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General de División Rafael Dávila Álvarez (R.)
Lo
decía con frecuencia Paco Rabal, comunista, pero agradecido y honrado con
su forma peculiar de entender la vida, sin adoctrinar a nadie ni pretender ser
ejemplo para nadie. Los ‹‹franquistas›› de ahora, los del puño cerrado y
bien cerrado, se muestran ejemplares, son ejemplares únicos para el odio y el
enfrentamiento. Me entenderán ustedes.
No
se equivoquen. No se trata de Franco ni de su tumba, ni del Valle
de los Caídos, ni de la Ley de Memoria Histórica. Buscan otra cosa. Desde
el radicalismo quieren el río revuelto donde pescar votos para su programa
consistente en mantener a España siempre en trance de desaparecer. Para
ello nada mejor que el enfrentamiento que ya provocaron en su día y perdieron.
Tampoco quieren ganar, lo que supone una responsabilidad inasumible para su
ignorancia, solo provocar porque en el enfrentamiento radical recogen cosechas.
Fueron
las calles, los nombres, los curas, la Iglesia con la excusa del Concordato,
los militares, el Ejército introduciendo leyes de adoctrinamiento y supresión
del espíritu de sus Reales Ordenanzas, la Enseñanza con educación
ideológica desde niños a mayores. Falta la Jefatura del Estado. Lo
han intentado sin éxito, pero todo llegará. No dejan títere con cabeza…
para luego meter la mano. Ahora son las tumbas, los muertos. A los cobardes
siempre les ha gustado especialmente enfrentarse a los muertos. No hay mayor
cobarde que aquel que ataca sabiendo que no va a tener respuesta. Estamos sin
respuesta.
Les
aseguro que si yo fuese la familia de Franco retiraría en silencio
sus restos y me los llevaría a la intimidad familiar. No consentiría que
jugasen con mis muertos en un bochornoso mercadeo de facinerosos. No vislumbro
el futuro como profeta, pero hay suficientes señales de la acción de unos y la
inacción de otros como para darse cuenta de que seguimos anclados en un ayer de
enfrentamiento. Algo de lo que no participa la sociedad, se lo imponen, aunque
se está sembrando y abonando. Surgirá en los brotes tiernos que nazcan en
próximas primaveras.
No
han encontrado mejor fuente de votos, unos, y mejor forma de vivir, bien,
otros, que la figura de Franco. Herederos del guerracivilismo tenemos
que estar un día sí y otro también echándonos en cara el pasado en lugar de construir
para el futuro. Atónitos ante la situación nadie clama ante los corruptos,
ladrones e independentistas. Nadie da un paso ante la verdadera preocupación
que nos asola. No es solo esa corrupción institucionalizada y que parecía
imposible hasta que se inició con el escándalo del Director General de la
Guardia Civil que se llevaba hasta lo de los huérfanos.
Ahora
quieren tapar sus vergüenzas y enfrentamientos internos con el Valle de los
Caídos. El Frente Popular vuelve a hacerse fuerte con lo único que
saben hacer: hablar de Franco, del pasado y regresar al enfrentamiento.
Pero
no nos equivoquemos y vayamos al objetivo final. Está a la vista, pero no lo
vemos. Está en Cataluña, golpe de Estado en marcha, y en la crisis
de valores de la gran mayoría del espectro político. Está en esa nación de
naciones, en esa discutida y discutible nación, está en las instituciones
asaltadas por las franquicias terroristas, está en donde se empieza a romper
España. Está en el flagrante incumplimiento de la Constitución. Pero está
sobre todo en una sociedad adormecida que cree que la libertad es que los
representantes a los que han votado hagan lo que les dé la gana. A río revuelto
siempre ganan los que algo ocultan.
Se
han inventado una historia con la que el nombre de Franco les ha hecho ricos,
les ha dado votos y les ha permitido hacer brillantes carreras políticas. El
constante reclamo y recuerdo de su figura lo han utilizado para el
enfrentamiento. Ya va siendo hora de que aprendan a andar solitos por la vida y
a solucionar y solucionarse los problemas sin acudir a Franco, del que por
cierto, por lo que se ve, dicen y hacen, nada saben y nada han aprendido.
Anclados en el pasado no evolucionan.
‹‹Contra
Franco vivíamos mejor››.
Ahora
las cosas han cambiado. Por la acción de unos y la inacción de otros.
De aquella
ingeniosa frase han pasado a ‹‹Sin Franco no podemos vivir››. Eso sí que es ser
‹‹franquista››, como ellos dicen.
Los
que pretenden mandar sobre vivos… y muertos son los peores dictadores. Nos
queda por ver quién es el primero que se atreve a remover la tierra con el
azadón.
Saben
lo que hacen, los que lo hacen y los que nada hacen. Por sus obras los
conoceréis.
por