Reunión de Delegados de la FNFF: Conferencia de Ricardo Alba Benayas

 

La Fundación Franco: una razón de ser y de sentir

 

Queridos amigos y camaradas:

Tengo que agradecer a la Fundación el honor y la satisfacción  que me ha deparado al poderme dirigir a todos vosotros en este histórico marco del Valle de los Caídos, y un especial agradecimiento a nuestro Presidente ejecutivo el General Chicharro, que la está defendiendo y luchando por ella como buen infante de marina, sin dejar que el oleaje de la izquierda, del gobierno y de los medios de comunicación , le hagan cambiar el rumbo de la lealtad al hombre que durante 40 años unió a los hombres y a las tierras de España, que nos dio paz y prosperidad y que nos llevó a las más altas cotas de bienestar social.

También quiero expresar mi gratitud al general Coloma nuestro Coordinador de provincias que está realizando una encomiable tarea recorriendo nuestra geografía nacional para que no exista ni una sola provincia sin un delegado y una importante representación de la Fundación.

Por ultimo y en el capítulo de agradecimientos a todos vosotros queridos amigos y camaradas de diferentes lugares de España, unidos por un sentimiento llamado Francisco Franco que habéis acudido a esta llamada para intensificar nuestra amistad, potenciar vuestros ideales y regresar henchido el corazón con la esperanza de un nuevo resurgir para nuestra Patria.

Nuestro sentir, llamado Franco entendido como un destino llamado España. Porque nadie dude que Franco fue el sentimiento colectivo de todo un pueblo. El de todos aquellos que anhelan seguir viviendo en una España grande y libre como el la hizo y la mantuvo durante su mandato.

Estamos viviendo unos momentos difíciles, donde el gobierno actual está empecinado en nuestra disolución pues la encuentra como la única replica responsable a sus mentiras y difamaciones. Mientras calumnian y vilipendian el nombre del Caudillo, la Fundación mantiene enhiesta su lealtad y difunde su legado a través de todos vosotros demostrando con pruebas fehacientes sus groseras y falsas distorsiones de la historia recientemente pasada.

El 28 de octubre de 1982 el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ganó por primera vez unas elecciones generales. Consiguió que más de 10 millones de españoles votasen a su por aquel entonces candidato, Felipe González, consiguiendo más de 200 diputados en el Congreso. Ese día, un Alfonso Guerra eufórico prometía: “Vamos a poner a España que no la va a reconocer ni la madre que la parió”

El mismo partido apoyado por separatistas y terroristas están haciendo que se cumpla ese pronóstico, aunque no creamos que Alfonso Guerra era un profeta si no que de esa forma estaba proclamando la puesta en práctica de la política a seguir del plan trazado por los coautores de la transición, donde había que orillar y eliminar todo, para conseguir el desconocimiento de la verdadera historia, no solo la presente si no también hasta la pasada por nuestro pueblo.

Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo dice George Santayana.

Un pueblo sin el conocimiento de su historia pasada, su origen y cultura es como un árbol sin raíces. -Marcus Garvey.

La destrucción del pasado es quizás el más grande de todos los delitos. -Simone Weil.

Y el Cardenal Gomá decía que “Un pueblo renuncia a ser si se niega a vivir de su pasado porque cuando cesa la continuidad cesa la unidad del espíritu” que es la que personifica la nación.

Podíamos hacer muchas citas ligadas con la significación del pasado para determinar el impacto en el presente y el futuro de los pueblos.

Sin embargo, hablar del pasado hoy, parece que nos sitúa anclados en la pura nostalgia, y a esto decía Blas Piñar que quien esto piensa se equivoca, porque confunde el ancla con la raíz, y entre el ancla y la raíz hay una diferencia notable. Nosotros no estamos anclados e inmóviles, sujetos por la nostalgia, sino enraizados en el “humus” fecundante de una tierra fértil, de la que el árbol, para dar frutos buenos y abundantes, toma la savia que los produce. Para construir bien en el futuro, hay que contar con la experiencia aleccionadora del pasado. El futuro, sin este aprendizaje, es pura incógnita, lanzamiento imprudente y temerario al vacío, que deja a merced del puro azar ese, mismo futuro.

