Andadura de perdición

Agustín Castejón Roy

 Me duele en lo más íntimo de mi ser la brutal deriva que va adquiriendo la marea separatista en Cataluña. Se me antoja epidémica y en algunas zonas –Gerona, Lérida, Bergadá, Maresma, etc,- gangrenosas con urgente necesidad de amputación.

            Y siendo este hecho –no opinión- de obvia evidencia, lo realmente sorpresivo es la actitud de bálsamo que la clase política obligada a imposibilitar la ruptura de España, aplica ante la persistente blasfemia… Aquí no pasa nada! Qué vergüenza y que cobardes los permisivos del dislate inanes ante el órdago que cada día expelen estos enanos resentidos, disgregadores y apátridas.

            Tan duro como real, pues basta salir a la calle en una ciudad tan abierta y hermosa como es Barcelona, otrora en expresión del Príncipe de las Letras Españolas –Miguel de Cervantes- “Patria de los afligidos, archivo de la cortesía y situada en lugar de belleza única…” para comprobar el gigantesco proceso de aldeanización al que la han sometido sus fanáticos ediles. No hay una sola rotulación del ente autónomo o municipal en español, empezando por las calles y terminando por el transporte público; incluidos avisos hablados o escritos. Clama al cielo que ocurra lo mismo en los hospitales públicos, desde El Clínico, San Pablo, Valle de Hebrón, Belvitje, hasta el más recóndito Centro de Atención Primaria, y si no lo sabes o la dificultad es entenderlo te abren dos alternativas: aprenderlo o marcharte. Hay que vivir aquí para “saborear” el cerco. Los colegios de enseñanza, parvularios, guarderías, institutos, universidades públicas, oficinas de atención, colegios profesionales, policía local o regional… necesitas de suplicada petición para comunicarse en el idioma común de todos los españoles, EL ESPAÑOL, no la trampa del castellano, argucia generada aquí y extendida allá para eludir lo fonéticamente cercano a lo hispano.

            La radio, las TV autonómicas, locales, gran parte de TV-2 machacan con ahínco la imposición lingüística y para más descaro lo llevan a cabo con el dinero de todos los españoles, incluyendo a los que discrepamos de tan ingrata trágala.

El satánico paciente –actual honorable- ha manifestado recientemente que llevan trescientos años obligados a residir dentro del Estado Español. Ante tamaña estupidez solo me queda invitarle a observar el enorme despliegue de carros de combate imponiendo el idioma, cultura, costumbres e hitos de España por doquier de la geografía catalana. El nacionalismo catalán vivió y vive alimentado por un victimismo y mitos que históricamente no resisten el más liviano análisis. Hoy, aquí, el elenco dirigente nada proclive a reflexionar desempolva nombres de clérigos que antaño ofrecieron en venta a Cataluña –al vecino del norte- por míseros chavos, reponiendo su nombre a una histórica calle y sesgando la excelente nominación a una vía con solera romana; o bien vuelve a ver la luz el grupo escultórico dedicado a un descerebrado galeno que aseguró ver en el cerebro de los catalanes otras neuronas de mayor fuste que las poseídas por los “de fuera”. Tan insólito como cierto puesto quién se niega a razonar es un fanático, el insensato es un idiota y quién no osa pensar cuerdamente un desequilibrado. Estos son los vectores dominantes mayoritarios en la enana y malintencionada clase política catalana. Ningún solo basamento en la otra historia de Cataluña –Marcelo Capdeferro- no en la inventada que convierte en líder separatista a quién se levanta contra una dinastía y lo hace en nombre de España. Esta es la gran mentira de lo “adecuado” aquí como el 11 de septiembre, la fiesta nacional de Cataluña. ¡¡Grandiosa estafa!! Aupada cada año por la parasitaria clase política que conoce la verdad pero come del engaño.

            Tantas décadas nadando en la piscina de la sedición ha llegado a “empapar” de estrella solitaria a más de una generación perdida en el desencanto cuando cruzan a la otra orilla del río íbero. El soberbio dislate de la cultura impuesta les aboca al frustrante ridículo cuando no al precipicio del fracaso; triste fin solo para el pueblo soberano? y sus descendientes, pues los delfines de la impresentable clase política se acrisolan en grandes colegios donde los idiomas universales son preponderantes.

