¡Tu carrito está actualmente vacío!
Puedes consultar la información de privacidad y tratamiento de datos aquí:
- POLÍTICA DE PROTECCIÓN DE DATOS
- SUS DATOS SON SEGUROS
El pacto de odio contra España es la urdimbre del gobierno de Pedro Sánchez, cuyas últimas claudicaciones ante el separatismo catalán nos llevan mansamente, pues humillados en la pereza buscamos el olvido de lo que fuimos, hacia el cantonalismo de la I República sin que nadie, más allá de la necia fatuidad de la retórica parlamentaria, vaya a hacer nada para evitarlo ni hoy ni mañana. Nada, nadie, por cierta que vaya a ser (¿) la mudanza gubernamental que avizoran los chamanes demoscópicos y los gurús electorales, le va a arrebatar a los separatistas catalanes el botín de independencia que el cobrador de la barretina ya le ha cobrado a Pedro Sánchez por prorrogarle el pase pernocta de la Moncloa.
Las últimas dádivas otorgadas al separatismo catalán por este hijo putativo de Negrín y de Largo Caballero hubieran hecho cabalgar de nuevo al General Pavía, pues todo lo que en la última entrega de su felonía y su vileza les ha regalado no es que sea anticonstitucional, que lo es también, es sobre todo una traición obscena, impúdica, agravada por la ausente reacción del pueblo español que contempla impertérrito cómo se le engaña y se le saquea a mayor gloria de la egolatría presidencial del mayor traidor que ha habido en España desde que Roma se negó a pagarles su felonía a los asesinos de Viriato.
Pedid y se os dará, a cambio de que no me despojéis del Poder. Sea, pues: control de fronteras, de puertos y aeropuertos, control de la inmigración, reducción de la Guardia Civil y de la Policía Nacional a la inoperancia y al destierro por ausencia de funciones, incremento cuantitativo y cualitativo de los Mozos de Escuadra, esa policía de opereta cuya incompetencia no va más allá del campanario de la aldea catalana, condonación de la deuda acumulada por el delirio separatista… y suma y sigue hasta la próxima visita del cobrador de la barretina, que ya le ha hecho saber que los pensionistas catalanes deben cobrar más que el resto de los pensionistas españoles; lo cual es perfectamente razonable con arreglo a la lógica de la codicia separatista: si un mozo de escuadra cobra más, con menos competencias, que un guardia civil y que un policía nacional ¿por qué un jubilado catalán no va a cobrar más que un pensionista extremeño?
Esa es la independencia que quieren, la de facto, la de iure no porque entonces la putaEspaña (como los separatistas la llaman) dejaría de pagarles la Seguridad Social, las pensiones, las infraestructuras y la deuda. Y Pedro Sánchez, que para los separatistas es un españolista irredento, no lo va a consentir. Hoy el “Viva Cartagena” se grita con entusiasmo en el Cantón de Cataluña, aunque sea un exabrupto charnego.