No debemos dar pie a la amnesia que anula la memoria, ni mentira que suplante a la realidad histórica y nos lleve a una interpretación errónea de los hechos, Francisco José Fernández de la Cigoña hablaba de transmitir a las generaciones venideras la verdad de una de las gestas más limpias y hermosas de una Patria en la que los héroes y los santos nacieron con tanta abundancia como las flores en la primavera.

La Fundación está haciendo todo lo posible para que no se consuma la ingratitud de permanecer sin respuesta con los brazos cruzados ante el fraude y la mentira que oficialmente se enseña y se proclama.

El jesuita mejicano Ramon Cue dedicaba estos tristes versos a los caídos:

Se ha volcado una paletada de estiércol en vuestra tumba.

Dedicaremos en Toledo, para salón de baile, el patio imperial del Alcázar-

Arrancaremos todas las estrellas, al manto de la Virgen de las Angustias, en Granada.

Y volaremos con dinamita el Valle de los Caídos. ¿A que …el gesto gigantesco de una Cruz desorbitada?

Contentaros vulgares muertos con una cruz de dos tablas.

Estos versos son plena actualidad hoy pues en el patio del Alcázar se dan fiestas y se hacen desfiles de modelos

Y ya conocemos todos las intenciones de la izquierda con relación a la cruz que hoy nos preside.

Por todo esto desde la Fundación, tenemos que proclamar la verdad, seamos muchos o pocos, luchando contra corriente, tarea difícil, pero David pequeño pastorcillo supo batir al gigante Goliat.

La necesidad de una Fundación que asumiera la difusión del legado de Francisco Franco se vio como una imperiosa necesidad por 226 personas de diferentes status sociales que firmaron ante notario la creación de la Fundación Nacional Francisco Franco. Entre ellos nos acompaña el secretario del Patronato de la misma nuestro querido y entrañable amigo Emilio de Miguel Moreno, por cierto, (cumpleaños)

El 10 de diciembre de 1976 en el acto que se presentó, el ex ministro Joaquín Gutiérrez Cano dijo” Quienes formamos parte de la comisión organizadora de la FNFF no tenemos propósitos políticos de ningún tipo, la Fundación va a tener un carácter netamente cultural, humanístico y docente. Sus fines son difundir el conocimiento de la figura de Francisco Franco y sobre las realizaciones de los años de su mandato.

Precisamente destruir su legado fue la consigna estratégica diseñada como decíamos por los autores intelectuales de la transición. Y no solo se está materializando cada día mediante leyes liberticidas e ilegales constitucionalmente, sino que incluso el 24 de octubre del 2019 se profano su tumba contra la voluntad familiar a través de artimañas e irregularidades.

Franco está en la historia por muchas razones, pero se podían resumir en dos más fundamentales: Por haber vencido al comunismo y porque transformó una España misera en una España unida, grande y próspera.

A la muerte de Franco decía el Cardenal Tarancón:” Hay muchas lágrimas en muchos ojos y yo quiero que mis palabras como Obispo sean para recordar a todos a la luz de nuestra fe cristiana, que los muertos no mueren del todo, ha muerto uniendo los nombres de Dios y España. Gozoso, porque moría en el seno de la iglesia, de la que siempre ha sido su hijo fiel”. No en balde fue nombrado Caballero de la Orden de Cristo por el papa Pio XII.

¿Por qué la Fundación que lleva su nombre tiene que ser nuestra razón de ser y de sentir?

En primer lugar, porque no podemos permanecer impasibles ante la destrucción de nuestra civilización milenaria cuna de la dignidad y del progreso humano como hombres y mujeres de fe, humildad y caridad.

Por ello dice Jaime Alonso hay que advertir a estos atribulados sátrapas, negacionistas de la historia, o lo que es peor, manipuladores interesados de un relato falsificado, que no conseguirán anular el esfuerzo pacificador que acometieron con éxito notable cuatro generaciones de españoles, la que se rebeló en la guerra civil y obtuvo la victoria, las dos posteriores de la posguerra y la paz de la era de Franco y la generación que hizo la transición hasta Zapatero. La construcción de esa amplia plataforma de convivencia no puede dinamitarse por el determinismo caprichoso e insolidario de separatistas, comunistas y socialistas. No destruirán ese legado. Porque es de todos los españoles no de la detestable clase política actual.