            El suma y sigue de la insensatez camina vertiginosamente hacia la ruina, el despilfarro, la duplicidad cuando no la dación al amiguismo o el robo, ante la inviabilidad que el propio sistema lleva implícito. Ni España, ni los Españoles pueden soportar la losa granítica que representan 17 autonomías; 17 parlamentos; 17 defensores del pueblo; 17 “ministrillos” del interior; 17 maneras de adoctrinar –no educar  ni  formar-; otras   tantas  policías  con   fragrantes  agravios  comparativos al raigambre de veteranos Cuerpos admirados y queridos por las buenas gentes de España; Embajadas de feria para “situar” más amiguitos; alianzas de ajenas civilizaciones; O.N.G donde los fondos públicos recibidos se diluyen en un laberinto de tapaderas que asombra; duplicidades inacabables, desde lo meteorológico a lo educativo con una descoordinación verbenera que desorienta al sufrido ciudadano… Nada de este suculento menú que en treinta años ha dejado España sin aliento debe continuar, urge acabar con tanto desatino como urge el imponer el estricto cumplimiento de la Ley, de las sentencias dictadas por los Tribunales, burladas una y otra vez como la de la Inmersión Lingüística, o la Ley de Banderas flagrantemente incumplida por cientos de municipios que eluden su presencia, al igual que en edificios públicos, organismos oficiales, etc., mientras miran para otro lado los que deberían hacerlas cumplir.

            El españolito de a pié asiste confundido ante este inmenso circo del gasto incontrolado; del cotidiano incumplimiento de la Ley; del incendio alborotado en la calle; de un P.S.O.E. sin más norte que la algarada; de unos sindicatos que silenciosos durante el periodo en que se gestó la ruina actual, ahora, tocan arrebatos y se erigen en padres de la revuelta contra los que pretenden poner un poco de orden ante el desaguisado; corriente aprovechada por los impresentables “anti-sistema” –anarquismo en estado puro- y los separatistas para pisar a fondo el acelerador en una descarada acción de ataque y derribo de todo lo Español en Cataluña, en lugar de clamar por bien de todos: ¡¡Basta!!

            Por favor, clamo por el rescate de nuestra fiesta nacional.

            Hace unas horas el escasamente honorable, Sr. Mas, manifestaba “que España después de la pérdida de sus colonias en el exterior, se “vuelca” con las interiores –versus Cataluña-. Mayor felonía en boca del representante del Estado Español en Cataluña es insostenible.

            Y que pasa en la calle? Pues aquí –salvo los recientes actos vandálicos- es donde realmente nada ocurre. De tiempo inmemorial conviven los idiomas entendidos como herramientas de comunicación y no de enfrentamiento. Se impone el “seny”, la cortesía, orillando radicales posturas y más aún cuando se trata del posible negocio. “La pela sigue siendo la pela”. Adagio inamovible.

            Hago aquí el más que obligado alto pues el S.O.S. del improperio es interminable entendiendo que el botón de muestra expuesto es experimentado y suficiente.

            Necesitamos entrar en la línea de soluciones, al menos de apuntarlas, que evidentemente las hay, lo único que falta es arrojo y patriotismo en determina clase política que se limita a pactar cuando no callar, es decir otorgando.

            El atípico momento económico imperante aquí, como en toda España también es aprovechado por estos fanáticos para arrimar “el ascua a su sardina” sin detenerse a pensar, pero que digo yo!! en la parte de responsabilidad generada por ellos en aquél feto del tripartito. No solamente lo niegan sino que chantajean y amenazan al amedrentado Estado Español con unas pretensiones fuera de toda cordura. Ahora exigen el Pacto Fiscal achacando a España –si no se les otorga- el origen de todos sus males; el referéndum como consulta que sublimice el victimismo pues sin el autogobierno –no del que ya gozan- el utópico que afanan nada podrá resolverse. Esta es la mercancía averiada que venden sin reparar en el crimen secesionista que representa, la gran felonía de rebelarse contra quién les otorgó el cetro. Si no fuera tan nocivo y detestable sería para reírse, aunque es para llorar ante tanta gangrena provocada.

