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Tal día como hoy, pero en 1954, Francisco Franco aprovechando un viaje a Valencia, el Caudillo visitó, frente a las costas levantinas, el portaaviones norteamericano Coral Sea, de la VI Flota, que se encontraba haciendo maniobras, siendo la primera vez que el Generalísimo visitó territorio norteamericano. Vistió su elegante uniforme de capitán general de la Armada y le acompañaron, además del ministro de Marina, el de la Presidencia, Luis Carrero Blanco, a punto de ascender a contralmirante. En una rueda de prensa realizada por periodistas americanos y españoles, comentó que le había impresionado la precisión de las maniobras de la VI Flota porque «conjugaba un material perfecto, resultado de la técnica y del ingenio humano, así como las virtudes del personal que lo maneja». Añadió que la posición estratégica de España la convierte en un valioso aliado para los Estados Unidos en caso de un conflicto armado con el enemigo soviético. Franco reconoció que era la primera vez en su vida que subía a un portaaviones y que estaba muy agradecido por el recibimiento que había tenido de los mandos y oficiales. Terminó su visita dirigiendo a la dotación del buque las siguientes palabras:
«¡Tripulantes de este portaaviones y marinos todos de la flota mediterránea!:
Os está hablando un soldado que, por razón de serlo, puede apreciar perfectamente todo el mérito que tienen los ejercicios que habéis desarrollado y las horas de entrenamiento y de sacrificio que representan para llegar a la perfección y preparación con que la Flota americana se ofrece hoy en aguas del Mediterráneo. No importa cuál sea la categoría; todos vosotros formáis esa unidad, lo mismo desde el almirante que hasta el último de los soldados, porque todos sois importantes en la preparación militar. Lo mismo depende el éxito de la técnica de los que han concedido estos barcos y las máquinas de guerra que empleáis, que de los hombres que han de tripularlos y ejecutar las órdenes. Todos sois importantes en la guerra, y en ésta la preparación es trascendente para la suerte de los pueblos.
Vosotros respaldáis la buena voluntad de la nación americana. Vosotros estáis haciendo historia. Por vuestras victorias de ayer y por vuestros méritos habéis alcanzado un puesto rector en el concierto del mundo, y hoy estáis con vuestros ejercicios sirviendo esta misión que ha tocado en suerte desempeñar a los Estados Unidos en esta etapa de la Historia. Estoy convencido de que el pueblo americano sabe apreciar todos los esfuerzos vuestros y el mundo los de la nación que representáis en el mejor servicio a la paz, pues los que amenazan hoy con la guerra, los que parecen provocar al mundo, no conocen más razones que las de la potencia, y en ese orden vosotros vais muchos años por delante, con una técnica maravillosa y perfecta que no podrá ser alcanzada por ellos, si continúan vuestra preparación y los esfuerzos de vuestros Estados Mayores, de vuestro Gobierno.
Yo, en nombre de mi Nación, de una Nación amiga vuestra, y como soldado, os felicito, felicito a la Flota americana y felicito a la nación que tiene estas máquinas y estos hombres. Yo deseo que la lealtad con que España sirve a la amistad entre los pueblos y a la palabra empeñada sea un vínculo de amor, de fraternidad entre nuestras naciones y de una camaradería entre nuestros Ejércitos. ¡Arriba los Estados Unidos!»