Nos defenderemos de la ley más perversa y antidemocrática que ha conocido nuestra sociedad. Todo en aras de una falsa reconciliación que lo único que ha conseguido es volver a enfrentar a unos españoles contra otros. Todos hemos conocido matrimonios cuyos padres combatieron en bandos diferentes y cuyos hijos se casaron. Por ejemplo, el abuelo de Rodríguez Zapatero Juan Rodríguez militar que reprimió la rebelión de los mineros de Asturias en el 34 fue después fusilado por los nacionales mientras que el otro abuelo Faustino Rodríguez profesional liberal vivió de forma acomodada en Valladolid en zona nacional. Los hijos de ambos se casaron y fueron los padres de José Luis Rodríguez Zapatero.

Yo os puedo contar un caso muy directo el del Capitán Alba laureado en la defensa del Alcázar que salió voluntario para ponerse en contacto con las tropas de Mola para anunciarle que el Alcázar no se había rendido como decía el periódico “Ahora” con fotografías donde aparecían saliendo con los brazos en alto. Eso le costó la vida pues fue asesinado en el km 7 de la carretera de Toledo a Ávila y rematado en el suelo con un tiro de gracia que le propinó un miliciano de Burujón, pueblo de la provincia de Toledo, llamado El Checa. Pues bien, la viuda del Capitán Alba cogió a sus cuatro hijos y se acercó al penal de Ocaña donde estaba preso este asesino e hizo que sus hijos lo besaran antes de fusilarlo, pero no acaba ahí la historia, sino que cuando cobró su primera paga de viuda, fue a Burujón pueblo de donde era este individuo y se entrevistó con su viuda y la dijo tenga, dándole la paga, a usted le hará más falta que a mí. Eso era reconciliación.

En segundo lugar, por lealtad a su figura y al recuerdo de su ingente obra, artífice de un estado nacional al servicio del bien común que no nos permite permanecer en una postura acomodaticia y resignada viendo paulatinamente su demolición, no para mejorarla si no para hundirla de nuevo en el materialismo, la corrupción y la desmembración del estado.

Por eso hemos de recordar para difundir su legado. Nadie en su sano juicio piensa en resucitarlo como es natural, pero es evidente que tenemos en la memoria de muchas personas que vivimos durante su mandato el recuerdo de innumerables facetas de esos años que nos dieron la paz y prosperidad que gozábamos y que hoy hemos perdido.

Históricamente tenemos que recordar al general victorioso de la guerra de liberación. El alzamiento del 18 de julio no fue contra la legalidad republicana del 14 de abril de 1931. Sino contra un régimen que había perdido toda legitimidad de ejercicio.

Franco se encontró con un frente popular que se había impuesto por el fraude electoral que destruyó inmediatamente la legalidad republicana y que instaló un régimen de asesinatos, de incendios y en definitiva un régimen de terror.

La insurrección armada como escribió Francisco Cambó no fue una necesidad fue un deber.

En realidad, la guerra de España fue un capítulo más de la guerra civil ideológica universal en la que hoy día continuamos como estamos tristemente viendo estos días. Aquí vinieron a enfrentarse las brigadas internacionales reclutadas por el partido comunista y los voluntarios de Portugal, Italia y Alemania, Irlanda y Rumania que apoyaron a unidades de nuestro ejército, junto a falangistas y requetés al mando de Francisco Franco.

Alejandro Lerroux en una carta dirigida a Franco el 18 de julio de 1937 decía que la guerra de España había sido una “cruzada patriótica”

También se señala como una Cruzada por la Fe como lo manifestó la carta colectiva del episcopado español de 1937 en la que, tras reconocerlo como cruzada, la definía como una guerra de la civilización cristiana contra la barbarie.

