“Von Thíes”
Xavier Trías, Alcalde de Barcelona, que es uno de los más elevados “sueldos” en la Administración española (el saco del que sale su sueldo es el mismo para todos, porque es el saco español), ha decidió quitar el nombre de la calle “Ejército Español”, que es donde se encuentra el cuartel del Bruch, instalación sobre la que ya ha puesto sus avariciosos ojos predecesores “burgomaestres”. Como ahora están de dura moda los alemanes, definamos los cargos al germánico modo.
Creemos que como símbolo de este cambio de nombres, debería quitarse la estatua del “Tambor del Bruch” que hay frente a la fachada principal de este cuartel que está condenado a dejar de serlo, aquel mozo que anunciaba a los franceses la llegada de un inexistente ejército que iba a echar una mano a los somatenes. Pues si ahora se quieren eliminar nombres y circunstancias militares de Barcelona, se podría quitar a este simpático tamborilero para ser sustituido por el glorioso “caganer”.
En Barcelona hubo bastantes acuartelamientos durante la 2ª república. El Parque y Maestranza de Artillería (hermosa denominación, hoy obsoleta) estuvo en el lugar que hoy ocupa el Museo Marítimo; en el barrio de San Andrés y en la avenida de Icaria estaban loa artilleros; los infantes en la calle Wellington, los de Caballería en las de Tarragona y Lepanto; Ingenieros en la carretera de Castelldefels, etc, etc. Durante la Dictadura de Primo de Rivera, se construyeron muchos pabellones y casas militares. Barcelona era una ciudad acostumbrada a la presencia militar que daba además mucha vida a los barrios donde se ubicaban sus acuartelamientos. Y nos estamos refiriendo sólo a Barcelona, otro día nos ocuparemos del resto de Cataluña.
De aquellos cuarteles salieron las tropas sublevadas en julio de 1936, que serían aniquiladas en una brutal lucha callejera. A partir de entonces los cuarteles empezaron a sufrir un cambio de denominación. Todos ellos llevarían nombres de recia denominación “catalana”, como el del Bruch que se llamaría “Bakunin”, el de la calle Tarragona, donde mandaba el POUM, se llamaba cuartel de “Lenin”; el de Infantería de la calle Wellington, era el cuartel de “Carlos Marx” (que tiene hoy su correspondiente calle en Barcelona). Y había un antiguo seminario jesuita en el barrio de Sarriá convertido en cuartel comunista, que llevaba el racial nombre de “Vorochilov”, etc, etc. Todos menos uno, el cuartel Fermín Salvochea y Álvarez,un histórico anarquista de finales del siglo XIX, que para mayor inri era de Cádiz…
Después de la guerra, el barrio de San Andrés siguió siendo artillero. Cuando se cambiaba de destino, sólo había que cruzar la acera. En unos de esos Regimientos, el 72 antiaéreo, hacían una “mili” casi simulada, los jugadores del Barça, para que el equipo “blaugrana” no sufriera a la hora de alinear cada semana a los mejores. Órdenes superiores. De eso pueden hablar Sadurní, Rexach o Reina, por citar nombres conocidos. Los jugadores de baloncesto del Juventud de Badalona lo hacían en la Batería de Mongat, perteneciente al Regimiento de Costa nº 7, y pese a ser tan altos, no se les veía apenas por la Batería pues las órdenes superiores también les protegían. Cuando le tocó hacer la “mili” a Manuel Orantes, se construyó en San Clemente de Sasebas una pista de tenis para que este recluta no perdiera forma física durante el brevísimo período que le correspondía de servicio a la Patria. Y durante años Barcelona seguía teniendo regimientos de Infantería, Ingenieros, Caballería…, y hasta consiguió uno de los mejores museos militares de España, el del Castillo de Montjuich.
Poco a poco, que fue pasando de mucho a mucho, esos acuartelamientos han ido desapareciendo hasta quedar sólo el del Bruch; el Museo Militar ha sido eliminado de forma vergonzosa para los que permitieron su agonía; los uniformes han desaparecido de sus calles; se ha cambiado la denominación de la Residencia de Estudiantes porque molestaba a la Rahola. Con motivo de un desfile de las Fuerzas Armadas que esa vez le “tocaba” a Barcelona, el ministro Trillo no se atrevió a hacer el desfile más que en una zona restringida, no fuera a molestar. Después ni eso… Y ahora corren peligro de desaparecer las denominaciones del Paseo “Joan de Borbò”, la plaza de “Joan Carles I” o la calle “Príncipe de Asturias”.
No parece que Rajoy, a quien le revientan los desfiles, vaya a cambiar nada. Bueno, por de pronto ya se ha suprimido el desfile de las Fuerzas Armadas. Habrá pensado que no sólo se van a ahorrar gastos, también se van a ahorrar las pitadas, que esta vez no serían dedicadas al miserable predecesor, sino a él y, muy posiblemente, a alguna instancia superior…
Reducido el Ejército, domeñados sus mandos (el que se mueve no sale en la foto, ni en la de carnet), cuando gane las próximas elecciones el próximo e imparable nuevo Frente Popular, aquí no va a haber nada ni nadie para cerrarles el paso, como se les cerró en julio de 1936, porque hasta el rey sufrirá las consecuencias y se verá obligado a sacar el billete para Cartagena.
¿Exageramos? ¿Qué puede pasar en España cuando gobierne un depauperado PSOE, apuntalado por toda la izquierda más feroz y por los nacionalistas y separatistas más despendolados? ¿Qué ha hecho el PP para detener esa quiebra de España cuando tenía la mayoría absoluta en el Congreso?
Habrá que decirle a Dios: Señor, echa una mano, es Tu turno.