¡Tu carrito está actualmente vacío!
Puedes consultar la información de privacidad y tratamiento de datos aquí:
- POLÍTICA DE PROTECCIÓN DE DATOS
- SUS DATOS SON SEGUROS
Tal día como hoy, pero en 1956, Francisco Franco inauguraba la Ciudad Escolar y el nuevo Gobierno Civil, en San Sebastián, y decía las siguientes palabras:
Solamente unas palabras para dar término a este emocionante acto. En los albores de la Cruzada, en aquellos primeros días del Movimiento Nacional, por encima de los convencionalismos y de los escalafones, se buscaban los hombres de acción que la Patria demandaba, los capitanes para la Cruzada. Fué entonces cuando surgió la figura del teniente coronel Sagardía, que al frente de unos grupos magníficos de las juventudes navarras, constituyó la columna que llevó su nombre durante tanto tiempo y que tantos laureles recogió en su avance sobre Guipúzcoa.
A través de la Cruzada fué aquella columna, como tantas otras, crisol en que se fundían las inquietudes de la juventud española, que dividida hasta entonces por la política de partidos, se unía en la hermandad entrañable de las trincheras y de los campamentos.
Por ello, en estos momentos en que conmemoramos aquellos gloriosos hechos colocando la Palma de Plata en el brazo de este glorioso veterano de nuestra Cruzada, hacemos una vez más reafirmación de la unidad de los hombres de España, de la unidad indisoluble de su juventud con el recuerdo y la afirmación de lo que costó aquella victoria.
Pueden los que no la vivieron disfrutar los días de plenitud y de victoria y aun desconocer los heroicos sacrificios y el heroísmo que costó alumbrarla; pero eso no lo olvidarán jamás las generaciones que los vivieron, los que tuvimos el honor de dirigir aquella Cruzada, ni los que fueron actores de la misma. Corresponde a nuestra generación, a la generación de los combatientes, a la de los que arrancaron la victoria, el afirmarla, y nada mejor para ello que grabar estos nombres gloriosos y estos hechos y darles profundidad y dimensión en el tiempo para que nadie olvide lo que costó esta era de paz y de grandeza.
Hoy, a los veinte años de distancia de aquellos hechos, cuando honramos a uno de sus mejores capitanes de la primera hora, memoramos con emoción las acciones gloriosas de todos los que en aquella hora ofrecieron a su Patria cuanto tenían, y que, como reza nuestra canción, viven siempre «presentes en nuestro afán».
¡Arriba España!