Desde el frente de Majadahonda un voluntario rumano Ion Mota escribía a los suyos diciendo” cuando una mente diabólica se levanta para arrojar a Cristo del mundo, los hombres de cualquier nación, tienen que alzarse en defensa de la Cruz. He comprendido el deber de mi vida. He amado a Cristo y he marchado feliz a la muerte por El”

Desde esta perspectiva se comprende que la victoria ganada, no por todos, fuera para todos. Los vencedores ganaron, pero la ofrecieron por los vencidos, por eso además de un Arco de triunfo en la Ciudad Universitaria hay una Basílica del Valle de los Caídos aquí en Cuelgamuros que como sabéis cobija bajo esta cruz de granito de 152 metros que acaba de concedérsele el Guiness de la de mayor altura del mundo, los restos mortales de los vencedores y de los vencidos para que la sangre derramada en la contienda no fuese inútil y para construir sobre ella una España en orden y en paz.

La espada de Franco que fue ofrecida al Dios de las Victorias en la iglesia de Santa Bárbara, como testimonio fehaciente de la religiosidad de España y se encuentra hoy en la Catedral de Toledo.

En estos aspectos de la religiosidad de España, además de la ya mencionada Orden de Cristo que le concedió Pio XII, le llamo hijo predilecto y el más querido de la Iglesia entre los Jefes de Estado.

En el aspecto social de su obra, por sus propias palabras, va unido a la doctrina social de la iglesia. Así lo manifiesta en el 10 de junio de 1957 a Doctrinas católicas de Washington.

La más importante ayuda que la Iglesia Católica ha prestado a los españoles en estos últimos tiempos es la de haberles ofrecido una doctrina social proclamada a través de los años y renovada en los últimos por nuestro actual Pontífice. El Movimiento político español ha tomado sus enseñanzas como base de sus programas para la mejora del pueblo. Además, en los últimos lustros, la Iglesia ha desarrollado sobre las masas laborales una eficaz acción de apostolado dentro de las Organizaciones Sindicales Nacionales.

Sólo podría apreciarse debidamente esta labor si se conociera la acción descristianizadora que el marxismo internacional venía sistemáticamente desplegando sobre las masas trabajadoras de nuestro pueblo. Una acción atea y perseguidora de la fe, desarrollada por los partidos que se titulaban de izquierdas, y que negaban sistemáticamente a la Iglesia católica sus derechos sagrados e inalienables, empujó a los católicos más activos hacia el campo político de los sectores conservadores, que apoyaban los derechos legítimos de la Iglesia, lo que era aprovechado por la propaganda marxista para pretender presentar a la Iglesia como enemiga de sus aspiraciones sociales.

La guerra de España, liberando a la Iglesia de aquel triste cerco, permitió su acción pudiera desarrollarse y que el pueblo conociese la grandeza de doctrinas y sus principios sobre la justicia social y la caridad.

El Estado, por su parte, haciendo suyas las sabias doctrinas de las encíclicas sociales de nuestros Pontífices, ha procurado darles forma concreta, llevando a su legislación todos aquellos objetivos que la Iglesia señalara o ideales: salario familiar, seguro de enfermedad, salario en los domingos y días festivos, casas baratas y salubres y, finalmente, la ocupación total; a todo ello el pueblo laborioso ha respondido con un verdadero renacimiento de la fe religiosa en sectores hasta entonces muy apartados de ella.

Por cuanto se refiere a la generosidad con que Dios nos ha favorecido durante estos años, salta a la vista de los más profanos. Sólo con la ayuda de Dios es posible superar con éxito las pruebas y peligros a los que ha estado sujeta mi vida desde hace cuarenta años. Han sido tantos y tan portentosos que, Dios nos ha favorecido inclinando la balanza del lado de nuestras armas, y tantos otros en paz, que nos han ayudado a superar eficazmente todas las dificultades y situaciones que pecaría de injusto e ingrato si, al preguntárseme, callase lo muchísimo que le debemos.

Francisco Franco Bahamonde

(10-VI-1957: Declaraciones a «Noticias Católicas», de Washington.)

El testamento de Franco es una verdadera confesión de un cristiano ejemplar como tituló en su libro el padre benedictino Manuel Garrido.

