Caudillo por la AGM, y a tanta tradición patriótica y católica capitaneada por la Virgen del Pilar, no responde a la defensa del Generalísimo, y aunque soy y me siento absolutamente responsable, quisiera ofrecer también unas pinceladas de la situación, por si pudieran ser de interés para otras localidades.

Contacto a diario con personas teóricamente proclives a nuestra Causa. Muchos incluso me lo comentan abiertamente. Pero… en el momento en el que se les solicita un paso adelante en forma de colaboración, aportación, militancia… todos sin excepción dan un paso atrás. Volvemos a retomar esa burguesía egoísta, adormecida, incapaz de luchar por sus valores, que ya encontramos fielmente representada en la maravillosa película de 1942, Rojo y Negro, del falangista  Carlos Arévalo. Por contra es, para mí, envidiable, la capacidad de movimiento de la izquierda. Ya sabemos que está ampliamente financiada, y que no le falta de nada, pero no siempre fue así. Lo cierto es que nuestra gente, la que debería ser nuestra gente, espera sentada en su sofá a que alguien le resuelva sus problemas. Ellos no van a luchar.

Ésta es la generación actual. El último caso del que me he enterado es el famoso cocinero Arguiñano. Resulta que es hijo de voluntario de División Azul y por supuesto, deja clara la “incomprensión” que siente hacia su padre. Simplemente un ejemplo más.

Nos queda, en contraposición, nuestro espíritu. Esa conciencia que nos impulsa a cumplir con nuestro deber incluso cuando no hay esperanza. Esa voz tantas veces oída y cumplida a lo largo de los siglos… “Señores, ha llegado el momento de cumplir con la Patria…”

¡Viva Franco, Viva Cristo Rey, Arriba España!


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