Aquilino Duque, la luz del sur, ilumina ahora las estrellas, por Carlos Ruíz Miguel

 

Carlos Ruíz Miguel

Periodista Digital

 

Hoy, 18 de septiembre, día de San Océano de Nicomedia ha pasado de este mundo al otro el maestro Aquilino Duque Gimeno, un hombre culto, lúcido y bondadoso. Todo hombre al fallecer deja un hueco en sus familiares y amigos, pero sólo algunos dejan un hueco en la patria. Quiero hacer una breve semblanza de uno de nuestros pensadores imprescindibles y, sin embargo, marginado, para desgracia de todos https://t.me/desdelatlantico

 

I. AQUILINO DUQUE, POETA, NOVELISTA Y ENSAYISTA

La producción de Aquilino Duque es extensísima y basta una visita a la página de «Dialnet» para comprobarlo.

Aquilino Duque, nacido en Sevilla el 5 de enero de 1931, fue un escritor que cultivó casi todos los géneros, quizá con excepción del teatro (no me constan obras suyas en este arte). Creo que él se consideraba, ante todo, como poeta aunque sus mayores reconocimientos fueron, primero, como novelista y, luego, como ensayista.

 

Allá por 1977, la Editora Nacional publicó Los cuatro puntos cardinales, con su obra poética completa hasta entonces. Luego, por supuesto, siguió componiendo poesía pero desconozco si ha sido reunida en una obra completa.

También cultivó con éxito la novela desde una perspectiva clásica. En este terreno publicó, entre otros títulos, Operación Marabú (1966), El mono azul (1973), Los consulados del más allá (1975), Los agujeros negros (1978), La luz de Estoril (1989), … Por El mono azul fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura en 1974.

En la segunda mitad de su vida se dedicó, especialmente, al ensayo, con una lucidez profética que merece una consideración aparte.

 

II. LAS REFLEXIONES SOCIO-POLÍTICAS DE AQUILINO DUQUE

Desconozco si antes publicó algún otro libro de ensayos, pero me parece que es en 1984 (ya con 53 años) cuando empieza a publicar libros de reflexión sobre el mundo actual que le rodeaba: Andalucía, España, Occidente.

En 1984 publicó dos obras, La España imaginaria, una obra centrada mayormente en la crítica a la deriva que tomaba España y El suicidio de la modernidad obra profética de asombrosa vigencia donde su pensamiento ondea sobre sobre la decadencia de la civilización occidental.

Cinco años después dio a la imprenta Andalucía crítica (1989) reuniendo varias reflexiones sobre su amada Andalucía.

Poco después publicó otro libro de deslumbrante lucidez, reuniendo diversos ensayos críticos sobre la situación política de España y de Europa, con un título que hoy resulta premonitorio: El cansancio de ser libres (1992).

A los tres años de este título apareció otro libro breve con tres sustanciosos ensayos, Plaza partida (1995) y tiempo después, bastante antes del inicio «oficial» del prusés separatista catalanista se editó su Cataluña crítica (1999).

Duque cometió el imperdonable «delito» de decir que Franco había traído prosperidad a España, razón por la cual el diario El País alentó una campaña contra él con el título «Elogio del fascismo en un libro de la Universidad de Sevilla» que llevó a que la Universidad de Sevilla retirara el libro de ensayos Crónicas extravagantes que editó en 1996 y que, por cierto, fue reeditado después por la editorial Encuentro en 2008.

 

III. SEMBLANZA DEL HOMBRE

 

Tuve la suerte de conocer y tratar en persona a Aquilino Duque en algunas ocasiones siendo su huésped en su casa de Viñamarina. La última vez que nos vimos en persona fue para homenajear a otro maestro, Vintila Horia, en la Universidad de Alcalá de Henares.

Lo poco que pude tratarle fue suficiente para poder conocer las virtudes que atesoraba: un hombre trabajador, culto y lúcido, pero modesto y bondadoso. Sin envidia y sin resentimiento, feliz, a pesar de las persecuciones y los perseguidores. Afortunado en su familia y querido. Y, lo más importante, un patriota y un creyente. Nos deja en la Tierra, pero le tendremos ayudando en el cielo.


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