Esa doctrina que aplicó durante su mandato para lograr un estado social al servicio del bien común de todos los españoles se reflejó:

En la promulgación del “Fuero del Trabajo”; creó el Servicio Nacional del Trigo y “Auxilio Social”. Se hizo la concentración parcelaria. Se fijaron las unidades mínimas de cultivo. Venciendo el retraso de una época liberal -monárquica o republicana- consiguió que fuéramos la novena potencia industrial del mundo. A pesar de la eliminación de España del plan Marshall, se produjo el milagro económico y creció la renta “per cápita”. La ciudad de Santander, destruida en gran parte por un incendio, se reconstruyó enseguida y es hoy una de nuestras capitales más bellas. Las inundaciones que provocó la gota fría en Valencia, dieron origen a una obra fantástica para evitarlas en lo sucesivo. El Plan Badajoz puso en regadío miles y miles de hectáreas de secano y el Trasvase Tajo-Segura llevó el agua fertilizante a la huerta de Murcia y a la comarca de Cartagena. Se contuvo el agua de la lluvia y de los ríos en centenares de presas, creándose cientos de embalses y pantanos de las que nos acordamos en tiempo de sequía.

La consigna oficial fue la siguiente: “Ni un hogar sin lumbre, ni un español sin pan”. Me permito añadir que no solo se quería eso, sino también: ni un español sin vivienda y sin trabajo. Y se consiguió, con esfuerzo, sacrificio y honestidad, la lumbre, el pan, la vivienda y el trabajo.

Hubo protección especial para las familias numerosas, salario familiar, becas innumerables, y economatos de empresa. Una red de hospitales y sanatorios fue creada por una Seguridad Social, que aun cuando se iniciara, como ahora dicen, hace un siglo, solo con Franco se desarrolló con generosidad, amplitud y eficacia. La paz de España, su clima, su historia y su arte, y un conjunto hotelero de primera, nos convirtieron en una potencia turística.

El Estado nacional, creado y dirigido por Franco, dio a los españoles paz y seguridad. Los Sindicatos verticales superaron la lucha de clases en un clima de colaboración de empresarios, técnicos y trabajadores. La delincuencia fue mínima, y así como no bastaban los colegios y las escuelas para recibir a los niños de tantas familias fecundas, sobraban las cárceles escasas de inquilinos.

El Estado nacional, con impuestos moderados, realizó una obra ingente, y España, como Waldo de Mier escribiera, cambió por completo de piel.

Pero un Estado no es una isla, ni una torre aislada de marfil. Tiene relaciones con otros Estados y, además, con la Iglesia, es decir, una política internacional, y en esa misión Franco logró que cuando tantas naciones de Europa fueron ocupadas por las divisiones de Hitler, que apenas encontraron resistencia, con unas cuantas frases cargadas de habilidad gallega, no solo las detuvo en el Pirineo, sino que ahorró a España un nuevo y doloroso baño de sangre.

Que, a pesar de todo, cuando el conflicto se complicó al abrirse el frente oriental contra el comunismo, Franco, que había luchado y derrotado al comunismo en España, prolongó esta lucha en el Este -sin que Alemania se lo pidiera-, enviando la nunca olvidada y gloriosa División Azul.

Que la carta que recibió Franco de Roosevelt, y la que él hizo llegar a Churchill, demuestran la estricta neutralidad de España en el enfrentamiento de los Aliados occidentales con las potencias del Eje, y la clara visión del Caudillo sobre lo que iba a suceder en Europa al unirse la U.R.S.S. a los Aliados.

Que la retirada de los embajadores y el boicot económico a España, logró que los españoles se apiñaran en tomo a Franco, que permaneció tranquilo y sentado a la puerta de su casa hasta que los embajadores volvieron; y volvieron avergonzados y arrepentidos.

Que Franco firmó con la Iglesia un Concordato, y con los Estados Unidos un Tratado de cooperación. Vinieron a España el cardenal Ottaviani y Eisenhower. El primero dijo que el Concordato con España era el mejor de todos, y el segundo reconoció públicamente que, si había admirado a Franco como militar, ahora, y por añadidura, lo admiraba como estadista.

El presidente Nixon demostró una y otra vez su afecto hacia España y el presidente Reagan llegó a increpar a los miembros de la Brigada Lincoln, que combatió con los rojos, diciéndoles que se habían equivocado de trinchera.

