Carta de José Antonio Girón de Velasco

  
 
JFT    
 
 
   Es conveniente que al leer la carta que en parte transcribimos, se tenga en todo momento en cuenta la fecha en que se escribió: abril de 1978. Porque viene a confirmar lo que hemos dicho en muchas ocasiones, que la maniobra para deshacer a España se inició, no con Rodríguez Zapatero, sino casi desde el mismo momento de la muerte de Franco y de la subida al trono de Juan Carlos de Borbón.  
 
   Carta manuscrita con letra firme, hermosa y clara de don José Antonio Girón de Velasco que nos escribiría unos meses antes del Día de Inocentes en el que salió a la luz la última Constitución del siglo XX. Era una respuesta a la nuestra en la que nos quejábamos de la programada desaparición de la OJE.
   
   Transcribimos la carta, insistiendo en considerar la fecha en que se escribió: abril de 1978. 
 
José Antonio Girón de Velasco
Madrid 10-IV-1978  
 
Sr. D. Jesús Flores Thíes  
 
Estimado amigo:                           
 
   He leído su carta con la atención y la emoción que merece. Y comprendo su estado de ánimo ante un hecho tan lamentable como la desaparición de la OJE que, a nivel juvenil, era el último reducto de la España serena y resuelta que heredaron los políticos de la transición. En unos momentos históricos en los que prevalece con todas sus consecuencias la antiespaña marxista y separatista o masónica, la cancelación del quehacer de la OJE resulta casi natural: ¡Nunca, ni en el treinta y seis, ha vivido la Patria un trance tan grave! La desaparición de España está programada y va ejecutándose ante la impotencia de los buenos españoles y la insólita pasividad de las instituciones a cuya tutela estaba confiada la existencia de España como Nación.     
 
   Esa es la escueta realidad del momento que vivimos. Pero, amigo mío, la historia la hacen y la escriben los hombres y si unos hombres se han entregado a la traición y se han echado en los brazos del enemigo secular de la Patria, otros, todos, mejor dicho, estamos obligados a hacer cara al enemigo y a sacar a la Patria del atolladero. Esto, por otra parte, no es nuevo en la vida de nuestro pueblo. Frente a la verdad “oficial” siempre estuvo la verdad de los Patriotas, y frente a la entrega sin condiciones del elemento oficial de turno estuvo el coraje de los buenos españoles. Yo creo en España y confío en ella, y confío en que la generosidad de los españoles se imponga sobre los egoísmos humanos. Desde luego no podemos tolerar que España muera por decreto. Y, naturalmente, no lo toleraremos. En cuanto al problema de la Organización Juvenil Española, creo que puede tener solución. Los cuadros técnicos existen: son los oficiales instructores, cuya peripecia humana resulta emocionante, y existen los sectores juveniles que nutrían sus filas. Creo, por ejemplo, que la solución a la existencia futura de la OJE podría estar determinada por un convenio de todos los grupos y partidos nacionales (Falange Española, Comunión Tradicionalista, Fuerza Nueva, Confederación Nacional de Combatientes, etc.) mediante el cual se creara un Consejo para la Juventud que reclamase y mantuviera aquellas instalaciones a que usted aludía o creara, a nivel provincial, las necesarias para el mantenimiento de la Organización. Esto hasta podría ser un nexo para el entendimiento de los grupos citados, cada vez más necesitados de un sentido de la unidad y la acción comunes. Por otra parte, el diario “El Alcázar”, cuyos servicios a España en esta hora son evidentemente meritorios, ha lanzado – y creo que con bastante éxito – la idea de crear una Asociación Nacional que contará, también, con una Organización Juvenil. No sé con exactitud qué es lo que podemos hacer, lo que sí le aseguro es que estas ideas que le expongo, al hilo de su carta, las hará llegar a los dirigentes de esos grupos políticos y al Director de “El Alcázar” para ver si entre todos salvamos esa gran parcela, ¡tan importante en estos momentos!     
 
   Creo que nada más he de decirle, salvo que, hace mucho tiempo, renuncié a cualquier dorado retiro y que creo, como usted, que ni se puede perder el tiempo – ya hemos perdido bastante – ni se puede abandonar a España a una suerte que no merece.     
 
   Confiemos también en la ayuda de Dios.                             
 
   Le saluda afectuosamente,                             
 
José A. Girón
(Firmado).
 
   P.S. Por querer contestarle personalmente he retrasado mi propósito. Mejor: así le proporciono una sorpresa.
 
 
 
 
 

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