            Desde mi primario punto de vista, para llegar a tiempo es necesario que prioritariamente España, recobre la soberanía de la educación con urgencia, de lo contrario seguirán contaminadas generaciones de niños y jóvenes adoctrinados en la ignorancia, cuando no el odio a España. Tengo nietos en edad escolar, los libros de texto que jamás ojeó la Inspección del Ministerio son de verdadero sonrojo y siguen ahí en letra impresa; tergiversando, falseando el bien hacer de reyes, gobernantes, descubridores y santos que ofrendaron lo mejor de sus vidas para mayor gloria de España.

            Cortar la inmensa sangría que representan los 225.000 funcionarios que nutren el sobredimensionado soporte humano de la Generalidad.

            Cerrar ya! La Delegación en Nueva York, Buenos Aires, París, Londres, Berlín, etc. Donde sólo el alquiler del Rockefeller Center representa 432.000 €uros (datos económicos insertos en la prestigiosa revista “Economía Internacional”) y suma y sigue con el resto. ¡Demencial!

            Emprender, y pronto, la recuperación de cuanto lleva implícito soberanía: Educación, Ciencia, Cultura, Justicia, Exteriores, etc., cediendo a las autonomías –y no a todas- lo referente a fomento. Insisto en que la decisión del Gobierno debe adoptarse con suma urgencia, teniendo siempre presente que el otorgamiento de autoridad sobre cualquier materia, debe otorgarse en función de la responsabilidad que se ha de soportar. Esta regla de oro empresarial se soslaya en el quehacer político y así se envalentona la incompetencia.

            Aportar a los Españoles –todos- una Democracia con mayúsculas, orillando lo actual como lo menos parecido a esta forma limpia de gobierno, verdadera dictadura férrea y cerrada de los Partidos Políticos donde siempre prevalecen intereses sectarios y nunca los de todos cuando su maná sigue saliendo del bolsillo de los españolitos; tema éste que debe cortarse ¡¡ya!! No solamente a los Partidos, pues con Sindicatos Patronales, Fundaciones y demás debe operarse con urgencia este obligado cierre de “grifo” o sopa boba de la que disfrutan elencos de sabáticos.

            Listas abiertas, circunscripciones más pequeñas. Que todo lo parasitario se mantenga con sus propios recursos y no con lo de todos.

            Apartar al mundo de la Justicia de toda injerencia política, único modo de que lo de independiente deje de ser un mote, logrando la ejemplar meta de la imparcialidad y que la separación de poderes fuera real, no el simulacro actual.

            Conjunto de medidas tendentes a recuperar las sesiones que jamás debieron hacerse y con novación obligada de la vigente Constitución, borrando de su texto todo lo calificable de bodrio y a la vista de donde nos ha llevado. Lo harán?.

            Si se vencen los manejos segregacionistas aupados –aquí- por sectores radicales, no solamente del universo político, sino de la Iglesia que se define como catalana –no universal- gran parte de su Jerarquía animando en esta corriente a un laicado que pregona el aciago lema de que “Cataluña no es España”; y al que instituciones como el Omniun Cultural, Club de Fútbol Barcelona, Palau de la Música y otros, acogen y fomentan con fondos y entusiasmo, ha de ser penoso, largo pero factible.

Sin prisas pero sin pausas, a través de pasos inteligentes, con una honesta, severa y estricta hoja de ruta que desemboque en el entendimiento fraterno de hombres y tierras de España, aboliendo con generosa pedagogía el camino mortífero del enfrentamiento.

Como hombre de firmes convicciones y crudas realidades, tengo mis severas dudas de si llegaré a gozarlo; si no es así, que al menos las próximas generaciones –ahora me refiero a las catalanas- sientan el íntimo orgullo de su catalanidad en armonía con el honor de ser españoles.

Quién esto escribe, catalán de adopción con sesenta y dos años de residencia en Barcelona, desea fervientemente, por loa de Cataluña y España, que esta noble aspiración nos venga otorgada por la gracia de Dios y nos haga de mediadora nuestra Santísima Virgen de Montserrat, Princesa de los Catalanes y Estrella de Oriente de su amante pueblo Español, entrelazada en la más hermosa sardana, jamás bailada. Entonces, y sólo entonces, habremos abandonado el perverso camino de perdición iniciado hace 37 años.

 

 


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