Que, dejando aparte, en fin, lo que podamos pensar de la eficacia o utilidad de la ONU, lo cierto es que la ONU, que nos fue tan hostil, abrió de par en par sus puertas a España.

Después de este amplio bagaje mantenido durante casi 40 años que hemos podido conocer: la transición, la reforma y la ruptura de un régimen

 Los reformistas solo consiguieron dos cosas: salvar la Corona, aunque no la monarquía, en una república coronada, como dijo Fraga Iribarne, y que la ruptura se disfrazase de legalidad, aunque tuvieran que recurrir a un fraude de la propia ley. El Régimen nacido de la guerra-Cruzada, comenzó por ello a tambalearse. Solo Franco, con su carisma personal, y con el apoyo expreso o tácito del pueblo sencillo, pudo mantenerlo hasta su muerte. Pero Franco, ya enfermo, en su breve alocución desde el Palacio Real en la Plaza de Oriente, el 1 de octubre de 1.975, nos dio a conocer lo que estaba ocurriendo y lo que podía ocurrir cuando nos dejara: destrucción de la unidad de España, sustitución de los Principios por las opiniones, e inmoralidad tanto pública como privada. Y así sucedió, porque la muerte del Caudillo fue para los conjurados de la Transición, el instante adecuado para iniciar un proceso involutivo que nos ha hecho retroceder al esquema liberal-marxista de 1.936.

El perjurio institucional fue tan numeroso, como llamativo e irritante, porque, para mayor escarnio, ese entierro de la obra de Franco se hizo por aquellos a los que el Caudillo habla entregado las herramientas que debían utilizarse para la continuidad perfectiva del Régimen.

De este modo, lo que nunca pudo conseguir el huracán, lo consiguieron las termitas; lo que no consiguió la metralla, lo consiguieron la deserción, el resentimiento o las ambiciones.

Andrés Cano Sanz, en unos versos preciosos, lo denunciaba:

¿Qué ha ocurrido, Señor? La indignidad

de unos hombres de mente corrompida

casi ha dejado tu obra destruida;

ya no hay orden, ni paz, ni autoridad.

¿Y sabes quiénes son tus detractores?

Los que antes mendigaban tus favores,

aquellos que sin tasa te adularon,

los que siempre a tus plantas hemos visto.

Son los mismos que un día a Jesucristo

le vendieron y aún más, crucificaron

Los ideales no se conservaron, y el Consejo Nacional del Movimiento y las Cortes franquistas -con excepciones minoritarias- renunciaron a los mismos. Los custodios del ideal votaron la Reforma-Ruptura, respaldaron más tarde la Constitución y contribuyeron a consolidar un Sistema político radicalmente contrario al que sirvieron.

Tremenda responsabilidad la de los eclesiásticos, militares y políticos, que, a pesar de tan diáfanas advertencias, ¡hicieron caso omiso de las mismas colaborando a la ruptura del régimen

Fue el obispo de Cuenca, don José Guerra Campos, el que precisamente aquí en la Basílica del Valle de los Caídos enumeró con claridad y valentía a los coautores del perjurio y la deslealtad a Franco: “Los que con él metían la mano en su plato, aprovechándose del Régimen; los escala torres, que le besaban, adulándole; los miedosos que le negaron en la hora difícil; los que hicieron alarde de indiferencia política y asepsia tecnócrata y los maestros de espíritu, escribas y fariseos, apóstoles de la denuncia profética, que colaban, llenos de ira, los mosquitos, y ahora se tragan sin escrúpulos los camellos“. 

El recuerdo de Franco y su obra que hemos expuesto, artífice de la victoria frente al comunismo y la creación de un estado nacional al servicio del bien común no nos debe dejar en una postura resignada y estoica, debemos proclamar estas realidades por todos los rincones de nuestra geografía y del exterior a través de nuestras delegaciones, concretamente de vosotros y de vuestros equipos.

Franco, que a pesar del acoso envolvente a que estuvo sometido, jamás perdió la fe en las ideas, murió hace cuarenta y seis años.

