“Von Thíes”
Anasagasti es un raro bípedo implume que se pasea por España, a la que desprecia (él se considera vasco-venezolano) que por esas pesadas bromas de los llamados sistemas democráticos basados en la corrupta partitocracia, sigue ahí, encaramado en el palo de la jaula, como un loro insoportable.
Al igual que el Jaimito de los chistes, no se le conoce ni una sola buena acción, ni por supuesto mensaje, discurso o comentario que por su calidad intelectual merezca ser leído. Anasagasti es como esos restos de basura pegados en el fondo del cubo, que no desaparecen hasta que no se les limpia con agua a presión.
Lleva años lamiéndose las heridas que al parecer le hicieron los que derrotaron, hace la tira de años, a criminales y pendejos separatistas, aliados con lo más granado del marxismo celtibérico. Y asomado a la ventana pública, mostrando su blanda imagen coronada con el jopo capilar puesto al bies, vomita su odio y estupidez (un coctel apestoso), en muchos casos a tanto la línea (DEIA…). El caso que ahora nos ocupa está sacado de su blog, en cuya primera página aparece allá arriba esa foto de intelectual a la violeta, al que le pesa tanto el cerebro, que ha de sujetarse la cabeza para ayudar al pescuezo a soportarla.
Con motivo del Holocausto (del judío, los otros siguen sin interesar) ha soltado, sin que el jopo capilar se le agitara, lo siguiente (se recomienda hacer una gran inspiración antes de zamparse el largo y torpe párrafo: “Y como en ese salón se reunía el Consejo General del Movimiento presidido por el general asesino y golpista Francisco Franco que se reunía allí con la misma rimbombancia y falta de protocolo real con la que se reunió este pasado martes un rey con sus aparentes súbditos ostentando una insoportable jefatura del estado que la ejerce en función de que los mismos que organizaron los campos de Auschwitz y Mathausen es bueno recordar que son los mismos que ayudaron a Franco a ganar una guerra de exterminio”.
Como se ve, esta gloria de las letras “baskas”, está muy cabreado, no ya con Franco, si no con los signos de puntuación, que debe de considerar un rescoldo falangista; y hasta con la más permisiva sintaxis.
Y más adelante añade esto: “(…) me hubiera gustado que su Majestad hubiera hecho mayor hincapié, además de en los judíos, en los republicanos españoles, catalanes, gallegos y vascos masacrados en aquellos campos de exterminio”. Una de dos, o los catalanes, gallegos y vascos no son españoles, o si lo son, masacrar, por ejemplo, a murcianos, extremeños o castellanos no entra en sus quejas.
Lógicamente no hay ni una frase, una palabra, una letra para el holocausto español en el que los suyos cooperaron de forma activa, cobarde y vergonzosa. Si sobre la tremenda persecución religiosa en España, auténtico hito en la Historia Universal, pasa hoy la Iglesia española como de puntillas (felizmente es Roma quien marca el ritmo de las beatificaciones), nada tiene de particular que el tal Anasagasti mire para otro lado ocultando, de paso, la cobardía de los suyos en aquel terrible drama del que Franco no era precisamente, responsable. Sí eran responsables los de la cuerda de Anasagasti de los crímenes en los barcos prisión “Altuna Mendi” y “Cabo Quilates”, y en las cárceles de Bilbao El Carmelo, La Larrinaga y La Galera. Algunos fusilados con balas explosivas, porque aquellos amigos lejanos de Anasagasti eran muy originales. Para estas víctimas, el hipócrita del bípedo implume con el jopo al bies, ni un recuerdo.