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Tal día como hoy, pero en 1955, Francisco Franco visita el pueblo de Almadén, en Ciudad Real, donde les dirige estas palabras:
Almadenenses:
Sólo unas palabras para saludaros con afecto salido del fondo de mi corazón. Hace mucho tiempo que deseaba venir a Almadén, visitaros y tomar contacto con la realidad de esta población trabajadora.
Entre todas las inquietudes de España que pesan sobre mi ánimo está siempre presente la de nuestras clases trabajadoras, la redención de las mismas y el salvarlas del materialismo grosero que en los pasados años se venía acumulando sobre ellas, porque no solamente de pan vive el hombre, sino también de satisfacciones y de espíritu.
La Revolución Nacional vino a levantar y a poner en marcha a España, y para ello es necesario el esfuerzo aunado de todos. Si vosotros contempláis una competición en que unos tiran de un lado y otros empujan para otro, el fracaso es seguro. Si los españoles se peleasen entre sí y malgastasen en ello sus esfuerzos, España volvería a donde se encontraba: a la miseria y a la pobreza.
No puede haber mejora individual, justicia social, si no hay progreso económico, si no se multiplican los bienes, si las tierras no producen más, si las fábricas no se multiplican y reparten por toda la superficie de España y si todos a una no ponemos en ello nuestro trabajo y nuestro espíritu. No hay justicia sin abundancia y sin ésta sólo podrían repartirse de nuevo las miserias.
Por eso nuestra política es la contraria de la que hasta nuestra llegada se practicó. No venimos a hacerle al pueblo promesas irrealizables, sino a enfrentarnos juntos con sus problemas; venimos a decirle que el camino es largo, que hay que trabajar, que si queremos pesar en el mundo, que los productos españoles se abran camino, si queremos tener más beneficios, hemos de trabajar todos firmemente, unos con la inteligencia, otros con los brazos, pero todos a una y con eficacia. Hay que huir de los viejos moldes: tenéis que procurar, por vuestra labor constante, que vuestros hijos sean mejores que vosotros y que vuestros nietos lo sean aún más que vuestros hijos. Y esto se logra solamente poniendo a España en pie y levantando los espíritus para conseguir la España grande, la España una y la España libre por que luchamos.
Yo tengo la seguridad de que vosotros formaréis en la vanguardia, y os vengo a visitar convencido de que este emporio de riqueza que son las minas de Almadén nos ayudaréis a ponerlo en marcha para que cada día pese más en nuestra economía. Yo, por mi parte, os ofrezco pan y justicia, cultura y porvenir para vuestros hijos y la honda satisfacción de pertenecer a una Patria grande y de sentiros orgullosos de ser españoles.
Almadenenses todos: ¡Arriba España!