Aun cuando a su muerte el sucesor a titulo de rey Juan Carlos manifestara el 22 de noviembre de 1975: “Una figura excepcional entra en la Historia. Su recuerdo constituye para mí una exigencia de comportamiento y de lealtad. Es de pueblos grandes y nobles saber recordar a quienes dedicaron su vida al servi­cio de un ideal. España nunca podrá olvidar a quien como soldado y estadista ha consagrado toda su existencia a su servicio. La monarquía será fiel guardiana de esa herencia“. La monarquía no ha sido en absoluto fiel guardiana ni siquiera de sus restos que permaneció mirando para otro lado ante la profanación que realizaron los seculares enemigos de nuestra Patria.

 Pero como dice el poema:

“No porque arranque mano despiadada

la rosa perfumada

dejará de dar flores el rosal”

Mientras nosotros permanezcamos unidos y en pie en torno a nuestra razón de ser y de sentir la Fundación Nacional Francisco Franco, mantendremos enhiesta la antorcha de su legado la luz de su amor a España y fertilizaremos ese rosal con nuestra lealtad, y el recuerdo perseverante de su figura como el mayor estadista que ha tenido España en los últimos siglos como dice Pio Moa

Para la Fundación Franco constituye además de una razón de ser y de sentir, un símbolo, porque sigue vivo en la conciencia de muchos españoles que son la minoría inasequible al desaliento como manifestara José Antonio.

Esta minoría necesita capitanes que la dirijan si no, “buenos quedarían los soldados sin ellos” como decía Santa Teresa de Jesús.

Nosotros en la Fundación no solo tenemos capitanes si no generales verdaderamente inasequibles al desaliento, peleando diariamente contra toda la izquierda, contra el gobierno y contra los medios de comunicación e incluso y es lo más triste, de los que se dicen afines pero que están acobardados.

Nuestro general al mando, nuestro Presidente Juan Chicharro, lo ha dicho y nos ha dado el lema de nuestra razón de ser “Aquí no se rinde nadie” En la defensa del legado del Generalísimo Franco, de la unidad de España y contra la avalancha sociocomunista, estamos y estaremos desde la legalidad siempre en la brecha ante las administraciones públicas y ante la justicia.

La capacidad de lucha se manifiesta en los momentos difíciles y es indudable que este es uno de ellos, pero la victoria llegará porque nos asiste la razón y la fortaleza de nuestros principios y convicciones.

Por tanto, queridos delegados y amigos ADELANTE, ni un paso atrás.

Os parecerá todo esto una utopía.  

Decía Eduardo Galeano versando sobre la utopía:

Ella está en el horizonte.

Yo me acerco dos pasos y ella se aleja dos pasos.

Camino 10 pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá.

Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré.

¿Para qué sirve la utopía?

Para eso sirve, para caminar.

Caminemos amigos y camaradas con la convicción de que entorno a la FUNDACIÓN ESTA NUESTRA RAZON DE SER Y DE SENTIR pues mantiene los ideales por los que muchos españoles antecesores nuestros, dieron su vida y además la lealtad a la obra y al legado de Francisco Franco quien compuso para España la mejor melodía social jamás concebida y para terminar permitirme estas rimas de Bécquer que casi todos conoceréis:

 
Del salón en el ángulo oscuro

De su dueño tal vez olvidada

Silenciosa y cubierta de polvo

Veíase el arpa

Cuantas notas dormía en sus cuerdas

Como el pájaro duerme en las ramas

Esperando la mano de nieve

Que sabe arrancarlas

Ay, pensé, cuántas veces el genio

Así duerme en el fondo del alma

Y una voz, como Lázaro, espera

Que le diga ¡levántate y anda!

Queridos delegados seamos nosotros con nuestra razón de ser y de sentir, la Fundación Francisco Franco, esas manos de nieve para que volvamos arrancar de nuevo la melodía más maravillosa de Unidad grandeza y libertad para nuestra Patria y así sentirnos orgullosos y alegres por el deber cumplido como se recita en los versos de Rabindranath Tagore

Yo dormía

Y soñé que la vida era alegría

Me desperté y vi que la vida era servicio

Serví y vi

Que el servicio es alegría

 

Esa es la alegría que hoy nos invade siendo leales a Franco y a España 

ARRIBA ESPAÑA

 


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